Los placeres están para vivirlos y más si se está en una isla paradisíaca como es Mallorca. Eso es lo que debieron pensar ayer los alcaldes y ediles del PP que forman el sector crítico del partido que se embarcaron en el Port de Sóller para realizar una excursión en barca hasta sa Calobra para participar en una comida "de amigos".

"No hay nada en especial, somos un grupo de amigos que nos vamos de excursión", aseveró el alcalde popular de Fornalutx, Antoni Aguiló, mientras esperaba la llegada de alguno de los críticos para embarcarse en el Port de Sóller. No todos lo hicieron porque algunos, como el exalcalde de Sóller, Carlos Simarro, se han reincorporado a sus puestos de trabajo como funcionarios. Y la cosa no está para faltar en el trabajo.

La cita de ayer fue la enésima comida "mensual" que realiza este sector que propugna un cambio de rumbo en el PP balear. Inevitablemente en el encuentro se coló la dimisión de José Ramón Bauzá como presidente de los populares de Balears. "Ya era hora", afirmó alguno de ellos.

Sea como fuere, el expresident del Govern y del PP fue protagonista involuntario en el encuentro de estos destacados miembros del PP que, supuestamente, se cogieron un día de asueto para ir a la playa y comer entre amigos. Nada mejor para ello que la intimidad que da sa Calobra y la paradisíaca playa del Torrent de Pareis con centenares de turistas ajenos a los problemas internos por los que atraviesa el PP. Con bañador y piernas aún poco tostadas por el sol, la excursión comenzó con unas cañas y unas patatas en un conocido bar del Port de Sóller, donde poco a poco fueron llegando los barones críticos del PP. A mediodía se montaron en un taxi-boat que los tenía que llevar rumbo a Sa Calobra, lugar de destino de la embarcación. A medio camino tenían que hacer una parada para darse un chapuzón en el mar y de paso refrescar así sus ideas sobre el futuro de su partido.

El de ayer era el almuerzo que tenía como anfitrión el alcalde de Escorca, Antoni Solivellas, uno de los pocos que ha conseguido salvar los muebles tras el descalabro del 24M. Si unos estaban por las bromas, por hablar del calor y otros temas mundanos, quien no se despegó ni un instante del teléfono fue el alcalde de Campos y líder del sector crítico, Sebastià Sagreras, que ocultaba su rostro bajo un sombrero de paja y las gafas de sol. En la tertulia previa a la salida se coló el nombre del dimitido Bauzá y de otro Bauçà, Jaume Bauçà del PP de Montuïri, quien alguno de los críticos ya lo colocaba, no sin resignación, como oponente de Miquel Vidal para hacerse con la presidencia. Según algunos ediles, el problema para ellos es que el nuevo Bauçà, el oficialista, es "el hombre de José María Rodríguez" colocado ahora en la cúpula del PP. Para el sector crítico es más de lo mismo. Su mirlo blanco sigue siendo el alcalde de Campos para que dé un giro al PP balear.

Pero ayer, los problemas internos por los que pasa el PP parecía que pasaban de refilón. Los que se embarcaron rumbo a sa Calobra tenían claro que el teléfono móvil se quedaba apagado por unas horas y los problemas del partido aparcados hasta nueva ocasión. Lo que preocupa a alguno de ellos es su futuro laboral más inminente, sus vacaciones y el "ja ho veurem". Mientras todo eso ocurría, el ex presidente de la FELIB, Joan Albertí, se descamisaba para subirse a la barca y mostrar a sus compañeros el paisaje de la costa norte de la isla. El exalcalde de Palma, Mateo Isern, habitual en estos encuentros, no puso asistir por tener un compromiso anterior.