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Construcción

Las demoras de permisos de obra ralentizan las reformas hoteleras

Los constructores denuncian que los retrasos de la Administración les obligan a intensificar el ritmo de trabajo para terminar los proyectos a tiempo - Alertan de que se eleva el riesgo de accidentes laborales

Imagen de archivo de la reforma de un establecimiento hotelero. Guillem Bosch

­Muchas de las obras previstas para la reforma de hoteles deberían iniciarse durante este mes de noviembre, pero las demoras en los trámites para conseguir la correspondiente autorización van a obligar a las empresas constructoras a exigir un sobreesfuerzo a sus trabajadores para concluir los trabajos antes de que comience la próxima temporada turística, según denuncian algunas de las empresas de este sector y se respalda desde su patronal, con una advertencia adicional: estos fuertes ritmos laborales elevan el riesgo de que se registre un accidente.

El sector se enfrenta a dos datos contrapuestos respecto a las citadas reformas turísticas, y muy especialmente en el caso de las hoteleras. El primero es que se detecta que los proyectos que se van a poner en marcha durante este invierno volverán a ser muy numerosos, lo que supone un plus de actividad para un colectivo que ha sufrido los golpes más duros durante la crisis económica. Pero tal y como reconoce un empresario balear de este sector, el problema es que “sigue habiendo mucha más gente que quiere hacerse con estos trabajos que proyectos a ejecutar”.

Y aquí viene el dato negativo: ante la elevada competencia existente entre constructoras, los precios que los hoteleros están dispuestos a pagar son muy bajos, y dejan un margen de beneficio muy limitado.

Este segundo factor tiene una influencia considerable en uno de los aspectos que más preocupan a los constructores: los plazos en los que deben comprometerse a realizar las reformas. La cuestión radica en que estas obras se inician una vez completada la temporada alta, lo que supone que se planifican en muchos casos para ponerse en marcha a partir de noviembre. Y la fecha de conclusión es inamovible, ya que el hotel debe abrir al inicio de la siguiente temporada (suele coincidir con los meses de abril y mayo) para no ser penalizado por los tour operadores con los que ya tiene sus plazas comprometidas.

El problema, según se apunta desde el sector de la construcción, es que el retraso en la tramitación de las licencias (en algunas ocasiones el fallo es también del hotelero, por no tener el proyecto lo suficientemente definido a tiempo) hace que estas obras comiencen con semanas de retraso, lo que obliga a acelerar el ritmo con que se tiene que trabajar para cumplir los plazos previstos, elevando así el riesgo de que se registre un accidente, según apunta el director de la asociación balear de constructores, Manuel Gómez, que lamenta el absurdo que supone que en ocasiones se tarde más en completar esos tramites que en ejecutar las obras de reforma del hotel. Esta denuncia es respaldada por la secretaria general de UGT-Construcción, Sonia Saavedra, la cual se suma a la exigencia de que las Administraciones sean conscientes del problema que sus demoras generan en esta materia.

En este punto, el malestar empresarial y sindical corren paralelos. Un empresario del sector confirma que para poder acabar en plazo estas reformas en ocasiones anteriores se ha tenido que hacer trabajar a sus empleados en sábados, domingos e incluso durante las fechas navideñas, con el sobrecoste que eso supone. Esos ritmos, según se coincide con los sindicatos, distan mucho de ser los adecuados.

Volumen de trabajo y precios

La presidenta ejecutiva de la federación hotelera de Mallorca, Inma de Benito, destacaba recientemente el impulso que están registrando las actuaciones para mejorar la planta de alojamiento, con 180 proyectos turísticos y una inversión de 300 millones de euros prevista para 2016, junto a una estimación de que la tendencia positiva se va a mantener en 2017.

Este hecho se valora desde el sector de la construcción, pero se lamentan también los bajos precios que se quieren pagar por las obras, hasta el punto de que en algunos casos es el hotelero el que opta por aportar el material y limita la labor del constructor a poner la mano de obra.

Pero el hecho de fijar un margen de beneficio tan estrecho hace que para muchas empresas resulte muy complejo poder cubrir los sobrecostes que generan las horas extras necesarias para hacer frente a las demoras generadas por la lentitud en la concesión de las licencias por parte de la Administración.

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