Antoni Cano, expárroco de Selva ya jubilado, y apartado por el Obispado tras una denuncia presentada contra él por un antiguo monaguillo por un presunto caso de abuso sexual, aseguró ayer a DIARIO de MALLORCA que "todo este asunto está en manos del tribunal eclesiástico. Ya he hablado del tema con el obispo, al que he reiterado mi inocencia. Creo que se trata de un caso más de los muchos que se están dando últimamente de acoso y derribo a la Iglesia".

Antoni Cano, que en la actualidad tiene 72 años, aseguró que, tras 45 años de servicio a la Iglesia, "he disfrutado mucho siendo sacerdote a pesar de que mi vocación fue tardía ya que iba para farmacéutico".

Sobre el tribunal eclesiástico que le está investigando, auguró un proceso largo dado el tiempo transcurrido desde los hechos denunciados, aunque se declaró convencido de que será exonerado de toda culpa.

"Estos procesos suelen ser bastante largos ya que se estudian muy bien todos los pormenores de los casos. Confío totalmente en el tribunal eclesiástico porque yo creo en la justicia que imparte la Iglesia", concluyó el sacerdote jubilado, que reiteró que está totalmente convencido de que será declarado inocente de todo lo que se le acusa.

Según la versión del monaguillo denunciante de los presuntos abusos sexuales cometidos por el párroco selvatgí, estas agresiones habrían continuado cuando el sacerdote fue destinado a Calvià. En su relato de los hechos, el antiguo monaguillo habría referido capítulos muy duros de escenas sexuales con prostitutas en las que también habría participado Antoni Cano.

El sacerdote, siempre según el relato de su presunta víctima, se ganaba su confianza proporcionándole dinero para sus gastos, sumas impropias de su edad, así como obsequiándole con frecuentes regalos.