Balears lideró en este invierno el crecimiento del turismo en España. La llegada de viajeros a las islas aumentó en enero y febrero en 40.000 viajeros, un 20% de subida que multiplica por cinco el ritmo de mejora del conjunto del Estado. ¿Mucho? Pues si se mira solo el último año, sí, y si se analiza comparando las diferentes autonomías, también, pero si se abre un poco más el plano se observa que las islas son, pese a todo, mucho más estacionales que hace cuatro años, y muchísimo más que hace ocho, cuando comenzó la crisis.

Los datos de la Encuesta de Movimiento de Turistas en las Fronteras (Frontur), actualizados ayer, son ilustrativos. En enero y febrero de 2008, último invierno sin crisis, aterrizaron en las islas 382.837 viajeros internacionales. Esa cifra se encogió año a año, y en 2011, el último invierno antes de que tomase posesión el actual Govern presidido por José Ramón Bauzá, los visitantes fueron 258.100. Desde entonces la sangría invernal continuó implacable, hasta tocar fondo el año pasado, el peor invierno documentado, cuando apenas 190.166 turistas se acercaron a Balears. Ahora esa cifra asciende a 229.911, el primer crecimiento en siete años, un cambio de tendencia que no evita que las islas hayan perdido la mitad de su turismo invernal en esta crisis, que hace de Mallorca un destino aún más estacional de lo que ya era, con veranos de máximos históricos e inviernos de mínimos.

Ahora el cambio de tendencia viene del mercado más tradicional de Mallorca, Alemania. Según los datos hechos públicos ayer, el flujo de turistas alemanes se incrementó un 34% en los primeros meses del año. Ese fuerte avance permitió que Balears liderase los crecimientos autonómicos y mejorase las cifras del año anterior por cuarto mes consecutivo. A la creciente aportación germana se unió la fortaleza de un mercado también tradicional, llamado además a dar grandes resultados en los próximos meses: el británico, apoyado en su libra de fortaleza creciente, ante la caída de valor del euro, hecho que eleva automáticamente el poder adquisitivo de los clientes del Reino Unido.

Igualmente, funcionaron con solvencia mercados últimamente vigorosos, en los que al parecer Mallorca está de moda, como demuestra el fuerte increment0 de las llegadas de belgas, nórdicos y suizos, mientras despuntan los italianos y los estadounidenses, estos últimos estimulados por la fortaleza del dólar frente al euro.

Debilidad invernal balear

Con todo, Balears sigue demostrando debilidad cada vez que el invierno asoma al calendario. Con una comparación se observa rápido: en verano, cuando la isla marca récord de ocupación tras récord, el 25% de los turistas extranjeros que visitan España están en Balears, como ocurrió el pasado agosto, con uno de cada cuatro viajeros internacionales del Estado paseando por las islas, una proporción que en invierno cae al 3,6%. El desplome de la temporada baja deja a regiones como Canarias (acapara el 31% del turismo de invierno) y Cataluña (que capta el 25% de los viajeros) como grandes referentes para los viajeros extranjeros. Y más en inviernos como los tres últimos, caracterizados por el cierre masivo de hoteles en Mallorca, muchos de ellos por reforma y otros por simple modelo de negocio, como lamentaban los touroperadores alemanes en la pasada feria turística de Berlín, en la que denunciaban que los hoteleros de las islas no escuchan cuando piden más plazas abiertas en temporada baja.

Esos cierres explican otro fenómeno en boga, más aún en temporada baja: con los hoteles cerrados, lo que más crece es el turismo que busca cobijo en apartamentos y casas de alquiler. Según revela la encuesta Frontur, en el tramo inicial de este año, el alojamiento de viajeros en vivienda alquilada creció un 24,5%, cinco veces más de lo que aumentó el turismo en general, y seis veces más de lo que engordó la cifra de turistas que se hospedaron en hoteles (un 4,4% de aumento).