La Audiencia de Palma ha decidido quitarle a una mujer la patria potestad de su único hijo debido a que, entre otras circunstancias, obligó al menor, de unos diez años de edad, a una alimentación vegetariana. El pequeño, que en estos momentos no tiene relación con la madre, pero sí con sus abuelos, ha vivido toda su vida prácticamente aislado, debido a una decisión personal de la mujer. Se trata de un hijo único, que vivía solo con su madre. Ha residido mucho tiempo en Escocia, ya que ella es extranjera, pero en los últimos dos años madre e hijo han convivido en Mallorca, cambiando constantemente de domicilio, situación que tampoco ha facilitado la estabilidad del menor.

La mujer ha perdido a su hijo como consecuencia de la intervención de los servicios sociales del Consell de Mallorca, que decidieron apartar al menor del entorno de su madre, dada su difícil situación familiar, que pese a su corta edad se le obliga a asumir un rol de adulto.

La madre ya había tenido problemas en Escocia, ya que los servicios sociales tuvieron que intervenir ante las dificultades que sufría el menor. El niño dejó de ir al colegio, con lo que además de no recibir los conocimientos para su desarrollo también le provocó problemas de sociabilidad, debido a que no se relacionaba con otros menores de su misma edad.

Ante la situación conflictiva que ha provocado esta situación familiar, la mujer ha sido sometida a un completo estudio médico. Los psiquiatras del hostal de Son Espases no apreciaron una enfermedad mental que aconsejara su ingreso. No detectaron síntomas psicóticos ni conductas que pudieran poner en peligro al niño. Sin embargo, apreciaron un trastorno de personalidad, recomendando que siguiera un tratamiento terapéutico. La sentencia destaca que la mujer suele tomar diversa medicación.

El tribunal ha analizado los informes que recogen el estudio que se ha hecho sobre el menor. Se detalla que el pequeño sufre una situación de aislamiento y carece de destrezas sociales. Cuando vivió con su madre en Escocia denunció que había sufrido maltrato físico. Aseguró que su madre, no solo le golpeaba, sino que en más de una ocasión le ató a la cama con bolsas de plástico y le proporcionaba medicación para calmarle. Los servicios sociales no pudieron demostrar estos supuestos episodios de agresión, pues el menor no presentaba ninguna lesión. Cuando a la madre se le preguntó por estos episodios violentos, contestó que no eran ciertos. Por ello, las autoridades británicas no pudieron intervenir.

Sin embargo, cuando los servicios sociales del Consell se hicieron cargo del caso y hablaron con el menor, éste les dijo que no podía contarles la verdad. Y no podía hacerlo porque ya lo relató en el colegio en Escocia y su madre después se enteró.

El tribunal, para decidir retirarle la custodia a la madre, ha analizado los informes sobre la evolución del menor. El niño no solo ha contado el episodio de la cama, sino que también insistió en que su madre nunca le daba la comida a la misma hora. Los técnicos apreciaron un gran caos en el domicilio donde vivían los dos y detectaron que el menor, no solo sufría un aislamiento social, sino que padecía una gran angustia.

Sin embargo, desde que no convive con la madre, la evolución de la víctima ha sido favorable. El niño se está adaptando a las dinámicas infantiles de su edad y muestra un interés por juegos que hasta ahora desconocía. También ha cambiado su alimentación, ya que hasta entonces solo consumía productos vegetarianos, impuestos por la mujer.