"El proyecto llevado a cabo en la isla balear está completamente fuera de los criterios de la sensatez". Esta contundente frase hace referencia al metro de Palma, y aparece en un estudio publicado por la revista Carril Bus y elaborado por el consultor Gregory Carmona.

En este informe se analizan las intraestructuras de transportes desarrolladas durante las últimas décadas en materia de tranvías y metros y si la inversión realizada estaba suficientemente justificada. Y en el caso del metro palmesano, las conclusiones no pueden ser mas demoledoras, al definirlo como el que "se lleva el premio al peor uso de recursos públicos para una infraestructura de transporte urbano de este estudio". Eso supone incluirlo en la categoría de inversión inaceptable.

Según afirma Gregory Carmona tras analizar diferentes infraestructuras de este tipo a lo largo de toda España, "parece que en ocasiones hubiesen sido proyectos utilizados más allá de su fin como medios de transporte, para generar actividad local u otras operaciones de dudosos fines, elevando la inversión inicial realmente necesaria". Como se ha indicado, el de Palma se señala como el peor de todos, y ello pese a que compite con otros igualmente cuestionados, como el metro Madrid-Pozuelo y Boadilla, el tranvía de Parla (ahora de actualidad por haberse utilizado para destituir al socialista Tomás Gómez como candidato a la Comunidad de Madrid) o el metro de Málaga.

El caso de Palma se destaca por el enorme desequilibrio entre su coste y el número de pasajeros que transporta. Se recuerda que supuso una inversión de 350 millones de euros para trasladar exclusivamente a 1,2 millones de pasajeros por año, una cifra equivalente a una línea de autobús media, es decir, unas 4.400 personas por día laborable. Eso supone que por cada millón de euros invertido, transporta diariamente a unas 11 personas, una tasa que se sitúa como la más baja del país.

A la hora de analizar posibles mejorías, se apunta que quizás una gestión privada serviría para reducir costes, pero se insiste en que para una ciudad con la población de Palma (unos 400.000 habitantes) hubiera bastado claramente por hacer uso de líneas de autobús o, en cualquier caso, hubiera sido suficiente con un tranvía, siendo el coste estimado de este último de 150 millones de euros, muy inferior al del metro.

El informe incluye otros proyectos que también son catalogados como inversiones inaceptables o sin sentido, y se señalan el metro de Madrid-Pozuelo, con 38 pasajeros diarios por millón invertido; el metro de Málaga, con 30 pasajeros por día y millón de euros gastado; y el tranvía de Vélez-Málaga, que está fuera de servicio. Como referencia, el tan denostado tranvía de Parla mueve a 110 pasajeros diarios por millón de euros, es decir, diez veces más que el palmesano.

El que fuera director general de Transportes durante el anterior Govern del Pacto, Antoni Verger, respalda las conclusiones de este informe, y subraya que la construcción del metro de Palma solo se entiende en una legislatura dirigida "bajo la megalomanía de Jaume Matas". Además, recuerda todas las irregularidades que se están descubriendo en torno a la construcción de Son Espases, y no oculta su sospecha de que algo similar pudo suceder con esta infraestructura de transporte urbano.

Verger recuerda que el metro palmesano mueve entre 1,2 y 1,5 millones de usuarios al año, y destaca que esa cifra "en cualquier país de la Europa racional" se atiende con una línea de autobús, solución que se mantiene hasta llegar a los cuatro o cinco millones de pasajeros. "Cuando se alcanzan los seis o siete millones de usuarios al año en un mismo corredor se comienza a plantear la solución del tranvía, y no es hasta llegar a los 20 millones cuando se analiza la opción del metro por ser la más cara". Porque según Verger, a los 350 millones de euros que costó la construcción del metro y de la estación intermodal hay que sumar los siete u ocho millones anuales que cuesta mantenerlo abierto.

El actual gerente de Serveis Ferroviaris de Mallorca, José Ramón Orta, sale en defensa del metro pese a admitir su elevado coste. Pero éste último, en su opinión, no debe de juzgarse con criterios a corto plazo. Además, recuerda que si el metro es utilizado por 1,5 millones de usuarios, la línea de tren a sa Pobla se sitúa en los 200.000 y la de Manacor en 600.000, lo que convierte a la primera de estas infraestructuras en "muy importante". A ello añade que todavía no se conoce la cifra exacta de pasajeros dado que hasta hoy no entrará en funcionamiento el nuevo sistema de acceso que permite un mayor control en esta materia.

Orta reconoce que ninguna empresa privada querría gestionar este servicio por las pérdidas que registra, pero recuerda que solo el transporte público japonés presenta unas cuentas equilibradas. En su opinión, la rentabilidad que se consigue es social, al ayudar a descongestionar carreteras, reducir la contaminación y evitar accidentes de tráfico. ¿El metro palmensano se puede ampliar con nuevas líneas? Orta admite que hay otras prioridades, como la electrificación de los tramos de tren desde s´Enllaç hasta Manacor y sa Pobla.