Como cada año con motivo de la festividad de la Merced, la cárcel de Palma volvió ayer a reconocer y premiar el trabajo de funcionarios y otras personas que han destacado por su gestión en el centro penitenciario. Pero ayer, por encima de todo, se rindió un cálido homenaje a los dos policías que el pasado mes de agosto evitaron la fuga de un preso que estaba detenido en el hospital de Son Espases. Uno de los policías, José Mota, estuvo a punto de perder la vida, ya que la agresión del recluso le provocó una grave lesión craneal. En estos momentos sigue ingresado, aunque está mejorando. Tanto este policía, como a su compañero Francisco Durbay, que redujeron al preso que había atacado a una enfermera, recibieron ayer la medalla de plata al mérito social penitenciario. Lógicamente, el policía que sigue hospitalizado no pudo asistir al acto. Su hijo recibió la medalla en su nombre. El otro policía premiado destacó la necesidad de tratar con humanidad a los presos que están ingresados en este módulo hospitalario. En el acto también se premió a varios funcionarios que llevan 25 años trabajando en el centro de Palma, así como a los responsables de varios servicios de tratamiento de los presos. También se reconoció la labor de la religiosa sor Victoriana García, que lleva 30 años ayudando a los internos.

Pero además de la entrega de premios, el acto festivo sirvió para alabar, otro año más, el trabajo oscuro que cada día se realiza para atender a los presos que se encuentran recluidos en la cárcel de Palma. El director del centro, Gustavo Villas, destacó que en estos momentos la cárcel cuenta con 1.350 internos, de 51 nacionalidades distintas, cada uno con su problemática particular. Y la cárcel se marca como objetivo la reinserción de estas personas en la sociedad, aunque no siempre se consiga y muchas veces el preso vuelve a reincidir en el delito. Recordó el director que los internos que están en las cárcel representan un colectivo "complejo y difícil", pero que en la cárcel prima el principio de "la ley y el sentido común". Gustavo Villas recordó que el centro de Palma sigue siguiendo un referente en todo el Estado, gracias al trabajo de los funcionarios. Y volvió a insistir en que la prisión continuará apostando por la educación, facilitando a los presos que puedan acceder a estudios o cursos formativos, que es una forma para facilitarles su regreso a la sociedad.

La delegada del Gobierno, Teresa Palmer, fue la única representación política que pronunció un discurso. Al destacar el trabajo de los empleados afirmó que esta cárcel "se ha convertido en un referente nacional". También se refirió Palmer a la tarea educativa que se desarrolla en el centro y explicó que prácticamente la mitad de la población reclusa está cursando estudios. En concreto 28 realizan estudios universitarios en la UNED y más de 300 internos asisten a cursos de formación o inserción social. Palmer insistió en que la enseñanza sigue siendo la principal herramienta para la reinserción.