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Análisis

Armengol y Barceló no saben dónde están

Armengol y Barceló no saben dónde están

La inclusión inmediata de Francina Armengol y de Biel Barceló en una fundación privada, contra la voluntad de presidenta y vicepresidente según manifiestan, va más allá del descuido o la necesidad de congraciarse con los autoproclamados poderes fácticos mallorquines. Ambos fueron añadidos a patronatos y comités porque han llegado al Govern, pero precisamente alcanzaron el Govern con el mandato de no figurar en la rancia nomenclatura de instituciones de grapas. En compañía de Zourab Tchokotoua, al que nadie querría conocer en la España actual.

La incorporación de presidenta y vicepresidente, como patronos y directivos de la entidad favorita de Bauzá, proporciona un excelente mapa de situación de la isla. Kovacs está donde siempre, Armengol y Barceló no saben dónde están. La zancadilla que dicen haber encajado es menos preocupante que su sorpresa. ¿En qué liga pensaban que están jugando?

En el último debate del estado de la autonomía con Bauzá de president, Barceló mostró una inusitada dureza al recriminar al PP sus deferencias hacia Kovacs. Menos de un año después, figura en el "Comité de seguimiento" de la fundación de medicina alternativa. Donde, por cierto, el representante del ministerio de Sanidad está "pendiente de ser designado", lo cual relativiza el automatismo en la sustitución. Ayer, el vicepresidente expresó su rechazo a la inclusión que dice desconocer, mediante un tuit modélico. "En relación a mi presencia en la Fundación Kovacs (que hoy recoge @diariomallorca), lo han hecho sin consultar y pediré que me quiten". Sin embargo, en la política mallorquina, la ignorancia de la férrea ley local es peor que su incumplimiento.

Resulta simbólico que la incorporación no consentida a la fundación de grapas afecte simultáneamente a Armengol y Barceló, obligados también a convivir a la fuerza en el Govern. Si no espabilan, protagonizarán numerosos tropiezos a dúo. No intentan demostrarles que nada ha cambiado, sino que nada debe cambiar.

PSOE, Més y Podemos operan bajo la ilusa pretensión de que su acceso al Govern purifica de inmediato el ambiente de la triste legislatura anterior. Querrían un camino fácil que no existe. Padecen la propensión a creerse que los privilegiados cederán espontáneamente sus prerrogativas. Para cuando se enteren de que "tenemos el Govern pero no el poder" como decía Salvador Allende, los habrán perdido ambos.

La presidenta y el vicepresidente no pueden estar en el patronato de una fundación privada a dos clics del ordenador sin enterarse. En lugar de dedicar a sus asesores a redactar tuits anodinos que avergonzarían incluso a los habituales del género, podrían dedicar el capital humano a velar por su elemental reputación online. Literalmente, a preocuparse por saber dónde están. Barceló dispone de todo un director general de Nuevas Tecnologías, salvo que este concepto se refiera a los frigoríficos.

Lo anterior obedece a un relato de humor blanco. Con una cuña de escepticismo, la trayectoria de Armengol y Barceló está plagada de contactos sumisos con los sectores más favorecidos y dañinos de la sociedad local. A algunos les han otorgados cargos que desacreditan al Govern entero. También en el caso que hoy deploran, el exceso de confianza puede haber contribuido a una presencia indeseada.

PSOE (15), Podemos (10) y Més (9) simbolizan el mayor triunfo de la izquierda en la historia de Balears. Su mandato consiste en ampliar el poder al conjunto de la ciudadanía, en descubrir propuestas de ilusión que desde luego no contemplan a la nómina de los predilectos de Bauzá o Antonio Gómez. Y si Armengol o Barceló no saben dónde están, están muertos. Repasemos ahora el patronato de la Fundación Impulsa, con las nuevas tecnologías.

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