El Govern se prepara para acoger a unos 300 refugiados sirios, aunque lo hace sin tener claro cuántos llegarán finalmente. El Gobierno central había convocado ayer a los consejeros de Bienestar Social de todas las comunidades para hablar de este reparto. Pero los representantes de las autonomías salieron cómo entraron, solo que más enfadados: con lo que ya sabían y preparándose para trabajar con los datos que leen en la prensa, después de asistir a una reunión en la que la ministra de Empleo, Fátima Báñez, no explicó ni cuántos llegarán a España, ni cuándo la harán, ni cómo se repartirán, ni qué tratamiento se les dará, según explicaba al concluir la cita la consellera de Bienestar del Govern, Fina Santiago (Més). Por no aclarar, decía Santiago, la ministra ni contó cual será el cupo que planteará España en la negociación europea de la próxima semana.

"Tampoco nos comentó los criterios que se aplicarán en el reparto entre comunidades. El Gobierno no ha sido sensible, no estado a la altura de lo que requiere la situación", comentaba Fina Santiago, que se declaraba "enfadada" por el devenir de una reunión que "el Gobierno preparó solo para hacerse la foto". En ella participaban 21 personas del ministerio, a las que se sumaron más de treinta enviados autonómicos. Unos 60 políticos para no definir nada, "gastando un dineral en algo que se podría haber hecho por teléfono".

En la cita, Balears defendió un reparto conforme al peso demográfico de cada territorio. Es decir, a las islas, con el 2,5% de la población española, le corresponderían unos 300 refugiados sirios, de los entre alrededor de 15.000 que llegarían a España. Que ni siquiera está claro que sean esos. "Dicen que no saben si serán esas cifras que salen en los medios, que pueden ser más o menos. No saben nada. La ministra dedicó la primera media hora a decirnos lo que todos sabíamos, que es una crisis humanitaria, que España es solidaria, que hay un protocolo de intervención... y nada concreto. Y es importante: no hablamos de números, hablamos de personas con necesidades", razona Santiago, que se refiere a que hay que acoger a los refugiados con garantías. "Tenemos que saber los perfiles de cada personas, sus situaciones, para estar preparados. No podemos engañar a esta gente".

Llegarán poco a poco

Lo único que parece claro es que los refugiados no llegarán de golpe. Empezarán a aparecer en unas semanas, dando paso a un período en el que el Govern podrá evaluar cada situación: qué hacer con los enfermos, cómo ofrecer atención médica o psicológica, qué soluciones precisan las familias que huyen con niños que deben ser escolarizados. "Eso será cosa de unos meses, luego los refugiados se distribuirán entre los distintos municipios con la garantía de que sus necesidades básicas están cubiertas", abunda la consellera. Para ello, el Govern cuenta con la solidaridad mostrada por los ayuntamientos y la población balear desde el primer momento. "Han estado a la altura moral que requiere la situación", elogia Santiago.

Ayer mismo, las clínicas Rotger y Quirón-Palma Planas publicitaban que harán a los refugiados revisiones médicas gratuitas, mientras la Asamblea de Alcaldes de Mallorca anunciaba que el 30 de septiembre se reunirá para ver qué ayuntamientos están dispuestos a colaborar y cómo se articula la acogida. Además el Govern ha convocado mañana a los consells insulares para definir las opciones y buscar recursos. "También la iglesia ha expresado su disponibilidad. La semana que viene nos reuniremos con el obispo. El objetivo es generar nuevos espacio de acogida, para no saturar los que tenemos ya, que están saturados", explica la consellera, consciente de la situación de necesidad que ha generado una crisis española que deja miles de familias desahuciadas, a las que no se puede abandonar para dar acogida a refugiados.

En ese sentido, Santiago subraya la importancia de "sensibilizar a la población", aunque mayoritariamente ya lo está, visto el drama humano que está generando el conflicto sirio, el mayor éxodo de refugiados en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. "Para sensibilizar es bueno que la llegada sea progresiva, no de golpe", reflexiona Santiago, que deja claro que los recursos baleares tienen límites. "No estamos en condiciones de acoger a 3.000 refugiados". Simplemente, no hay resortes suficientes, "y no se les puede meter en una casa cualquiera, porque esta situación tiene pinta de ser algo más que una estancia de un par de meses, puede ser un año o varios".

¿Quién paga?

La acogida supondrá así un esfuerzo grande para las arcas públicas. Para empezar, el Govern tendrá que liberar presupuesto para habilitar nuevos espacios en los que alojar a los sirios. Y luego hay que prestar a los asilados sirios servicios sanitarios y educación, además de medios para su manutención. ¿Pagará Balears? Quizá, pero la previsión es que llegue dinero de Europa. "Se habla de que vendrán recursos económicos europeos, una cantidad de euros por cada refugiado, pero no sabemos nada definitivo", apunta la consellera de Benestar, que ahora espera a los acuerdos en la UE y a la reunión de autonomías del día 17 para conocer algunas de las incógnitas que ayer fue incapaz de despejar el Gobierno de Mariano Rajoy.