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Opinión

Hay que decidir quién no manda aquí

Hay que decidir quién no manda aquí

Media docena de artículos, sobre la necesidad de pactar un president/alcalde antes de prohibir por consenso las corridas de toros, desembocan en una honda frustración. Cabe invertir el planteamiento para desencallar la situación. PSOE, Podemos y Més han de decidir quién no manda aquí.

La letanía más manoseada de las últimas semanas decreta que “lo importante no son los cargos, sino los programas”. Este agravio a la opinión pública debió replicarse con un directo a la mandíbula:

-¿Quiere esto decir que renuncia usted a cualquier cargo en Cort/Consell/Govern?

-Yo no he dicho eso.

En efecto, usted desprecia a sus votantes porque le importa un bledo la tarjeta sanitaria gratuita, frente a la urgencia de colocarse y colocar a su recua de allegados. Lo cual se llama política, aquí y en Beluchistán.

O reinventar o reventar. Los presidents posibles de Balears son, por este orden, Armengol, Barceló, Jarabo, Font, Bauzá y Pericay. Las negociaciones en curso exigen centrarse en los tres primeros, lo cual elimina a la mitad de candidatos pero no impide que todavía sobren dos. Dado que ninguno de los aspirantes posee el carisma ni los votos suficientes para imponer su inexorabilidad a los restantes, su misión histórica consiste en descartarse para desencanallar el pacto.

A propósito, cada vez que el PSOE o sus seguidores oportunistas se aferren a “la lista más votada”, se les debe recordar que ese título sin valor y equivalente al conjunto más goleador corresponde al PP. De ahí que pierda toda significación en cuanto deja de aplicarse a los populares. Además, el espectacular retroceso socialista en las tres últimas elecciones se resume en el número telefónico 24-19-15. Por desgracia, Armengol ha depurado los peores genes de su partido, y confunde negociación con secuestro desde su numantinismo entre telarañas.

Dado que los tres aspirantes no pueden crear ilusión por su presencia, generarán un mínimo de simpatía con su ausencia de la nómina presidenciable. Además, la renuncia conlleva la capacidad de exigir a los socios. Los descartes son más osados que las confirmaciones pero, en el actual encasquillamiento, los pactantes desafían a los votantes que se limitaron a otorgarles un amplio margen de desconfianza.

Dos personas han de excluirse para decidir quién no manda aquí. O sea, para decidir que no gobiernan los hoteleros ni Bauzá, que ayer acudió en auxilio de los progresistas con su contrapunto cómico. Aparte de recordarle que el PP es un comparsa por voluntad de los votantes y no de los pactantes, su conclusión de que el sol no ha vuelto a salir en Mallorca desde el 24M describe a la perfección su oscuridad personal, sin ampliarse forzosamente al resto de la población.

Reconvertido en guardián de las esencias del PSOE, Bauzá es el president que atiza el abandono de los inversores en su comunidad. Este comportamiento desleal solo puede sorprender a quien no recuerde los constantes insultos a los ciudadanos de su triste legislatura. O lo apartan pronto, o acabará con lo poco que ha dejado en pie del PP.

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