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Entrevista

Patricia Gómez: "Hay que considerar la salud como inversión y dejar de verla como un coste asociado al déficit"

La consellera de Salud analiza el presente y el futuro de su gestión

Patricia Gómez, en su despacho en la Conselleria de Salud durante esta entrevista. Manu Mielniezuk

-En los cien primeros días del Govern de Armengol ha sido la consellera que más ha estado en el ojo del huracán. ¿En algún momento se ha planteado dimitir?

-No. Lo que sí he notado en algún momento es mucha presión, pero sobre todo por la responsabilidad. La suerte es que casi todos los que formamos el equipo de Salud venimos del mundo sanitario y tenemos bastante claro hacia donde ir.

-¿Qué piensa cuando se denomina a su departamento la conselleria matrimonial?

-Yo creo que a la población le importan los resultados y para eso lo relevante es la preparación que tenemos. Todos los que estamos en la Conselleria tenemos mucha experiencia en gestión sanitaria. Tanto mi pareja como yo somos profesionales de la sanidad y en distintos momentos hemos gestionado distintos ámbitos. Esa trayectoria de formación y experiencia ha sido previa a nuestra relación como pareja, que empezó en su momento y que ojalá dure mucho tiempo, aunque nunca se sabe.

-El Parlament aprobó instar al Govern a destituir a Fuster como director del IB-Salut, al considerar que se trata de nepotismo.

-El nepotismo es cuando pones a un familiar sin que tenga ninguna preparación, no cuando se trata de personas cualificadas que ya han demostrado experiencia en determinados cargos. Juli Fuster fue director general del Servei de Salut con buenos resultados en un momento muy complejo, con el traspaso de competencias. Cuando llegamos a este Govern nos dimos cuenta de la cantidad de proyectos paralizados en estos últimos cuatro años. En esta situación es importante la experiencia, que en el caso de Fuster y en el mío es anterior a nuestra relación como pareja. En el mundo profesional a nadie le sorprendió.

-Entiendo que no se ha planteado en ningún momento cumplir con el mandato parlamentario.

-Mi experiencia parlamentaria ha empezado ahora. Es cierto que tengo un perfil más técnico o gestor que político. Dicho esto, habría que analizar el momento en el que se votó a favor de ese mandato. Hace poco el PP presentó una moción para que se refrendara ese acuerdo y se votó en contra.

-Supongo que se refiere a Podemos, que apoyó la iniciativa del PP en un contexto de enfrentamiento con el Govern por distintos nombramientos del PSOE.

-Sí. De todas formas yo no voy a entrar en comparaciones, pero cuando algunos en el Parlament me preguntan por determinados nombramientos, me dan ganas de sacarle los colores a más de uno.

-¿Se refiere al PP, cuya portavoz, Marga Prohens, dijo esta semana que las decisiones en Salud pasan por la sala de estar de usted y Fuster?

-Vi que lo ponía en un tuit y solo tuvo dos retuits. Parece que no ha tenido mucho éxito. Mire, a lo mejor los dos acuerdos sindicales por unanimidad, también. Es muy poco frecuente que haya acuerdos por unanimidad en las mesas sectoriales o generales con los sindicatos.

-¿Era necesario esperar a que hubiera una amenaza de huelga para alcanzar un acuerdo con los sindicatos de sanidad en el conflicto de la carrera profesional?

-No se trata de eso, de responder a amenazas. En este tema, al hacer cuentas el montante económico de lo que suponía, junto a promesas electorales de Rajoy como la devolución del 25 por ciento de la extra de 2012 o el techo de déficit del 0,3%, resultaba muy elevado. A eso se unían los derechos perdidos en estos cuatro años por los trabajadores, que también era importante recuperar. Al ver lo que suponía en conjunto, se decidió congelar el acuerdo de la carrera profesional y convocar a los sindicatos para ir calendarizando todo. En Salud, lo que pasó es que en las dos primeras mesas de negociación los sindicatos no se presentaron, al entender que no se respetaba un acuerdo firmado y vinculado a una ley. Si nos hubiéramos sentado desde el primer día, quizá hubiéramos llegado a un acuerdo. Ellos lo que querían de algún modo era poner sobre la mesa algo de carrera profesional. Creo que el acuerdo final ha sido totalmente responsable por ambas partes. Con o sin amenaza de huelga, yo tenía muy claro que necesitamos a los trabajadores, a los profesionales, para sacar adelante todos los proyectos previstos, que son necesarios para la población.

-El PP insiste en que el Govern de Bauzá sí contempló la partida presupuestaria necesaria para el pago de la carrera profesional.

-Cuando se anunció el pago del 25 por ciento de la paga extra a principios de año, se aumentó el presupuesto del capítulo de personal para cubrir lo que costaba. En el caso de la carrera profesional no se hizo esto. Lo que se dijo fue que de lo que había en el capítulo para pagar al personal, una parte se dedicaría a pagarla en 2015, sin añadir más fondos. Y después resulta que nos faltan 20 millones de euros para pagar las nóminas. Era una reserva de crédito sólo sobre el papel. No había dinero porque no aumentaron el presupuesto.

-¿El aumento presupuestario de su Conselleria para 2016 era el que usted quería o ha tenido que conformarse?

-Pusimos sobre la mesa todos los proyectos de legislatura, pero ya sabíamos que todo no sería posible. Si Hacienda nos ayuda a hacerse cargo del déficit del IB-Salut, que a final de año ascenderá a 177 millones, supondría un pilar importante. A eso se suma el tema de los medicamentos de hepatitis C, que este año ascenderá a unos 35 millones de euros y para el 2016, con la misma previsión, podría alcanzar los 50 millones. Si eso no computa en el déficit de la Conselleria, si se saca de nuestro presupuesto, también sería un alivio.

-¿Y quién lo pagaría?

-El Ministerio se comprometió a hacer unos créditos especiales y darnos ese dinero para pagar los fármacos de hepatitis C, pero no ha llegado aún ni un euro a las comunidades autónomas. En el consejo interterritorial ya dijimos que queríamos estar en las negociaciones con las farmacéuticas, porque al final pagamos desde las comunidades autónomas lo que negocian desde el Ministerio. De los 177 millones de déficit del IB-Salut, 35 proceden de los fármacos de hepatitis C. Para 2016, si los medicamentos y el déficit se pagaran por otro lado, en la Conselleria contaríamos con un presupuesto bastante bueno para hacer bastantes proyectos.

-¿Qué actuaciones destacaría de las previstas en los presupuestos de su departamento?

-Contaremos con 1.370 millones para la Conselleria, lo que supone 76,2 millones más que este año, de los que 74,6 son para el IB-Salut, que tendrá un presupuesto de 1.340 millones de los 1.370. Como conselleria, desde la dirección de Salud Pública se cubrirán las vacunaciones de varicela y neumococo. Este último no estaba. En el caso de la varicela se incorpora una dosis más, de tal manera que ahora se pondrá la primera a los 3 ó 4 años y la otra a los 12 años. También hay algunos pequeños incrementos de los fondos destinados a programas de promoción de la salud y para investigación. Además de una de las medidas estrella, como es la eliminación de la tasa por las tarjetas sanitarias.

-¿Cuánto dejarán de ingresar las arcas autonómicas con la eliminación de la tasa por la tarjeta sanitaria?

-En los primeros años, cuando hubo más solicitudes, se recaudó en torno al millón y medio y los dos millones anuales. Eso ya no se contempla en el presupuesto.

-¿Contemplan los presupuestos la creación de la facultad de medicina?

-No porque todavía no tenemos todos los documentos listos. Se ha solicitado la acreditación de los estudios al ministerio de Educación y estamos pendientes de que nos contesten. Mientras duran estos tramites puede pasar un tiempo. Una facultad de medicina es una inversión. Por cada euro invertido por alumno, revierten entre 7 y 11 euros. Esto nos permitirá acreditar el Instituto de Investigación, ya que estamos a la cola en fondos de investigación del Ministerio junto con la Rioja, justamente las dos comunidades en las que no hay facultad de medicina. Nuestra intención es que se pueda poner en marcha el próximo curso.

-¿Cuantos inmigrantes sin papeles han pedido la devolución de la tarjeta sanitaria?

-Unos 1.400. Las organizaciones de inmigrantes y ONGs hablan de entre 14.000 y 16.0000 afectados por la retirada. Lo van solicitando conforme lo necesitan. Tenemos pendiente que puedan hacerse el documento en todos los centros de salud, porque ahora sólo es posible en algunos puntos de las islas."La experiencia de gestión de Fuster y mía es previa a nuestra relación de pareja. No hay nepotismo"

-¿Tiene cerrados los datos de las listas de espera?

-Tenemos previsto darlos a conocer esta semana. Las cifras son muy elevadas, aunque no dispongo de todos los datos. Desde 2011 se ha duplicado el tiempo de espera quirúrgica y en prueba diagnóstica se ha triplicado. Nos hemos encontrado con una situación muy dura. En 2011 no había ni un solo paciente con más de seis meses de espera y ahora nos hemos encontrado con más de 500 pacientes que llevan más de un año esperando y unos 2.300 que llevan más de seis meses para una operación. Son unas 2.800 personas en lista de espera quirúrgica, que en 2011 estaba a cero. Reducirla es una de las principales prioridades.

-¿Qué plan tienen para reducirla?

-Primero hay que revisarla bien. Después trabajar con atención primaria y sobre todo con los servicios clínicos, de tal modo que se utilice todo el potencial que tienen nuestros centros hospitalarios, con los quirófanos funcionando el máximo de horas a la semana. Se trata de optimizar al máximo todos los recursos propios. Evidentemente, dentro de la jornada laboral normal será imposible con estas listas de espera, por lo que se pasará a la actividad extraordinaria. Ya han comenzado programas en este sentido y está previsto contratar más personal, aunque aun no sabemos cuánto.

-¿Y la recuperación del decreto de garantías de demora?

-Podremos recuperarlo, pero calculo que necesitaremos un par de años para eso. Aunque quisiéramos operar a los más de 13.000 pendientes de una intervención sería imposible. No lo lograríamos ni operando en todos los quirófanos que hay en las islas. Primero tenemos que normalizar la lista de espera, volver al menos a la situación de 2011. El decreto de garantía de demora significa que una persona que lleva más de seis meses esperando puede ir a la privada, operarse y después facturar al Servei de Salut. Ahora no podríamos asumirlo por el elevado volumen de personas pendientes de ser intervenidas."Con o sin amenaza de huelga, tenía claro que necesitamos a los profesionales de la sanidad"

-¿Al final se abrirán o no los centros de salud por la tarde? Lo digo por las críticas que han surgido.

-Es curioso. En mayo de 2012 una Plataforma en defensa de la atención primaria en la que estaba el Sindicato Médico, asociaciones de profesionales y sindicato de enfermeros, planteaba que no era eficiente cerrar a la tarde y que era un derecho de los ciudadanos. Estoy totalmente de acuerdo con eso. Lo que pasa es que ahora los profesionales ven que han perdido muchos derechos y que se les está pidiendo más esfuerzo, que se suma a los recortes de la pasada legislatura. Lo ven como un sobreesfuerzo mientras la administración no da nada. Además ha habido muy pocas sustituciones en atención primaria en los últimos años. Nuestro compromiso es aumentar las sustituciones y hacerlo de tal manera que la apertura de los centros de salud no suponga un coste personal para los profesionales. Trabajamos con la idea de hacerlo a principios de diciembre y si no se puede porque no estén listos todos los aspectos organizativos, lo antes posible.

-En 2012, en una entrevista, dijo que las decisiones en salud no permiten ganar elecciones, pero sí perderlas. ¿Lo mantiene?

-Puede ser que lo dijera, sí. En la sanidad pública balear tenemos 16.000 empleados, atendemos 438.466 urgencias al año de acuerdo a los datos de 2014, 1,3 millones de consultas anuales, 62.000 intervenciones quirúrgicas... Con todo eso es lógico que a veces haya algún error y por desgracia lo que se suele trasmitir es cuando se hace algo mal. Pero tenemos mucho que ofrecer, desde el cambio de modelo, de visión y la priorización de los proyectos de tal modo que sean muchos más sociales. Todo esto se ve ya plasmado en los presupuestos para 2016. Hay que dejar de considerar la salud como un coste asociado al déficit y verla como una inversión. Desde el punto de vista sólo económico, si la población está sana trabaja mejor.

-También dijo que la política y la gestión se entremezclan tanto que llega un momento en el que no se sabe donde empieza la influencia de una y la responsabilidad de otra. ¿Ahora que ya tiene experiencia política, lo ha confirmado?

-Sí. Llevo años trabajando en grupos de profesionalización de la gestión, de la cual soy una gran defensora. Tengo claro que desde la Conselleria deben establecerse las directrices y que el proveedor del Servicio es el IB-Salut. Un directivo tiene que estar de acuerdo con las líneas prioritarias, lógicamente. Quiero decir que si nosotros queremos una sanidad pública universal, no podemos tener un gerente o director general que piense lo contrario. Ahora bien, no es necesario tener un carné de un partido para compartir una visión sobre cómo debe organizarse la sanidad. Defiendo la profesionalización directiva. Lo que no puede ser es que para una jefatura de sección o para cargos intermedios se pida el carné de un partido, como hemos visto recientemente. Mientras yo esté, eso no será así.

-¿Cuáles son sus grandes líneas de trabajo en la Conselleria?

-Nos gustaría presentar al Consell de Govern un plan de actuación en el que la salud se considere una política transversal, de tal modo que en cualquier proyecto de cada conselleria se piense en qué afectara a la salud. Nos gustaría presentar el proyecto a principios de año. A eso se añade como objetivo el cambio de modelo de atención, centrándonos mucho más en la cronicidad, pacientes mayores, polimedicados y la potenciación de la atención primaria.

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