Si José Ramón Bauzá ha pasado ya a la historia como el primer presidente autonómico incapaz de mejorar la financiación estatal de Balears, el presidente del Gobierno español con el que negoció, Mariano Rajoy, figurará en los anales como el jefe del Ejecutivo que menos ha invertido en las islas, más maltratadas que nunca durante esta legislatura. En su último presupuesto antes de las elecciones, Rajoy eleva de golpe un 9,2% la inversión estatal en la comunidad balear, uno de los mayores incrementos de todas las regiones. Y suena a mucho, pero no es tanto: Balears estaba tan atrás que esos 159 millones de inversión directa son apenas 13,3 millones más (145,7 están llegando este año), entre ministerios y organismos autónomos, un crecimiento grande desde cifras paupérrimas, que hace que las islas se queden de nuevo al final de la tabla que mide el gasto del Estado por habitante.

Como siempre. Solo que más que nunca con Rajoy, que se presenta a la reelección con un hito a tener en cuenta por los baleares: ha dedicado a las islas en inversiones en cuatro años lo mismo que los presidentes Zapatero y Aznar en uno solo de sus años. Por el camino se ha pasado por el forro de la legalidad las inversiones estatutarias. Tenían que ser unos 400 millones al año y más o menos eso es lo que ha invertido en cuatro años. Juntos. Ahora el Govern Armengol se plantea reclamar en los tribunales un dinero que corresponde por ley orgánica, más de 1.300 millones que garantiza el Estatuto d'Autonomia, sistemáticamente incumplido por el Gobierno Rajoy, hasta hace un mes con la aquiescencia inmóvil del Govern Bauzá.

Dinero para depuradoras

Aunque algo lograron en la administración Bauzá. Por ejemplo, en el equipo de Hacienda de José Vicente Marí (hoy portavoz parlamentario del PP) dieron tanto la lata con las depuradoras que necesitan las islas para evitar ver sus costas convertidas en vertedero de fecales, que las inversiones se han hecho realidad. Y por fin llegan. De hecho, el grueso del aumento de las partidas previstas en los presupuestos de 2016 para Balears corresponde precisamente a las depuradoras, cuyas obras tendrá en 2016 el impulso de 38 millones, a los que seguirán otros 27 en 2017, que en 2017 ya no hay elecciones.

No en vano los presupuestos del Estado presentados ayer consignan 51 millones en inversiones a través de los ministerios, que vuelven a bajar de nuevo en 2017, cuando están previstos 36,9 millones, una vez pasadas las generales (como muy tarde serán en noviembre de este año). A esos 51 millones se unen otros 107 de los principales organismos autónomos del Estado, frente a los 73 de este 2015, cuando los ministerios aportan 71,9, para un total de 145,7 este año, que serán los 159 millones citados en 2016.

La mayoría de los que llega de las empresas públicas son inversiones de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA). El ente que gestiona los cielos españoles dedicará a los aeropuertos de la isla 64,8 millones en 2016, más que los 40,5 del año pasado, pero muchos menos que los 250 millones de beneficios que obtiene el Estado en los aeropuerto baleares. Tal es el desequilibrio que solo los aeropuertos generan al Estado más dinero del que devuelve a las islas en inversiones públicas.

De esa cantidad de AENA, 56 millones serán para Son Sant Joan. La terminal mallorquina recibirá para mantenimiento y para mejoras en los campos de vuelo, el centro de gestión de equipajes y la climatización. La cifra se completa con los 37 millones que aporta el Estado a los puertos de las islas. El grueso del dinero irá a Menorca, pero el puerto de Palma obtiene 9,6 millones, la mayoría para el dique del oeste.

En total , el Estado manda a Balears 159 millones en inversión, que ilustran una curiosa paradoja: tras años de gobierno del PP en Madrid y en las islas, Rajoy firma su mejor presupuesto para Balears justo cuando los votantes ya han echado al PP del Govern. Y con prisas: el presidente, cuyo mandato concluye antes de que entren estos presupuestos en vigor el 1 de enero de 2016, le deja las cuentas hechas a su sucesor, si es que pierde el poder, como le vaticinan a Rajoy casi todas las encuestas. De ello se queja la presidenta balear, Francina Armengol, que califica de "anomalía" que Moncloa ni se haya dignado a negociar con Baleras las inversiones que necesita la comunidad peor tratada por el Estado.