Calma tensa en el PP Balear. Sigue vigente la tregua pactada entre el sector critico y el oficialista para negociar una candidatura unitaria a la presidencia provisional del partido, pese a los duros enfrentamiento que se vivieron a puerta cerrada durante la reunión de la junta insular de Mallorca del pasado lunes. El sector crítico que lideran el alcalde de Campos, Sebastià Sagreras, junto a Biel Company, Mateo Isern y Martí Sansaloni, se siente fuerte para forzar una votación contra el candidato oficialista que propugnan José María Rodríguez y José Ramón Bauzá, el exalcalde de Montuïri Jaume Bauçà. Entre otras cosas porque saben que cuentan con el respaldo del PP nacional en su cruzada por cambiar las cosas en el PP balear. Lo único que les han pedido desde Madrid es que no hagan "sangre" contra los hombres de Bauzá.

El sector crítico ha consultado sus pasos y ha recibido el beneplácito de la secretaria de organización de Madrid que comandan María Dolores de Cospedal y Fernando Martínez-Maíllo como vicesecretario. Sin embargo, Madrid les ha pedido moderación para no crear heridas internas que sean difíciles de curar. El PP nacional ya da por amortizado a José Ramón Bauzá. Sin embargo, no quiere un escarnio público contra su persona y quienes rodean al expresidente autonómico. En estos términos se lo comunicó el propio Martínez-Maíllo a los representantes del sector crítico. Un vicesecretario general que también dejó claro a Bauzá que su gestión postelectoral en el partido no ha gustado nada en la calle Génova 13 de la capital de España.

Es por ello que los críticos, y representantes del regionalismo en el seno del PP, están muy esperanzados en poder ganar una votación en el comité ejecutivo que está formado por 120 personas. Este órgano es el que debe designar el substituto de Bauzá una vez que haya dimitido. La reunión la debe convocar el todavía presidente del partido y se habla de que lo podría hacer cuando jure el cargo como senador.

Fuentes del PP señalan el viernes como posible fecha. Lo que ocurre es que Bauzá se resiste a dejar el mando del partido sin antes tener controlada la sucesión con su hombre afín, Jaume Bauçà. Ante esta situación, el comité ejecutivo puede que no se celebre hasta la próxima semana.

Algunos miembros del citado comité han pedido al partido que si hay dos candidatos (Sagreras y Bauçà) la votación sea secreta y no a mano alzada, como es habitual. Temen las presiones de ambos sectores a la hora de ejercer su derecho a voto.

Rifirrafe entre Gijón y Sagreras

El pasado lunes se celebró reunión de la junta insular de Mallorca del PP. Un encuentro que en principio debía ser de guante blanco para ratificar los portavoces y los cargos en el Consell de Mallorca. No obstante, el debate entre críticos y oficialistas protagonizó buena parte del encuentro. El diputado Álvaro Gijón, representante del sector rodriguista, mantuvo un duro rifirrafe con Sagreras. Negó que ellos estuvieran maniobrando a favor de Jaume Bauçà: "En cualquier caso, si lo apoyáramos sería del todo legítimo", le espetó Gijón. Acto seguido, Sagreras pidió la palabra para dirigirse a Gijón y le llamó "José María", en alusión a Rodríguez. Rápidamente el alcalde de Campos pidió disculpas por llamar José María a Gijón alegando que el "subconsciente me ha traicionado". Sagreras exhibió ante todos los presentes el ya famoso whatsapp donde José María Rodríguez anuncia que se suspenden las comidas "en aras de conseguir una candidatura única liderada por Jaume Bauçà". Sebastià Sagreras quiso demostrar que la lista del exalcalde de Montuïri estaba auspiciada por los sectores de Rodríguez y de Bauzá.

También intervino Jaume Bauçà, que como había comentado Sagreras antes, reconoció que ambos eran amigos. Aseveró que su objetivo para optar a la presidencia provisional era conseguir la unidad del partido hasta llegar al congreso que deberá elegir al nuevo líder.

Bauçà, al igual que Sagreras, comunicaron su intención de presentarse para ser presidente provisional. El exalcalde de Montuïri estuvo a punto de tirar la toalla el pasado lunes, pero los hombres de Bauzá y Rodríguez lo convencieron para que diera la batalla contra Sagreras, Company, Sansaloni e Isern. Los críticos confían en conseguir un acuerdo para que solo exista un candidato, lo que ocurre es que no quieren imposiciones de los oficialistas.

En cualquier caso, la facción de críticos que lideran Sagreras, Company e Isern aseguran que cuentan con la mayor parte de los apoyos de Menorca y Eivissa en caso que se fuerce una votación. Ello, unido a una amplia representación de la part forana que los respalda y el beneplácito de Madrid, les hace confiar en que Sebastià Sagreras pueda ser el presidente provisional en una hipotética votación del comité ejecutivo.