­La directora general de Turismo, Pilar Carbonell, explicó ayer que el Govern aun está a la espera de que el ministerio de Fomento responda respecto a si el Govern podría cobrar la ecotasa en los puertos y aeropuertos de Balears, es decir, en el punto de llegada de los turistas a las islas, aunque el Ejecutivo balear da por hecho que la respuesta será negativa. Carbonell precisó que hace un mes que planteó a Fomento esta cuestión, lo que según el Govern permitiría que el futuro impuesto turístico se aplicara a los visitantes y no sólo a aquellos que se alojen en establecimientos turísticos de las islas, sean turistas o residentes.

"A nadie le gustan los impuestos, pero todo lo recaudado se destinará a actuaciones en Balears que lo disfrutaremos los residentes aquí", resaltó Carbonell respecto a que la ecotasa la vayan a abonar también los ciudadanos de las islas que se alojen en establecimientos hoteleros si al final, como se da por hecho, se cobra por esta vía.

Alfonso Rodríguez, portavoz de Consumidores y Usuarios de Balears (Consubal), integrados en FACUA, no dió mayor importancia a que los residentes también abonen el impuesto turístico. "Con la anterior ecotasa, que se aplicó entre mayo de 2002 y octubre de 2003, también la pagábamos los residentes cuando nos alojábamos en los hoteles de las islas", recordó Rodríguez. Añadió que la ecotasa será un instrumento positivo "si efectivamente es finalista y se destina a la reinversión y preservación del medio ambiente, es decir, si no va a la caja común o pasa como con el céntimo sanitario, cuya recaudación va para todo menos para sanidad".

Además, se mostró convencido de que los ciudadanos de las islas apoyan este impuesto y no comparten el rechazo de la Federación Hotelera de Mallorca, aunque hasta ayer el Govern no habló de que también lo tuvieran que pagar los residentes. "En ese caso no sé cual será la percepción de los ciudadanos, pero en mi caso nunca me planteé que los residentes no la fuéramos a pagar, al igual que ya ocurrió con la anterior, por lo que en realidad lo que me ha sorprendido es que el Govern tuviera que decirlo", declaró.

Hoteleros

El rechazo de los hoteleros al que se refería Rodríguez quedó ayer de nuevo de manifiesto, con independencia de que el impuesto lo abonen también los residentes o no. Inmaculada de Benito, presidenta de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM), declaró que su oposición no tiene que ver con esto, sino con las "consecuencias totalmente negativas que tendrá para la economía balear" la implantación del citado impuesto.

"Nuestra postura es que el Govern primero tendría que poner sobre la mesa un plan de competitividad, un plan de infraestructuras y una cuantificación, algo que no ha hecho", dijo De Benito quien insistió en que antes de aplicar directamente este impuesto, el Ejecutivo balear debería haber intentado "lograr acuerdos con el Gobierno central para conseguir financiación adicional, como ha hecho Canarias, sin lacrar la competitividad del destino y de las empresas".

Reiteró que, a juicio de los hoteleros, la implantación de este impuesto en 2016 supondrá "perdidas millonarias" para las empresas y será "totalmente negativo para la economía balear, haciendo que precisamente ahora que la economía está mejorando se ponga en riesgo". Sostuvo que "de hecho, sólo el anuncio del impuesto ya está provocando perjuicios".

Además, recordó que los contratos para el próximo año "ya están firmados". Pilar Carbonell precisó que este es un elemento que el Govern intentará tener en cuenta, ya que "es cierto que los contratos suelen incluir el que no se añadirán costes adicionales a los ya firmados". No obstante, consideró que este no es un argumento que pueda sostenerse en el tiempo ya que "por ejemplo los que tuvieran contratos firmados por tres años, tampoco se les podría aplicar en ese tiempo", algo a lo que no está dispuesto el Govern, que mantiene su decisión de aplicar el impuesto turístico el próximo año. Sin embargo, los plazos que se barajan, aunque están en el aire, es que no dará tiempo a implantarlo para la temporada alta.

Durante la próxima semana, el Govern se reunirá con distintos representantes del sector para "recoger sus propuestas y contestar a las preguntas y dudas que tengan, dentro de la máxima transparencia y colaboración", según precisó Carbonell. La Federación Hotelera de Mallorca está citada para el martes.

Una tasa extendida

Lo cierto es que los perjuicios que los hoteleros pronostican para la economía balear a causa de la futura ecotasa no se han cumplido en ninguno de los numerosos lugares en los que se han aplicado impuestos similares. De hecho, los ingresos turísticos en los destinos que la cobran han seguido subiendo tras su aplicación, algo que no ocurrió cuando se implantó en Balears entre 2002 y 2003, una época en la que se produjo una recesión mundial del turismo tras los atentados del 11-S en Nueva York.

Cataluña es el lugar más cercano a las islas en donde se ha aplicado la tasa a los turistas. La Generalitat, en manos de CiU, implantó el impuesto en noviembre de 2012 entre críticas del sector, que vaticinaba un hundimiento. El impuesto es de entre 0,45 y 2,5 euros por persona y noche, por un máximo de siete noches y variando según el destino y las categorías de los establecimientos. Desde 2012 ha recaudado 82 millones de euros, reinvertidos en promoción, renovación de la planta hotelera y mejoras de servicios e infraestructuras. Desde que se implantó el impuesto, las pernoctaciones en Cataluña han pasado de 48 a 50 millones y la facturación turística ha batido récords.

La misma situación se produjo en Alemania, cuya prensa se opuso con dureza a la ecotasa balear en 2001. Ahora es el país que más cobra: 8 euros por cada pasajero aéreo europeo, 25 euros en vuelos de media distancia y 45 en viajes de largo recorrido. Sin embargo, las visitas a Alemania baten récords. En Berlín, reacio al aumento del número de turistas que recibe, el alcalde implantó en 2013 una tasa del 5% del precio de cada pernoctación. No cumplió ningún efecto disuasorio: en tres años ha ganado dos millones más de visitantes.

París cobra una ecotasa desde 1994 y desde 2002 ha aumentado un 30% su turismo. En Italia, la tasa a turistas que llegan a sus hoteles se ha generalizado desde 2011 y el número de visitantes sigue creciendo. Y en Ámsterdam, por poner un último ejemplo, el turismo aumenta desde hace años a pesar de su tasa del 5% de la tarifa que les cobra el hotel.