El vicealcalde de Valencia, Alfonso Grau (PP), dimitó ayer, dos semanas después de que la Audiencia de Palma confirmara que se sentará en el banquillo acusado por los contratos que firmó como presidente de la Fundación Turismo Valencia con el Instituto Nóos.

Grau, que este año cumplía veinte años como concejal en Valencia, será juzgado por prevaricación administrativa, fraude a la Administración, malversación de caudales públicos, tráfico de influencias y falsedad de documento oficial por los citados contratos para organizar tres ediciones de la Valencia Summit entre 2004 y 2006, delitos que le imputan Manos Limpias y los ediles socialistas de Valencia.

Acompañado por la alcaldesa, Rita Barberá, el exvicealcalde manifestó que este proceso "pasará a la historia por la cacería electoral" a la que, en su opinión, le ha "sometido" el grupo municipal socialista.

Barberá, quien le mostró su "cariño", "respeto" y "reconocimiento", destacó que "no cabe mejor reflexión" para definir la decisión de Grau que las palabras de Winston Churchill en las que afirmaba: "El precio de la grandeza es la responsabilidad".

Grau destacó que, tras varios años de instrucción, pruebas e interrogatorios, "ni el juez Castro ni el fiscal Horrach han encontrado un solo delito" del que acusarle, "ni tan siquiera por cuestiones administrativas".

Añadió que se marcha "cansado del pim, pam, pum que afecta a toda" su familia, aunque advirtió de que, "seguramente, quedan muchas acciones legales para defender" su inocencia.