La jornada vivida ayer en el Consolat de Mar superó a cualquier guión de Julio César y los Idus de marzo. Un José Ramón Bauzá "desnortado", que "todavía vive en su mundo" hacía malabarismos para mantenerse en un poder efímero. Mientras, sus hasta hace poco allegados ultimaban los detalles de su asesinato político.

A primera hora de la mañana, Bauzá tocó a rebato a su conseller de Medio Ambiente y Agricultura en funciones, Biel Company, que pone cara al grupo de insurrectos. Según el relato reconstruido por uno de los alcaldes rebeldes, "allí dentro se echaron en cara muchas cosas" mutuamente. "No hubo insultos", apunta, "pero a Bauzá no le gustó la cartilla que Biel le leyó". Otra versión, más cercana al presidente, revela que éste le recriminó a Company su papel de conspirador desagradecido, recordándole que le debe el cargo de conseller y el haberle mantenido en la lista autonómica, gracias a la cual será diputado.

Bauzá trató de que Company recapacitara y se desconvocara la cita de esta noche para sentenciarle. El titular de Agricultura se marchó sobre las once sin darle demasiadas esperanzas. Al cabo de unas horas entró en la sede de Presidencia Martí Sansaloni, otro conseller que impulsa la caída de Bauzá. El responsable en funciones de Sanidad escuchó los reproches del presidente, y le trasladó al igual que Company el sentir del grupo.

"Esto que hacéis de decirme ´o te vas o no serás senador´ es un chantaje, no se puede aceptar", fue la principal denuncia ayer de Bauzá, que se siente injustamente maltratado por aquellos a los que ha premiado con cargos.

La palabra "chantaje" fue ayer la más repetida por el todavía líder del PP, al igual que sus defensores. Entre las más criticadas por la actitud de los díscolos se encuentra María Salom. La presidenta del Consell en funciones fue la semana pasada a Bauzá a "suplicarle" -según la versión oficial- que la metiera en la Mesa del Parlamento. El puesto era para premiar la lealtad y de paso blindar a Antonio Gómez, pero Salom argumentó que quiere dimitir dentro de un mes del Consell de Mallorca y no hacer oposición allí. "Dice que el nuevo gobierno de izquierdas le va a sacar cosas de su gestión y que tiene que haber otro portavoz", recalca un ´bauzanista´. El presidente aceptó, "y al cabo de dos días María va y le clava un cuchillo por la espalda", protesta la fuente.

Pero sin duda, el rebelde que más está en el punto de mira del Consolat es Mateo Isern. La intención del exalcalde de Palma es ir de candidato por Balears al Congreso de los Diputados, aseguran los ´bauzanistas´, "igual que todos los demás que piden la cabeza del presidente solo buscan un cargo", censuran. Si los críticos logran que el todavía líder dimita antes de hacer las listas, Isern tiene una posibilidad.