El expresident Matas compareció ayer por videoconferencia desde la cárcel de Segoviaante la comisión del Parlament balear que investiga la construcción y adjudicación del hospital de Son Espases, pero se negó a contestar a todas las preguntas. Salvo a una, forzado por la insistencia del diputado socialista Antoni Diéguez, ante el que reconoció que el fiscal le ha interrogado como imputado por la presunta financiación ilegal del Partido Popular a través de pagos de empresarios que se beneficiaron de adjudicaciones del Govern del PP de Matas. El resto fueron silencios y evasivas.

Pero lo mejor es que lean el relato cronológico de una de las apariciones más memorables del que fuera president de Balears, hoy preso por corrupción en la cárcel de Segovia. Primero, la escena. Se abre el telón, o se enciende el plasma, que es la España de Rajoy: aparece en un despacho de la cárcel de Segovia el una vez honorable señor Jaume Matas con una venda en la cabeza de guerrero herido a lo Rambo o Salvar al soldado Ryan, pero sin Rambo, ni soldado Ryan, ni nada importante que salvar. La venda ocupa toda la frente y cubre las dos orejas, a lo héroe del rugby, solo que sin sangre visible. Habla la abogada de Matas, Pilar Gómez Pavón, que dice que su cliente no oye, lo que ya en sí es un cambio de calado, dicen quienes colaboraron con él en su etapa de líder: cuando gobernaba simplemente no escuchaba. La sala ríe ante la escena, incluido el PP, quizá porque la broma igual les pagó la sede, como se investiga. También ríe la abogada, no pregunten por qué.

Jaume Matas pide la palabra: "Por razones físicas evidentes [en referencia a la sordera y el aparatoso vendaje craneal] no puedo contestar a las preguntas que me hagan hoy, lo siento mucho, pero estas son mis circunstancias y no contestaré a ninguna pregunta. Me sap greu". Ahora ya lo entienden todo: el attrezzo es la respuesta. Tengo una venda en las orejas, no puedo hablar. Y a otra cosa.

Aún así empiezan las preguntas. Y el espectáculo cómico. "No va a contestar", dice la abogada. "¿No va a contestar por voluntad o porque no ha oído?", pregunta el diputado socialista Antoni Dieguez. "No voy a contestar por lo que he dicho", abunda Matas desde debajo del vendaje. Más risas, que de eso va el día final de la comisión parlamentaria de investigación sobre la adjudicación de Son Espases, devenida causa paralela sobre la presunta financiación ilegal del PP. "No contesto", insiste Matas. "Le agradezco que conteste a la pregunta que no ha oído", dice Antoni Dieguez, diputado socialista con sorna y tablas. Hace otra pregunta sobre cuando era ministro y concedía hospitales y millones. "No va a contestar, porque no ha oído la pregunta", dice la abogada. "¿Pero no se la puede transmitir?", persevera Diéguez. "No va a contestar". Y así casi hasta el fin, durante una hora de sordera selectiva: Matas antes no escuchaba, ahora no oye, ni ve, ni se comunica, salvo si se abre una puerta detrás, que entonces el expresident se gira, oyendo telepáticamente, se supone. No es un chiste. Nada lo es: ocurrió ayer en el Parlament , para estupefacción de diputados de los tres partidos (incluido el PP).

Siguen las preguntas de Diéguez. "Llegó usted a un acuerdo con UM para aprobar al tiempo el hospital de son Espases y la adjudicación de Can Domenge [uno de los grandes casos de corrupción de UM]?" Matas dice que no oye la pregunta que le transmiten por escrito. "¿Presionó para escoger una constructora para son Espases", insiste Diéguez. Matas no oye lo que lee. "¿Presionó para adjudicar a OHL?", como declaró una exconsellera de Matas. Agua. "¿Pidió comisiones a cambio de la adjudicación?" Agua.

Diéguez desespera, y se lo dice a la abogada de Matas, que sigue sonriendo al otro lado del plasma: "¿No sería conveniente que le transmitiese las preguntas?", le espeta el diputado. "Ya lo he hecho al principio y no oye", dice la letrada. Sigue el show. Matas interviene, en un momento Gila. "Es que no oigo", dice el preso, antes president. Que si es la guerra y está el enemigo, oiga. Y a otra cosa. Sigue Gila hablando solo, con todo el respeto para Diéguez, conste, que paciencia le puso. "¿Con dinero de comisiones de Son Espases contrató a PryceWaterhouseCoopers, para que después le contratasen a usted?". El expresidente lee la pregunta en un papel y responde lo del chiste, pero en serio: "Reitero lo de antes [que no oye]". Y así con otra pila de cuestiones.

La financiación de la sede

Toma el relevo la diputada de Més Fina Santiago, que visto el espectáculo opta por la contundencia: "Señor Matas, ¿por qué está usted en la cárcel". Transcriben. Lee. No oye. "Estamos aquí porque su Govern era el paradigma de la corrupción, ¿puede responder a estas preguntas?" Agua. "¿Nos va a hacer perder el tiempo?", asaetea Fina Santiago. Se lo transcriben. Nada. Santiago acaba a la tercera: "¿Sabe qué, señor Matas? Hágase justicia". Y en la cárcel lo deja.

Toma la palabra Veramendi, del PP, que dice que le hubiese gustado oír las respuestas de Matas y lamenta que no lo haga. Por si acaso, el del PP no pregunta.

Y vuelve el socialista Diéguez, ahora preocupado por la financiación ilegal del PP, documentada durante esta comisión por Bárcenas, altos cargos de tiempos de Matas y alguno de los empresarios que pagaron las obras. "¿De donde salió el dinero para reformar la sede del PP?" Matas no oye. Dieguez se pone abogado, que es lo que es, y le busca las cosquillas, hasta encontrarlas: "¿Tiene diligencias abiertas por este asunto [la financiación ilegal del PP]?" Matas dice que no oye antes de que le transcriban, telépata otra vez. "No me vale, señor Matas, si no tiene diligencias no puede negarse a contestar, estaría cometiendo desobediencia" El expresident insiste: "Tengo problemas físicos". Diéguez no ceja y se dirige a la abogada, que acaba confesando lo obvio: "Yo se lo explico [a mi cliente, Matas] pero es que es difícil con él", apunta, antes de aclarar que el expresidente ya declaró ante el fiscal, por lo que no puede decir nada. "¿Entonces hay causa abierta por financiación irregular del PP de Balears?", pelea Diéguez, pundonoroso él. "Mi conocimiento es que hay unas diligencias abiertas con la Fiscalía", dice Matas, que añade que por esa financiación ilegal declaró como imputado y con asistencia letrada. No dice más. El resto no lo oye.

El desmayo

Por el camino se desmaya uno de los técnicos del Parlament encargados de manejar el plasma de Matas, redondeando una comparecencia sin par. El profesional se recupera y la cosa sigue sin más vendajes que el del president. Vuelve Fina Santiago, que concreta un poco, por probar y saber si Matas conoce a alguno de los que apuntan a él como muñidor de todas las corruptelas. ¿Aina Castillo, su exconsellera de Sanidad? No oye. ¿La señora Cabrer, la del metro submarino, exconsellera de Obras Públicas y hoy portavoz del PP? Matas no conoce. ¿El señor Rodrigo de Santos, en la cárcel, extesorero del PP? No oye, no conoce, aunque contesta incluso antes de que le transcriban. ¿Jose María Rodríguez, líder del PP de Palma ayer y por siempre? No oye. ¿Florentino Pérez? Nada, no lo conoce. ¿Y como presidente del Madrid? Tampoco oye. ¿Villar Mir? Nada. ¿Pinal, el constructor que dijo que financió la sede de PP? Agua. "¿Está usted imputado por el concurso de Son Espases?" Ya oye lo que lee: "Sí, por la Fiscalía. He declarado en verano". No da más detalles. Ni vuelve a oír más preguntas. "No puedo contestar por? lo mismo que digo siempre". O sea que no oye la pregunta que acaba de leer. "Es usted irrepetible como político", concluye Fina Santiago. Caras de póker y miradas fijas en el móvil o en el suelo de los diputados del PP. Risa de incredulidad en el resto, invitados y prensa incluidos. Balears tiene un expresident que no oye ni lo que lee.

Aquí puedes ver íntegras las comparecencias de Jaume Matas y Miquel Nadal, exvicepresidente del Consell de Mallorca y de UM, que el grupo Més per Mallorca ha ofrecido en directo por su canal de Youtube: