Marivent abría ayer sus puertas a una escena insólita. Felipe de Borbón, el Rey, recibía por primera vez la visita de las cuatro principales autoridades de la isla, todos ellos republicanos, y una de ellos la primera representante institucional de Podemos a la que recibe. Y la noticia es de jardinería: según coincidieron en explicar la presidenta del Govern, la presidenta del Parlament, el alcalde de Palma y el presidente del Consell de Mallorca, Felipe VI mostró su disposición a que los jardines del palacio se abran al público que los paga, el balear, una cuestión que forma parte del pacto de gobierno firmando por PSOE, Podemos y Més.

De momento ayer ya hubo algún cambio al respecto. Con el anterior monarca, los presidentes de las islas acudían a la audiencia y después hablaban en la calle, al sol de mediodía del julio mallorquín, fuera del que es paraíso de veraneo borbónico desde los años setenta. La democracia, fuera de palacio. Ayer todos pudieron expresarse en el interior de Marivent, al pie de unos jardines que quizá algún día se abran a los contribuyentes que pagan su mantenimiento, pero que de momento apenas se pueden mirar: sobre el terreno, tres agentes de seguridad vigilaban con celo para que los periodistas no hicieran al jardín las fotos que todos hicieron. Y no piensen que está en juego el acceso a Versalles: son unos jardines muy normalitos. Aun así se convirtieron en el principal tema de un día en el que el Rey inició todas sus conversaciones con los líderes de las islas preguntando por el asesinato de una mujer en Palma.

La primera en acudir a la cita con la monarquía era Francina Armengol, presidenta del Govern, cuñas de tacón alto y vestido azul, como el traje del Rey, en un día en el que tres de los cuatro representantes institucionales de las islas(dos del PSOE, una de Podemos) se abonaron al color del PP para rendir visita real. La presidenta aseguraba al salir que hablaron de los problemas económicos y sociales de las islas, en "las que vive mucha gente en situación de pobreza y de desigualdad". Y luego entraron a la cuestión clave ayer, los jardines. El Govern prepara una propuesta. Están mirando todos los aspectos jurídicos para negociar con la Corona a qué zonas se podrá acceder. Cuando la propuesta esta lista, se la trasladarán a Felipe de Borbón, que está "en disposición de hablar". De lo que no hablaron ayer la presidenta y el rey fue de Kovacs, un viejo amigo de la Familia Real, doctor él, que ha hecho del tratamiento a base de grapas una fuente permanente de ingresos en forma de subvenciones y conciertos con los sucesivos gobiernos baleares (con el PP y con el PSOE).

Ni Kovacs, ni la infanta

Tampoco hablaron de la infanta. "Es la primera vez que vengo, no he sacado el tema que no me vuelve a invitar", bromeaba, a preguntas de los periodistas el president del Consell, Miquel Ensenyat, que lució para la ocasión un vestuario difícil de verle, traje y corbata. Antes había pasado otra republicana reconocida, Xelo Huertas, de Podemos, presidenta del Parlament, que como había anunciado no hizo reverencia al Rey. Saludo y dos besos, para acabar con una sonrisa de Felipe VI. Y el mundo sigue girando. "Ha sido un encuentro muy interesante y cordial con una persona muy informada (...). Sabe que soy republicana y no hay ningún problema, ambos sabemos que él es monárquico", bromeaba. Hablaron del busto del Rey retirado en Barcelona y de gestos de los nuevos gobiernos, pero sin estridencias. "La verdad es que es un hombre afable y cordial y no ha fruncido el ceño en ningún momento", decía Huertas, que le pidió al Rey que renuncie a la recepción y cóctel del próximo miércoles y done ese dinero a un comedor social. Le dijo que no, que es su oportunidad de conocer de primera mano las inquietudes de la sociedad balear. Pero está dispuesto a abrir el jardín a quien lo paga. Lo confirmaba el alcalde, José Hila, que le garantizó a Felipe de Borbón que se hará "con tiempo, sin prisas, buscando un acuerdo porque los jardines son un atractivo turístico y revitalizarán Cala Major, que necesita un impulso". Será un impulso botánico. Y real.