Tras cinco jornadas ayer finalmente quedó visto para sentencia el juicio del llamado caso Relámpago. El fiscal Anticorrupción mantuvo la acusación contra los principales acusados, aunque retiró los cargos contra uno de los letrados que se sentaba en el banquillo. Sin embargo, propuso que el tribunal condene a los principales acusados, que son el abogado Alejandro Feliu, el magnate inglés Peter Bradley y el notario de Palma, Alberto Herrán.

El fiscal Joan Carrau mantiene que Feliu montó un sistema para conseguir que su cliente británico pudiera adquirir una vivienda de lujo a través de una sociedad panameña, con el objetivo de ocultar su nombre en la operación. Y mantiene que con ello se permitió blanquear el dinero que procedía de una estafa que había cometido Bradley en su país, por la que había sido condenado. También acusa Anticorrupción al notario Herrán de haber autorizado esta operación, sin comunicar a Hacienda que podría tratarse de una operación de blanqueo de dinero.

El abogado Cristóbal Martell, que defiende a Feliu, dijo que su cliente no conocía el origen del dinero y recordó que la operación fue finalmente financiada a través de un banco español, que tampoco comprobó los problemas legales que tenía Bradley.