Jaume Matas ha optado por boicotear las pesquisas del caso Son Espases con su silencio. Sus palabras eran esperadas como agua de mayo porque todo el mundo sabe que él tiene las claves de lo ocurrido.
El expresident facilitó ante la Policía una edulcorada y parcial versión sobre la búsqueda de mayores garantías en la valoración de las ofertas de Son Espases, que habría forzado a abortar la adjudicación a Juan Miguel Villar Mir y ocasionado la victoria de su rival Florentino Pérez. Ante el juez, convencido de que nadie le iba creer, ni se molestó en repetir ese cuento, pero tampoco dijo nada, fuera verdad o mentira.
Ayer Juan Miguel Villar Mir emuló al exministro Jaume Matas en su rol de conductor a distancia de su imperio empresarial. Matas sostiene que él tomaba decisiones políticas y sus subordinados en el Govern las vestían administrativamente. El octogenario constructor se desmarcó del concurso de Son Espases y del detalle de sus múltiples negocios. Para controlar eso disponía, y dispone, de altos ejecutivos, entre ellos José Magán, el experto en hospitales del grupo y que hoy deberá dar más de una explicación al juez.
Las trampas de Son Espases se gestaron en las alturas y allí intentan buscar pistas el fiscal Pedro Horrach y el juez José Castro. Tienen una teoría de lo que pasó en los dos amaños consecutivos, pero el mutismo de Matas impide avanzar en el esclarecimiento de los hechos. De momento, el expresident del Govern no colabora en absoluto con la Justicia.
