Solo falta la firma de un convenio entre la UIB y las conselleries de Salud y Educación para que una vieja reivindicación, la implantación de los estudios de grado de Medicina en la Universitat de estas islas, sea una realidad en el próximo curso 2016/17.

Y al rector Llorenç Huguet no le cabe la menor duda de que así será y que el próximo mes de septiembre arrancarán estos estudios con 60 estudiantes que previamente habrán pagado una matrícula de entre 1.500 y 1.800 euros, con tan solo seis docentes, tres de ellos profesores titulares, para impartir sus asignaturas, y cuyo coste para las arcas públicas el máximo responsable académico estimó en unos 600.000 euros de los presupuestos que la comunidad autónoma aprobará para 2016.

El rector de la UIB, acompañado de Félix Grases, director del Instituto Universitario de Investigación en Ciencias de la Salud (IUNICS), compareció ayer para explicar la postura de la Universitat sobre la implantación de estos estudios. Y recordó que corría el año 2009 cuando el Parlament, de forma unánime, instó a la UIB a poner en marcha esta carrera. Y que dos años después, en julio de 2011, la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) aprobó el plan de estudios elaborado por la Universitat balear.

Entre los motivos esgrimidos para defender la implantación de esta carrera, Huguet señaló la "equidad" o igualdad de oportunidades para todos los estudiantes de la UIB; la previsible potenciación de los proyectos de investigación -aquí destacó Huguet que cada euro público que se invierte en investigación en el ámbito de la salud retorna a la sociedad tres euros-; la captación de los mejores profesionales sanitarios que, sin facultad de Medicina, declinan ofertas para venir a trabajar a la comunidad autónoma y, por último, la mejora de la calidad asistencial para la población en general que supondrá la implicación de los médicos en este proyecto.

Acondicionar aulas

Sobre la inversión necesaria, el rector desglosó los 600.000 euros necesarios para el primer trimestre de la carrera (la partida que hay que consignar en los presupuestos de 2016) en 300.000 euros para afrontar el gasto de personal, tanto docente como administrativo, y la mitad restante para las inversiones que se necesiten para acondicionar las nuevas aulas.

Para el primer curso, en el que se imparten asignaturas más generalistas, el rector estimó que tan solo será necesario contratar a seis profesores, la mitad de ellos titulares. La figura del procesor asociado, personal que será seleccionado entre los facultativos que desempeñan tareas asistenciales en el IB-Salut, se comenzará a implantar a partir del tercer curso de la carrera, cuando las asignaturas son más prácticas. A partir de 2017, Huguet calculó que el coste por curso ascendería a entre 1 y 1,2 millones de euros para implicar un desembolso total de 6 millones con los 6 años en marcha.

No obstante el rector admitió que, tal y como figuraba en el borrador del convenio preparado en 2010, el coste total de implantar los seis cursos completos ascendería a una cantidad cercana a los 22 millones de euros en los primeros seis años.

También confirmó que, físicamente, los estudios se impartirán en las aulas y laboratorios docentes habilitados en el hospital de Son Espases -"cuanto más cerca estén los estudiantes de los pacientes, mejor", argumentó- y que no interferirán en el funcionamiento de la UIB. Con esta última frase el rector hacía referencia en que el dinero necesario para poner en marcha estos estudios procederán de las conselleries de Educación y Salud y que esta cantidad solo se incorporará al presupuesto general de la UIB con los seis cursos en marcha.

"Este contrato-programa implicará que la puesta en marcha de estos estudios no suponga un menoscabo para otras facultades", subrayó Huguet tras negar que existiera una "oposición formal" en la UIB a la facultad de Medicina por el agravio inversor que supondrá frente a otras carreras.

Nota de corte

Sí admitieron ambos responsables que la nota de corte para poder cursar los estudios vendrá determinada por las solicitudes recibidas, lo que no garantiza que estas plazas sean copadas por los cincuenta estudiantes que cada año solicitan un traslado de expediente para poder estudiar la carrera en otras facultades nacionales o extranjeras.