El Turismo lo gobierna Més. Ya saben, los nacionalistas, ecologistas, izquierdistas y unas cuantas cosas más que han formado gobierno con el PSIB de Francina Armengol, la presidenta, para más señas. Pues bien, como el Turismo lo gobierna Més, este año el archipiélago balear tiene una isla "més". Ahora son cinco. A saber: Mallorca, Menorca, Eivissa, Formentera y Murcia. Leen bien, Murcia, una isla peninsular que ocupa parte del pabellón balear.

¿Por qué? Pues por imposición de Turespaña, organismo dependiente del Ministerio de Turismo, que desde hace años da cobijo en la World Travel Market londinense a Balears y sus constantes recortes presupuestarios en Turismo, con ecotasa y sin ella. Resulta que para los amigos de Turespaña y su visión madrileña del mundo, Murcia y las islas son cosa parecida. Partes de un todo.Al fin y al cabo, tanto en las islas como en tierras murcianas hay sol, hay playas, la gente es bien simpática y en ambos lugares llegan a tener un acento difícil de entender para un castizo gestor capitalino. Que en un caso el idioma sea castellano a la murciana y en otro catalán a la mallorquina es lo de menos. Así que Murcia es la quinta isla, para disgusto del Govern con una isla más a cargo de Més. Tanto disgusto que el vicepresidente turístico, Biel Barceló, se está pensando seriamente usar los más de 200.000 euros que cuesta el stand (Canarias gasta 900.000) en buscar alternativas sin Turespaña y sus desplantes. Cuenta Barceló que la gestión que más tiempo les ha robado para montar el stand ha sido para intentar que Murcia tuviera un espacio diferenciado fuera de Balears. A los murcianos no les importaba, pero Turespaña no hizo caso ni a las insistentes peticiones en ese sentido de la directora general de Turismo, Pilar Carbonell, ni a la buena disposición murciana, con lo que tomaron sobre la cuestión murciana una decisión marciana. E incontestable.

Un stand cada vez más triste

Pero hay que decirlo todo. Murcia es la quinta isla, aunque solo para desgracia de los murcianos. No es que Balears no esté bien, es que en la feria de Londres las Balears parecen todo menos el paraíso que son. Cada año lucen peor. El pasado había un montón de pantallas, capricho del equipo turístico de Bauzá. Ahora parece que las pantallas son una castaña, que dan fallos y no funcionan, como leyeron aquí cien veces en su día, pero luego les hablamos de qué ha pasado con las pantallas. Íbamos por el stand, que es peor que feo: es aburrido. Anodino.

Más triste que un hotelero cobrando ecotasas. Las paredes están tan blancas que el de Balears parece el pabellón del Real Madrid. Solo falta una foto del Son Espases de Florentino Pérez para apuntalar la idea.

Lo más rumboso del lugar son las dos bicis de carreras por las que pedalea el turismo balear. Vale 5.000 euros cada una, y están montadas sobre un simulador y frente a unas pantallas en las que los ciclistas pueden sentirse (un poco) como si recorrieran las islas a pedales. Hay siete rutas diseñadas. Ninguna pasa por Murcia. Para llegar a la quinta isla hay que bajarse de la bici y dar exactamente ocho pasos.

Adiós a los lujos de Bauzá

Muchos más de ocho pasos dan los políticos del nuevo Govern. Ayer les contábamos que habían decidido alojarse en el mismo hotel de lujo que Bauzá, el White House de Meliá. Hoy les damos algún detalle más. Primero: es de lujo, pero una de las opciones más baratas, excusan en el Govern, en el que aclaran que Londres está estos días a precio de palacete, solo que sin Matas, aunque igualmente pagado por todos. Segundo: se nota un cambio político, sobre todo en detalles de esos que marcan más una diferencia de talante que de coste. Por ejemplo, el presidente Bauzá esperaba el avión en la Sala VIP del aeropuerto. El vicepresidente Barceló se sienta en la puerta de embarque con el resto de los mortales, aún a riesgo de acabar escuchándolos. A Bauzá le esperaba en el aeropuerto un chófer que le llevaba al hotel. Los nuevos se mueven desde el aeropuerto en metro, aunque solo sea porque es más rápido el tren que cualquier coche. Y algo parecido se puede decir del alcalde de Palma este año, José Hila, que viaja solo con el director de la Fundación 365, el perenne Pedro Homar, nombrado por el PP y perpetuado por PSIB, Més y Podemos. Otro cambio: los colores no lo son todo. Al fin y al cabo, mande quien mande, todos duermen al calor de Meliá.

Meliá y nueve compañías presentan un plan para acabar de revolucionar Magaluf

Y hablando de Meliá y los lujos, ayer la familia Escarrer asistió puntual a su cita con el protagonismo en Londres. No fallan. Cada año se cuelan en las agendas de todos durante la semana con más compromisos del año. Esta vez además lo hacen con razón. Ayer, su mejor hotel en la City (y quizá en el mundo), el ME London, acogió la puesta de largo de un proyecto que involucra a diez marcas líderes en el ocio y el turismo mallorquín. ¿Qué planean? Pues darle continuidad durante los próximos cinco años a la revolución emprendida por Meliá en Magaluf , para convertir el paraíso hooligan en un paraíso para grandes fortunas. Hasta ahora, los Escarrer habían comprometido con la zona 190 millones en inversiones en once hoteles, la mayoría ya ejecutadas. Ahora el plan involucra a empresas como Viva Hotels, Cursach, Nikki Beach, Katmandú, Mallorca Rocks, BH Mallorca, la empresa de atracciones y espectáculos Globo Balear Entertainment Group, Fergus Hotels o el Zhero Group y la compañía de parques de atracciones Aspro Ocio. Todos estaban ayer en el ME, acompañados por políticos como el vicepresidente Barceló o Miquel Ensenyat. Armengol no pudo llegar a tiempo a Londres debido a la niebla que canceló ayer decenas de vuelos. Tuvo un retraso de 7 horas en Palma. Los que sí estuvieron asistieron a un evento para recordar: empresarios que hace solo dos años andaban a la gresca, ahora se unen para posicionar Calviá y Magaluf como un destino para nueve meses al año, en el que el deporte, las vacaciones familiares y la calidad hagan olvidar fenómenos tan publicitados en el Reino Unido como el "balconing" o el escándalo de las felaciones en serie. "Estamos todos firmemente comprometidos con la transformación de Magaluf en un destino de calidad y con una clientela más diversificada", aseguraba Gabriel Escarrer, ante dos centenares de invitados, que le escucharon repetir cómo las inversiones realizadas hasta ahora han permitido elevar un 65% la rentabilidad hotelera de los Meliá de la zona. Por algo son los baleares más ricos de la lista Forbes.

Las pantallas 'fundidas'

Y falta hablar del "chalet sin muebles", que es como llama la directora de Turismo del Govern el proyecto de pantallas táctiles de sus predecesores. Resulta que no funcionan, aunque si leen este diario lo saben desde casi antes de que las instalaran. El problema es que la información que tiene el "escaparate virtual" llega de los ayuntamientos y está sembrada de incorrecciones, desde fotos que no valen ni para empeorar las paredes del stand, a datos erróneos y fallos de traducción (con lo que importan las traducciones en estos tiempos de impuestos turísticos y desgravaciones al catalán en el IRPF). Así que en el Govern van a procesar toda la información, "muy valiosa", según el gerente de la ATB, para después intentar usarla. Para eso hace falta pasta, claro, que el invento era caro. "Lo más caro es la plataforma tecnológica que hay detrás", dice la directora Carbonell. "Nos hemos comprado un chalet bonito, pero no hay muebles dentro", ilustra. Y encima no hay parné para amueblar, menos ahora que el Govern del impuesto turístico ha recortado el presupuesto de Turismo. Hay una isla Més, pero el turismo es menos.