­Con las tormentas llegó el caos. Las trombas de agua que cayeron ayer sobre Mallorca castigaron al poniente de la isla con decenas de incidentes, desbordando a los servicios de emergencias. Calles y carreteras se convirtieron en ríos, sótanos y garajes quedaron inundados, muros y árboles se vinieron abajo y el tráfico quedó colapsado. Cinco personas resultaron heridas, ninguna de ellas de gravedad, en sucesos provocados por la lluvia.

Fueron más de 200 las incidencias que durante todo el día atendieron bomberos y policías en toda la isla. Ya de madrugada, en Inca y sa Pobla se registraron doce incidentes por inundaciones en viviendas, tiendas y calles e incluso se desbordó un torrente. Pero lo peor llegó por la mañana. La primera tormenta entró en la isla por la zona de Ponent al filo de las diez de la mañana. En Andratx provocó una quincena de problemas y dos heridos. Un rayo impactó sobre un edificio en la vía Francisca Capllonch Plomer y los cascotes cayeron sobre dos peatones, de 72 y 74 años, que fueron hospitalizados. El diluvio azotó con fuerza a Calvià, especialmente a Cas Català e Illetes, donde los Bombers de Mallorca tuvieron que atender a lo largo de la mañana 30 servicios por calles, bajos y sótanos inundados. El volumen de trabajo fue tan grande que los efectivos del parque de Llucmajor se desplazaron a la zona para colaborar. En es Capdellà, un rayo derribó un muro.

La tormenta llegó poco después a Palma acompañada de una intensa granizada. La ciudad fue incapaz de asumir los más de 50 litros por metro cuadrado que cayeron en apenas una hora. Los imbornales quedaron obstruidos en cuestión de minutos y el caos fue instantáneo. Los bomberos y la Policía tuvieron que atender casi 90 incidentes causados por el aguacero.

La situación fue especialmente complicada en el Paseo Marítimo. A la altura del Club de Mar el agua acumulada alcanzó, otra vez, el metro de altura. Varios vehículos, entre ellos un autobús turístico, quedaron atrapados hasta que los bomberos despejaron los imbornales taponados. La Policía Local desvió el tráfico desde la rotonda de Portopí hacia la calle Joan Miró, que no tardó en quedar colapsada. Al mismo tiempo, un enorme árbol de unos 30 metros se desplomó sobre una oficina y tres coches aparcados a la altura del número 37 del Marítimo. Dos carriles quedaron cortados al tráfico en dirección en Portopí, provocando grandes retenciones. Los operarios de Parcs y Jardins del Ayuntamiento trabajaron durante horas para cortar el árbol y despejar la zona.

El colapso circulatorio fue importante también en los accesos a la ciudad tanto por la autovía de Andratx como por la de Llucmajor. La situación no fue mejor en el centro, agravada por la avería de hasta 32 semáforos. La Policía Local se desplegó para intentar minimizar los atascos. Algunas de las vías principales de Palma quedaron completamente anegadas, como la calle Manacor o las Avenidas, donde a la altura de los Institutos el agua acumulada apenas permitía circular en coche. Hubo también inundaciones en la primera línea del Molinar y en Ciutat Jardí se desplomó la terraza de unos de los ´chiringuitos´ que hay junto a la playa, causando lesiones a tres mujeres de entre 40 y 54 años que tuvieron que ser trasladadas a centros hospitalarios.

También en Son Sant Joan se vieron escenas insólitas, como el agua entrando con fuerza en la terminal de llegadas o las pistas anegadas por el agua. Unos 200 vuelos sufrieron retrasos.

Hasta el mediodía, los equipos de emergencias recibieron decenas de avisos en Palma: cuatro por ramas y árboles caídos, seis por vehículos atrapados, diez por inundaciones de locales, doce por alcantarillas en mal estado, diez por calles cortadas y nueve por accidentes de tráfico, dos de ellos con heridos.

El cielo dio una breve tregua, pero a partir de las cinco de la tarde volvió a castigar a la isla con otra gran tromba de agua. De nuevo, los servicios de emergencias quedaron totalmente desbordados por el aluvión de llamadas. En la capital, los Bombers y la Policía atendieron otros 88 incidentes relacionados con el aguacero. La calle Puerto Rico, en Nou Llevant, quedó totalmente inundada y la entrada desde la autopista de Llevant, impracticable. Una situación que se repitió en la Costa del Gas, donde los coches apenas podían circular por la acumulación de agua.

Esta segunda tormenta derribó al menos cuatro árboles en diversos puntos de la ciudad. En la calle General Ricardo Ortega cayó uno de más de 20 metros, sin causar heridos. Los operarios del Ayuntamiento no pudieron retirarlos por sus medios y fue necesaria la intervención de los bomberos para cortarlo. En el Paseo Marítimo, otro árbol cayó sobre la terraza de un quinto piso sin causar daños personales.

Los bomberos atendieron también numerosos servicios por la caída de cascotes en la vía pública. El más importante se produjo en la calle Julián Álvarez, donde grandes bloques de la cornisa de un edificio se desprendieron y acabaron sobre la acera y la calzada. También hubo desprendimientos en un muro en el convento de Santa Elisabet, junto a la Porta des Camp.

La tarde fue también muy complicada en Calvià. Los bomberos del parque de Santa Ponça continuaron trabajando durante horas, apoyados de nuevo por sus compañeros de Llucmajor, para solventar las decenas de incidencias pendientes. Un bombero sufrió lesiones leves durante uno de los servicios.

En Pollença, la lluvia acabó desbordando un torrente y dejó aislada a una persona en una casa rústica en la zona de Can Bosch, según informó el 112.