El Colegio Oficial de Enfermería no es la Casa Blanca ni el trono de hierro de Desembarco del Rey, pero las intrigas y maniobras de los últimos años para ostentar la presidencia hacen pensar en series como House of Cards o Juego de Tronos, pero sin sangre. Si no tienen estas referencias seriéfilas, piensen en Kafka y su adjetivo derivado, porque hoy el colegio de Enfermería, el COIBA, se halla en una situación algo kafkiana, con Rosa María Hernández al frente tras ser nombrada presidenta por la mesa electoral y con Miguel Reynés fuera tras ser nombrado presidente por el Consejo General de Colegios de Enfermería (CGE). La historia viene de lejos.

Ayer tenían que celebrarse las elecciones a las que estaban llamados a votar más de 5.500 enfermeros, que podían elegir entre Rosa María Hernández, presidenta desde 2010 cuando venció a Miguel Reynés, y Andrés Buades. Éste, que no hizo nada de campaña electoral y se ocultó de los medios, el lunes a mediodía anunciaba su retirada argumentando que no quería contradecir al CGE, que el pasado octubre dictó una resolución que designaba presidente a Reynés. ¿Por qué?

El Govern cedió la decisión

Reynés impugnó los comicios de 2010 asegurando que había irregularidades en la candidatura de Hernández y acudió a los tribunales y también al Govern. Éste se desentendió y pasó la responsabilidad al CGE, donde el pasado septiembre la comisión ejecutiva deliberó sobre el tema en una reunión a la que no asistieron ni Máximo González Jurado (presidente del CGE) ni José Vicente González (secretario general del CGE que fue presidente del COIBA durante muchos años).

Desde el Consejo General remarcan este dato ya que Hernández y su equipo creen que precisamente detrás de todas estas maniobras está el interés del presidente del Consejo y de su secretario general de quitarse de en medio a uno de los pocos colegios autonómicos que no solo no les apoya sino que critica abiertamente su gestión. Hernández ha recordado que son los presidentes de los colegios quienes eligen al presidente de este órgano, con lo que entiende que a González Jurado, que lleva más de 20 años en el cargo, le interesa tener 'colegios amigos'.

Francisco Corpas, director de los servicios jurídicos del órgano, explicó a este diario que coincidieron con Reynés en que había gente en la candidatura de Hernández que incumplía algunos requisitos (habían agotado el máximo de mandato o se dedicaban solo a la docencia). Cambiaron a esas personas, pero el CGE no lo aceptó y dio la razón a Reynés, que en octubre apareció en la sede del COIBA con un notario y la resolución del Consejo asegurando que él es el legítimo presidente y que la convocatoria de elecciones que debían tener lugar ayer tampoco tenía validez. "Como acto jurídico es inexistente, son incompetentes para hacer nada de lo que han hecho desde 2010", sostiene Corpas.

"Golpe a la democracia"

Hernández y su equipo calificaron aquel intento de Reynés de "golpe a la democracia" y rechazaron la exclusión de su candidatura: "Según los Estatutos y la Ley Orgánica de Elecciones Generales, el único órgano que puede excluir o proclamar candidaturas es la mesa electoral".

Tras esa resolución, lograron más de 1.200 firmas de colegiados que apoyaban el proceso electoral que ya estaba en marcha, decisión que se ratificó en una asamblea. Reynés le quita validez a ésta, señalando que no cumplió el mínimos de asistencia para una moción de censura. "Pero no se trataba de una moción de censura, y con presentar solo 640 firmas ya hubiera bastado para decidir si continuaba adelante la convocatoria", apunta Joan de Pedro, decano de la facultad de Enfermería de la UIB y uno de los tres interventores de los comicios.

Advertencias y renuncias

De Pedro explica que hace dos semanas miembros de la mesa electoral recibieron un burofax del CGE advirtiéndoles de que las elecciones contradecían su resolución y de que podría haber posibles consecuencias legales. Un miembro de la mesa renunció tras lo que algunos entendieron como una clara amenaza. Corpas lo calificó de requerimiento: "Advertimos que la gente que incurra en acciones que contradigan nuestra resolución ejecutiva pueden tener responsabilidades".

¿Y ahora qué? Hernández, desde el despacho del colegio, emitió ayer un comunicado para responder a Reynés, a Buades y al CGE: "Las instituciones democráticas tiene un mecanismo establecido para el acceso a los órganos de gobierno y dicho mecanismo es el proceso electoral, no cabe otro". Lamentó asimismo el proceder de Buades, que retiró su candidatura cuando faltaban menos de 24 horas para las elecciones: "Una falta de respeto a las reglas democráticas y a la profesión". Concluyó que está "harta de enredos" y aseguró que "no entrará en el juego de insidias".

Por su parte, el plan de Reynés -quien insiste en que él "no se ha autoproclamado nada" y niega haber actuado de forma coordinada con Buades- y el del CGE es sentarse a esperar a que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid decida si suspende o no la resolución del Consejo General. Habrá que esperar.