Se acerca un tren por una vía en la que hay cinco personas, que morirán si nadie hace nada. Tu tienes la opción de pulsar un botón y desviar el ferrocarril a otra vía, pero en ella hay una persona, que morirá si finalmente tomas la decisión de apretar el botón. ¿Qué hacer? ¿Escoger el mal menor o abstenerse de decidir quién muere y quién vive?

El dilema del tren es uno de los veinte conflictos morales que Camilo José Cela Conde y Enric Munar Roca plantearán a jueces y a delincuentes condenados para ver qué sucede en sus cerebros cuándo toman decisiones de este tipo. La facultad moral es innata y exclusiva de los seres humanos. Es uno de los rasgos que nos definen como especie, pero ¿cómo se estructura esta facultad? ¿cómo reacciona nuestro cerebro ante estas encrucijadas? Las cuestiones se acompañarán con ilustraciones de Marcelo Pereira y no serán fáciles: siempre estará la posibilidad de que alguien muera.

Estos dos investigadores del grupo de Evolución y Cognición Humana (EVOCOG) de la Universitat tratarán de averiguarlo trabajando con estos dos colectivos: magistrados y delincuentes. En total, participarán en el proceso 80 sujetos: 20 jueces de lo penal; 20 delincuentes con pena de prisión ya cumplida o en régimen de tercer grado con trastorno antisocial de la personalidad; otros 20 condenados sin trastorno; y finalmente un grupo de control de 20 sujetos.

Munar argumenta que se han fijado en estos colectivos al entender que son dos grupos "muy dispares y con una diferencia en relación con la moral". El investigador no oculta que ha sido bastante difícil conseguir organizar la participación de unos y otros y que hace años que están con gestiones. Finalmente, sendos convenios con el Consejo General del Poder Judicial y con el ministerio de Justicia permitirán que arranque la investigación.

Una de las principales novedad del estudio es que da un paso más allá de la mera localización. Munar se explica: "Hasta ahora las investigaciones han estado centradas en localizar qué parte del cerebro se activa al tomar determinadas decisiones; ya lo tenemos todo localizado y ahora queremos ver los modelos de funcionamiento, cómo interaccionan las distintas partes, ver la actividad en red del cerebro y comparar las evaluaciones morales que hacen unos y otros". La investigación se fijará también en el nivel temporal.

Para observar y estudiar la red neuronal que se activa al enfrentarse a un dilema moral se medirá la actividad cerebral de los participantes mediante magnetoencelografía. Las pruebas se realizarán en el Centro de Tecnología Biomédica de la Universidad Politécnica de Madrid, uno de los pocos centros de investigación españoles que cuentan con esta maquinaria. Munar resalta que la magnetoencelografía permite obtener mejores resultados que las resonancias magnéticas que hasta ahora se utilizaban.

Los datos que se obtengan permitirán analizar la conectividad funcional e identificar redes cerebrales, análisis que se harán en el Institut de Física Interdisciplinar i Sistemes Complexos (IFISC) de la UIB, que dispone un clúster de computación de alta productividad para llevar a cabo los cálculos complejos necesarios. La investigación durará dos años y Munar y Cela creen que supondrá "un importante avance para entender las conexiones entre mente y cerebro".