Miquel Vidal fracasa y no consigue evitar que el miércoles 4 el PP balear vuelva a exhibir públicamente su grave fractura interna.

El presidente del partido reunió ayer a los aspirantes a ser los candidatos al Congreso y al Senado en las elecciones del 20 de diciembre; les intentó convencer -"es mi obligación"- de que se pusieran de acuerdo en una lista conjunta, y eludir así la votación para decidir la candidatura. Ninguno le aceptó la propuesta, e incluso hubo quien se la rebatió por absurda, visto adonde han llegado las cosas en el PP.

De este modo, los 166 miembros de la junta insular deberán elegir a los cabezas de cartel. Mateo Isern reclamó ampliar el horario de la votación hasta las 21 horas (estaba convocada a las 19), "para que la gente de los pueblos tenga tiempo de subir a Palma". Vidal aceptó.

El palmesano Isern se la juega en la part forana, ya que la práctica totalidad del partido en la capital se decantará por Álvaro Gijón. Los ´rodriguistas´ saben que aun así Isern les aventaja, pero en absoluto persiguen hacerse el haraquiri; su objetivo es un resultado muy ajustado, que muestre que el exalcalde ´pesa´ menos que la creencia general. Los críticos discrepan, y ven a Isern arrasando a su rival Gijón.

Al decidir Menorca y Evissa los números 2 y 3 de la lista del PP balear, el ´rodriguista´ deberá conformarse probablemente con el puesto cuatro.

En una jugada astuta, José María Rodríguez pone a su ´tapada´ Cati Soler, con la que se garantiza el número 2 de la lista paritaria al Senado. Soler es regionalista, pero no está alineada con los críticos que lidera Biel Company. Sin embargo, captará votos en su mismo caladero. Soler tiene de entrada más apoyos entre los cargos de la part forana que la exconcejala palmesana Antònia Fornari, la cuota femenina de Isern y los suyos.