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Investigación en la Iglesia de Mallorca

El fiscal cree que la denuncia sexual contra el exprior de Lluc ha prescrito

Apoya la propuesta de la defensa de Antoni Vallespir de que se decrete el archivo del caso

La fiscalía de Balears no va a solicitar la declaración como imputado por un delito sexual del antiguo prior de Lluc Antoni Vallespir. Y no lo va a hacer porque, al igual que considera la defensa, la fiscalía entiende que la denuncia que presentó el antiguo blauet habría prescrito y, por tanto, el caso debería archivarse. La fiscalía ha comprobado, realizando un cálculo de las fechas, que han transcurrido más de quince años desde que la víctima cumplió la mayoría de edad hasta el día que denunció los hechos. Este tipo de delito sexual prescribe, precisamente, a los quince años, no desde la fecha de los hechos, sino a contar desde el día que el perjudicado alcanza la mayoría de edad.

La decisión de la fiscalía, que lógicamente coincide con la del abogado defensor Jaime Campaner, no supone que considere que el relato que describe la víctima no sea cierto. Lo que entiende el fiscal es que legalmente no se pueden perseguir, porque los hechos ya estarían prescritos.

La fiscalía, precisamente, se ha tenido que pronunciar después de que la defensa solicitara a la juez que decretara el archivo del caso. Petición en la que se alegaba precisamente la prescripción de los hechos.

La juez que investiga esta denuncia por agresión sexual, cometida presuntamente por uno de los más destacados integrantes de la iglesia de Mallorca, pidió a la fiscalía que se pronunciara sobre esta propuesta, antes de que ella diera una respuesta. El fiscal se ha limitado a realizar un cálculo, comprobando la fecha en la que el denunciante cumplió la mayoría de edad y el día que denunció los hechos.

Opinión de la víctima

La juez también ha solicitado a la víctima que se pronuncie sobre dicha prescripción. De momento su abogado no ha respondido a esta petición, pero lo más lógico es que se oponga a que los hechos se declaren prescritos.

Si la magistrada apoya la petición de la defensa y del fiscal ni siquiera citaría a declarar a Antoni Vallespir, según señalaron fuentes próximas al caso, y se vería obligada a archivar la denuncia, limitándose a escuchar el testimonio del denunciante.

Precisamente, la juez escuchó en persona hace varias semanas al joven que denunció a Vallespir por agresión sexual. Las mismas fuentes señalaron que el joven describió un relato muy creíble, al que acompañó también con documentos escritos en los que el exprior de Lluc viene a confesar el contacto sexual que tuvo con el denunciante cuando éste era menor de edad. Una relación que se habría iniciado en el internado de Lluc, pero después se habría repetido en el monasterio de Secar de la Real, donde el religioso y el menor habrían vuelto a coincidir.

La víctima, que también ha denunciado los hechos en el seno de la Iglesia, solicitó por escrito al juzgado que se le citara y pudiera relatar personalmente su calvario. La juez Ana San José aceptó la propuesta del joven, que reside en Barcelona. Se le tomó declaración en presencia del fiscal y del abogado defensor de Vallespir. El joven detalló que los hechos se iniciaron a principios de los años 90. En esa época estaba internado en la escolanía de Lluc, bajo la tutela precisamente del que después sería nombrado prior del monasterio, Antoni Vallespir.

El joven aportó también los correos electrónicos que se cruzó con el religioso. En estas comunicaciones con Vallespir le acusa de haberse aprovechado de su inocencia infantil para abusar sexualmente de él, precisamente valiéndose de su condición de tutor de estudios. El religioso, al que llegó a invitar a su enlace matrimonial, viene a reconocer a través de este correo que la relación sexual se produjo, si bien muestra su total arrepentimiento. Le pide perdón por lo que le hizo y se excusa diciendo que no era consciente del daño que le estaba haciendo a un menor. Llega a confesar que la situación se le fue de las manos.

Hubo un segundo correo en el que Vallespir de nuevo insiste en su arrepentimiento, pero confiesa que en esa época era joven y tenía dudas. A pesar de que las pruebas de que el relato que cuenta la víctima es verídico, todo apunta a que Vallespir podrá evitar no solo sentarse en el banquillo, sino incluso tener que dar explicaciones ante un juez sobre estas graves acusaciones que le dedica el antiguo blauet.

Pero aunque el proceso judicial se encuentre con la circunstancia de que los hechos han prescrito y, por tanto, no se pueden perseguir, ello no supone que Vallespir pueda regresar a su antigua ocupación como prior de Lluc. El proceso eclesiástico que se inició precisamente por la denuncia del antiguo estudiante, continúa su proceso. Fue el propio obispo de Mallorca, Javier Salinas, quien dio toda credibilidad al relato del joven. El obispo tuvo acceso, además, a los desveladores correos electrónicos. Por ello, decidió el cese inmediato de Vallespir.

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