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Encuesta

Balears tiene a 38.600 mayores de 65 años que viven solos

Los hogares de personas mayores sin compañía registran un incremento del 17 % en el plazo de un año - Más de un tercio son mujeres

Imagen del archivo de un concurso de baile en el centro de la tercera edad de Son Canals. B. Ramon

Balears cuenta con 38.600 personas de más de 65 años que viven solas, y más de un tercio de ellas son mujeres, en la mayoría de los casos dependientes de pensiones de viudedad que limitan su capacidad económica. Pero tan relevante como esta cifra es el fuerte crecimiento que se está dando de este colectivo, dado que en el plazo de doce meses se ha incrementado en 5.600 individuos, o lo que es lo mismo, en torno a un 17%, según se desprende de la encuesta de hogares elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

En concreto, el último informe publicado apunta que 107.600 hogares isleños están compuestos por una sola persona, lo que equivale prácticamente a uno de cada cuatro, una cifra que también mantiene una tendencia al alza. Y de estos, en los 38.600 casos antes señalados se trata de individuos de 65 o más años.

El catedrático de Geografía Humana de la Universitat, Pere Salvà, destaca la vulnerabilidad de buena parte del citado colectivo, ya que 26.600 de estas personas mayores son mujeres, de una generación en la que la mayor parte han sido amas de casa y que dependen en la mayor parte de los casos de una pensión de viudedad que se puede mover en torno a los 500 euros. Además, a ello hay que sumar el deterioro físico que se registra de la mano de una mayor longevidad, lo que genera muchos casos de dependencia.

Un aspecto que subraya el catedrático de Geografía Humana es que, teóricamente, la tercera edad es uno de los colectivos menos golpeados por la crisis, por cuanto las pensiones no han registrado recortes y muchas de las personas que están solas han llegado a esta situación tras haber alcanzado un nivel de ahorro suficiente para vivir con una cierta comodidad. Pero Salvà insiste en que eso solo es la teoría, porque la realidad ha sido diferente: la masiva destrucción del empleo ha obligado muchos de estos pensionistas a tener que ayudar económicamente a hijos o nietos, haciendo que sus recursos pasasen a ser claramente insuficientes para salir adelante, tal y como se ha venido apuntando también desde diferentes organizaciones sociales.

El incremento de este colectivo de individuos que viven solos se explica no solo por el aumento de la esperanza de vida y la mayor longevidad de las mujeres, sino también por un crecimiento de las separaciones y divorcios.

En concreto, de los 38.600 mayores que viven solos, 25.100 son viudos, 6.500 son solteros, 3.000 son divorciados, 3.000 son separados y 1.000 siguen casados.

Otro dato a destacar es que mientras que la cifra de mayores españoles que viven solos presenta un fuerte crecimiento, al pasar de los 26.000 de 2013 a los 32.600 con que se cerró 2014, la de los extranjeros que se cuentan en esa situación presenta una evolución a la baja, al descender en esos doce meses desde las 7.000 hasta las 6.000 personas.

Seguirá el incremento

Pere Salvà destaca que el paulatino aumento de la esperanza de vida, pero muy especialmente el envejecimiento de la generación del boom de la natalidad que se vició en el entorno de los años 50 y 60, hará que la cifra de personas mayores de 65 años, y consecuentemente de las que a esas edades viven solas, siga creciendo, hasta el punto de pronosticar que en el plazo de una década este colectivo se habrá duplicado respecto las cifras actuales.

Eso conlleva riesgos para este grupo. En primer lugar, cada vez menos trabajadores tendrán que sostener con sus cotizaciones a un número creciente de mayores, con los correspondientes riesgos para el sistema. En opinión de Salvà, llegará un punto en que esas pensiones deberán ser cubiertas con los presupuestos generales del Estado al ser insuficiente la caja de la Seguridad Social. Otro riesgo futuro es el de una cotización más deficiente a la hora de alcanzar unos ingresos por jubilación dignos, a causa del deterior que la crisis ha generado en materia de empleo y de salarios.

Por contra, en el apartado de las ventajas se señala el paulatino incremento de mujeres que llegarán a la vejez tras haber desarrollado una vida laboral y haber adquirido el derecho a disponer de una pensión de jubilación, lo que mejorará su capacidad económica.

Pero el factor más determinante, según el catedrático de la UIB, es el poder que va a ir adquiriendo el colectivo de los mayores de 65 años por su composición más numerosa a la hora de presionar a los poderes públicos, especialmente de la mano de su creciente influencia en las urnas.

Al margen de lo expuesto hasta ahora, hay que señalar que el colectivo de isleños que viven solos ha aumentado, pero exclusivamente por el impulso de los mayores de 65 años, ya que los hogares con una sola persona por debajo de esa edad han descendido, al pasar de los 72.000 de 2013 a los 69.000 de 2014. Este último recorte se sustenta en la reducción de población extranjera, ya que en este colectivo los que viven solos y no llegan a los 65 años han pasado de los 17.500 de 2013 a los 12.800 de 2014. En este caso, la cifra de españoles ha crecido de los 54.500 a los 56.200.

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