El mundo empresarial dista mucho de estar contento con los presupuestos elaborados por el Govern para 2016, y el motivo de su malestar es, sobre todo, el incremento de la presión fiscal que incorporan, con aumentos en tributos ya existentes, como el IRPF o Sucesiones, y la creación del que se pretende aplicar sobre los turistas. En relación a otros apartados de esas cuentas, se anuncia que se estudiarán con mayor profundidad durante los próximos días.

La crítica es la misma: la economía balear está saliendo de la crisis y muchas empresas se ven obligadas a mantener duros ajustes sobre sus márgenes de beneficios. De este modo, se alega que elevar los impuestos tiene efectos directos no solo sobre ese tejido empresarial, sino también sobre el consumo. La conclusión a la que llegan es que esta mayor presión fiscal supondrá un freno a la inversión y al empleo. Sin embargo, hay matices, y organizaciones como Pimem o Pimeco limitan esa crítica.

La presidenta de la patronal Caeb, Carmen Planas, no oculta su preocupación ante lo que califica de "subida importante" de la presión fiscal por las medidas que en esta materia se contemplan en el proyecto de presupuestos, al considerar que eso supondrá un recorte en la competitividad de Balears, y además advierte de que perjudicará la creación de puestos de trabajo, aspecto este último que se califica de prioritario.

El presidente de Pimem, Antoni Mas, opta por una crítica más matizada, pese a rechazar el incremento previsto en los impuestos de patrimonio y de donaciones y sucesiones, alegando que su pago debería de producirse a partir de los 2,5 millones de euros dado que una nave industrial o un local comercial "facilmente pueden alcanzar un valor de dos millones". Por contra, opina que la subida del IRPF para los que ganan más de 70.000 euros afectará a muy pocos empresarios de ese tamaño. En cuanto al impuesto turístico, Mas lo defiende sin matices por considerar que no lo abonarán mayoritariamente los isleños.

El presidente de la Cámara de Comercio, José Luis Roses, no duda en posicionarse claramente en contra del incremento de la presión fiscal, al considerar que la apuesta debería ser en favor de una mayor racionalización de la Administración. "Han subido algunos impuestos ya existentes, han creado el nuevo turístico, y esperemos que no aparezca alguno más".

El portavoz de la asociación de grandes empresas comerciales (Anged) en las islas, Francisco García, se suma al rechazo al incremento de los tributos fijado por el Govern, que en su opinión va a tener un impacto negativo en dos apartados que en su opinión son fundamentales: la inversión y la generación de empleo. Aunque reconoce que las islas tienen un problema de financiación, señala que este punto debe de afrontarse con la correspondiente reivindicación ante el Gobierno central, pero no con medidas que penalizan la economía isleña, y coincide con Roses en su preocupación ante la posibilidad de que haya más nuevos tributos.

La opinión más favorable a los planes del Govern es la del presidente de la patronal de comercio Pimeco, Bernat Coll, que apunta que aunque a ningún empresario le gustan los aumentos de la presión fiscal, las subidas se han diseñado para que no tengan un impacto directo en las clases medias, por lo que en su opinión no van a tener efectos sobre la inmensa mayoría de clientes de este sector. Coll alega que los problemas de financiación no deberían paliarse de esta forma, pero cree que se trata de un "plan de choque".

El presidente de Restauración-Mallorca, Alfonso Robledo, critica el incremento de los impuestos bajo el argumento de que muchas empresas siguen muy debilitadas por la crisis y que, aunque esté mejorando la demanda, todavía se ven obligadas a trabajar con márgenes de beneficio muy escasos.

El presidente de la asociación de agencias de viajes (Aviba), Antonio Abrines, se suma a esas críticas, especialmente por el impacto que la fiscalidad puede tener en un consumo que comienza a recuperarse, e insiste en el rechazo que genera el nuevo tributo turístico.

El gerente de Asaja, Joan Simonet, expresa su preocupación sobre el efecto que la subida del impuesto de sucesiones puede tener para los propietarios de las fincas agrícolas, aunque apunta que su organización está a la espera de analizar las inversiones que se van a hacer en el sector primario.

La presidenta de la Federación Hotelera de Mallorca, Inma Benito, lamenta que el aumento de los ingresos se sustente en una mayor presión fiscal, e insiste en que el nuevo impuesto turístico solo tiene afán recaudatorio.