La crisis en el Pacto originada por el rechazo de Podemos a que el socialista menorquín Francisco Fernández Terrés ocupe un alto cargo del Govern puede quedar zanjada definitivamente el martes que viene. Los podemistas se resignan finalmente a que Fernández se mantenga en el puesto, pero exigen a cambio que PSOE y Més aprueben sus nuevos criterios para los nombramientos.

"Queremos blindar la salud democrática de nuestras instituciones, para que no dependan de las personas que en un momento dado están en el Govern", sino que perduren en el tiempo, deseó ayer la portavoz de Podemos. Laura Camargo dijo confiar en que los demás partidos del Pacto secundarán el grueso de su moción que se someterá a pleno, y en la que aparte de la destitución de Fernández reclama que los cargos de confianza dejen de elegirse a dedo y se implanten procedimientos con una convocatoria pública para escoger a los mejores.

Camargo es consciente de que PSOE y Més no apoyarán el punto 13, que exige la salida del Govern del socialista. "¿Qué le vamos a hacer?", asumió que Podemos se puede quedar solo defendiendo esta postura. Los podemistas se conforman con que "las cosas se empiecen a hacer de otra manera" de ahora en adelante, y los doce puntos restantes puedan salir por mayoría de la izquierda. Para ello, anunció la portavoz, "seguramente" su grupo permitirá votación separada.

El PP: "Es su guerra"

La posibilidad de el PP vaya a votar con Podemos para exigir el cese de Terrés, haciendo que el Govern pierda su segunda votación en los cien primeros días de andadura, se antoja más lejos.

Si bien señaló que todavía deben estudiar el sentido de su voto, la portavoz de los populares, Marga Prohens, sentenció que esto es "una guerra entre PSOE y Podemos", y que a su grupo "le siguen faltando argumentos objetivos" para sumarse a la petición de Podemos contra Fernández.