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Boulevard

El canal alemán ZDF documenta la explotación hotelera

La camarera de un hotel mallorquín explica a la cadena alemana ZDF la medicación que se ve obligada a tomar para limpiar treinta habitaciones diarias, "donde algunos se portan como cerdos", en cuatro horas. Si no le gusta, "muchas otras quieren tu trabajo"

Laura Camargo denunció ante la Junta Hotelera de Inma Benito la “explotación laboral, precariedad y situación fraudulenta" de los hoteles mallorquines. Según la televisión estatal alemana ZDF, la número dos de Podemos se quedaba corta en sus acusaciones. En apenas media hora, una edición de su programa Zoom titulada “Los negocios de TUI” documentó el 18 de agosto las condiciones de esclavismo en que trabajan las camareras de hoteles de grandes cadenas.

Podemos, 1 - Hoteleros, 0, arbitra la prestigiosa ZDF. Si la cadena alemana glosara las virtudes de Mallorca, los hoteleros se apresurarían a constatarlo. Por tanto, recalquemos que cada turista apenas deja en la isla cincuenta euros de los 800 que paga por el paquete. O que las trabajadoras de hostelería consumen fármacos variados para paliar el estrés de sus excesos horarios. Según un médico de Felanitx, “sufren si no acaban las treinta habitaciones que tienen asignadas, y esto les produce mucha ansiedad. Consumen ansiolíticos constantemente y pueden acabar en una depresión”.

En la imagen del programa de la ZDF que hoy nos ilustra, una trabajadora anónima muestra su farmacopea a la conductora del reportaje. Contratadas por cuatro horas, las camareras han de limpiar las treinta habitaciones, “donde algunos clientes se han portado como cerdos”. A ocho minutos por habitación. Si superan ese tiempo, allá ellas. No se abonan horas extras.

La mejor ciudad para vivir según el Sunday Times, la peor ciudad para trabajar según la ZDF. No son sentencias incompatibles, el mensaje de los empleadores a las esclavas es que “hay muchas otras que buscan y quieren tu trabajo”. Canibalismo horizontal, como en el todo incluido que también denuncia el programa por boca de un empresario de restauración. En su sentencia, la granja turística concentra “mucha riqueza en muy pocas manos”.

He bromeado en alguna ocasión sobre el colonialismo prusiano en Mallorca, pero confieso que se abrió el suelo bajo mis pies, para que se tragara mi alma caída, cuando una turista define en la ZDF su lugar de veraneo como “la isla de los alemanes”. Un compatriota asegura que no ha salido del Balneario Seis ni piensa hacerlo. El reportaje vérité se cierra con un sarcástico “en Mallorca, la fiesta continúa”. Y luego nos quejaremos de que los alemanes no nos conocen.

Una semana atrás conmovíamos de nuevo al planeta, con los alquileres estratosféricos de miles de casas mallorquinas en la plataforma airbnb.com. ¿Cómo han reaccionado los pretecnológicos hoteleros locales? Más allá de las hipócritas maldiciones de ordenanza, los oligarcas están colocando sus propias residencias en la citada página web, y buscando propiedades para alquilarlas. Les disgusta la competencia, no el negocio.

Pasar de poderosísima jefa de un banco gigantesco a humilde cajera de una sucursal del extrarradio a raíz de la publicación de un comentario en tripadvisor, es el mayor caso de shaming de la historia de España, o incluso de Mallorca. El cliente no siempre tiene la razón, y puede perder el trabajo. En estos casos aplico dos reglas. Primera, disparar hacia arriba, donde siempre aciertas y no hay desproporción posible. Segunda, ustedes han pagado por este artículo o eso espero, y tienen derecho a maldecir al texto y a su autor. Bueno, tampoco se pasen.

A propósito, nuestro infomercial del pasado domingo ha llevado al expresident Biel Barceló a confirmar vía twitter que no solo compra en grandes superficies en festivo, sino que felicita a los gigantes del comercio por ofrecer sus servicios cuando alguien -se supone que no solo un vicepresidente- tiene una urgencia a una hora intempestiva. Viva la liberalización ecosoberanista de horarios, por tanto.

Denuncian a dos jóvenes por los numerosos errores ortográficos de sus pintadas en la farmacia del Sanador Bauzá. Por si acaso, el insigne político ha anunciado a sus próximos que traslada su residencia desde Marratxí hasta su pisito millonario en el edificio que desfigura el entorno de la Catedral, recuerde dónde lo leyó antes. El palacete en cuestión fue declarado ilegal por el Tribunal Supremo que no el Superior, y el farmacéutico cambió dos leyes para saltarse la sentencia con el inestimable auxilio de Mateo Isern.

Los copropietarios del palacete de Bauzá, con ilustres figuras de la saga Fluxá, ni siquiera querían molestarse en contratar un abogado, confiados en que el breve president manipularía convenientemente la legislación. El senador quiere vivir como un señor. Un señorito madrileño, en su caso. Bauzá ha asombrado a Madrid con su deuda de un millón y medio de euros, insuperable en la viciada cámara senatorial. Sin embargo, el meollo de su declaración de bienes en el Senado es el camuflaje de su farmacia, porque en Madrid no dispone de un Tribunal Superior a su disposición. Por eso define como “Otros procedentes de gestión patrimonial” la friolera de 79 mil euros obtenidos por lo que es en realidad una “actividad económica” farmacéutica, según consta en su declaración de la renta.

El artículo Educació segregada, del catedrático Jaume Sureda, debería zanjar una cuestión donde la mentira empieza como de costumbre por la falsificación de Educació diferenciada. No con el dinero del contribuyente. Si Dios cometió el error imperdonable del dimorfismo sexual, no nos corresponde a nosotros corregirlo artificialmente. Por desgracia, el conseller Martí March ha claudicado.

El hombre que ha intentado leer cada novela de Jonathan Franzen les comunica que se aproxima Pureza. Vean Bank Cut, Bernie y Mr. Holmes, por este orden.

Reflexión dominical prioritaria: “La transparencia y la libertad de expresión son conceptos en que se citan antes las excepciones que la norma”.

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