Tantos los hoteles como los apartamentos de Mallorca están este verano más llenos que nunca. O así fue en julio, según revelan los datos oficiales del Ministerio de Turismo, que documenta que las islas recibieron 2.512.757 viajeros, la cifra más alta de la que hay registro. La mayoría, 2,1 millones, fueron clientes extranjeros, que sustentan el éxito de público de una isla que también bate cifras de facturación. A los viajeros internacionales se sumaron 382.290 españoles, lejos aún de las cifras previas a la crisis en el mercado nacional, en el que Mallorca obtiene aún peores resultados que en años de recesión española como 2012. El abarrote veraniego da continuidad a un crecimiento sostenido durante la temporada media, que hace que las islas hayan completado un primer tramo de año de récord de visitantes.

Así que la realidad que reflejan los datos supera a la ficción, pero además revienta hipótesis. Algunas de ellas muy repetidas, como las cuatro que siguen. Hipótesis número uno: los alquileres turísticos van a acabar con el negocio hotelero. Error: los datos del Ministerio de Turismo revelan que este mes de julio fue el de mayor lleno de la historia en los hoteles de las islas, y también en los apartamentos, que crecen con fuerza en ocupación respecto al año pasado, pero estuvieron solo un poco más solicitados que en su segundo mejor año (2012). Así que hay negocio para todos, frente a lo que dicen cada pocos días los hoteleros.

Hipótesis número dos: el mercado español se recuperará definitivamente en 2015 al calor de la mejoría económica que vende el Gobierno Rajoy. Error: el turismo nacional va mejor que el año pasado, pero resulta que su aumento del 4% en julio no se acerca al 15% augurado por gobernantes y hoteleros, con lo que no da ni para superar las cifras de 2012, cuando la crisis que ahora por lo visto no existe (según algunos) estaba en su peor momento (acababa de marcharse el presidente Zapatero, mal de males según quien hoy habla de recuperación).

Magaluf crece en el escándalo

Tercera hipótesis: los escándalos de Magaluf van a acabar por hundir el prestigio del destino Mallorca, sobre todo en el mercado británico. Error tan grueso como previsto por quienes conocen un poco a los turistas ingleses de Magaluf: según los datos, el turismo británico es este julio el gran causante del récord de abarrote. Pese al espectáculo televisivo de las felaciones en serie y el ruido global que hacen turistas saltando de balcones como siempre pero con más repercusión que nunca, el mercado inglés crece más que ningún otro en Mallorca y en Balears. 674.000 británicos se bañaron en el julio de las islas, una cifra nunca vista, ni con mamading, ni sin él (si es que alguno vez el turismo británico vivió sin él).

Cuarta y última hipótesis, por no cansar demasiado: Mallorca nunca logrará desestacionalizar, porque vive del sol y playa, exclusivos del verano. Pues tampoco. Resulta que el turismo en las islas creció este año más en invierno que en verano, confirmando que en temporada alta hay poco margen de crecimiento para una Mallorca más atestada que nunca. Viajeros como los nórdicos, de hecho, crecen con fuerza como clientes en el año, pero bajan en los meses de asfixia humana y climática de julio y agosto. También pasa con los alemanes, que este verano vienen menos (bajan de 598.000 en julio a 590.000, en un descenso en temporada alta que no para desde 2013, cuando llegaron 638.000 alemanes).

Los datos quitan así más razones de las que dan. Ocurre con los rusos, que no han desaparecido, como se auguró en invierno. Siguen viajando a las islas pese a su rublo devaluado. También lo hacen franceses, holandeses y belgas, que en realidad son más importantes para Mallorca que los rusos: a su creciente gusto por la isla hay que agradecer el aumento hasta un máximo histórico de la cifra de viajeros de julio, que se suma a los de meses precedentes para augurar un año de récord. Por cuarto ejercicio consecutivo. Y no solo en aglomeración de turistas: nuevamente los datos, emperrados en desmontar hipótesis, muestran que la facturación crece hasta máximos, mientras las operaciones de venta con tarjeta en comercios, restaurantes, hoteles y negocios turísticos en general colocan a Balears en cabeza del gasto, como demostraba un estudio de BBVA publicado ayer en estas páginas.