En Balears cada vez hay más gente que está en disposición de adquirir una vivienda de nueva construcción, pero su edificación se encuentra en estos momentos en unos niveles mínimos. La faltas de crédito al promotor por parte de las entidades financieras y la escasez de suelo disponible en los municipios con mayor demanda, muy especialmente en los casos de Palma o Calvià, está generando un radical cambio en las características del mercado inmobiliario de las islas.

Como referencia, basta con señalar un dato. El pasado año se vendieron en Balears 9.281 viviendas, de las que 5.750 eran de segunda mano y 3.531 nuevas. Algo más de seis de cada diez eran usadas. Eso supone girar las proporciones a las que el mercado balear estaba acostumbrado antes de la crisis. En 2008 todavía se comercializaron 12.366 inmuebles residenciales en el archipiélago, de los que 6.987 eran nuevos y 5.379 usados. En 2009 y 2010 los primeros siguieron siendo los mayoritarios, y esa tendencia no se rompió hasta 2011.

El presidente de la patronal de promotores de Balears, José Luís Guillén, advierte de que esta escasez de pisos de nueva edificación no se va a paliar a corto plazo, como lo demuestra el que en 2014 se registrara la cifra más baja de la historia reciente por lo que a nuevos proyectos de viviendas se refiere, con 567, de los que 300 correspondieron a chalets para clientes de poder adquisitivo superior al de la media de los isleños.

Problema de financiación

La falta de producto de nueva edificación en el mercado se explica, básicamente, porque la exposición de los bancos al sector inmobiliario ha sido claramente excesiva durante años y ahora ha tocado hacer dieta de adelgazamiento, o lo que es lo mismo, no se han dado más créditos para las nuevas promociones. Además, hay que recordar que la propia banca se ha tenido que quedar con un elevado número de inmuebles, y se ha optado por dar prioridad a la venta de estos pisos antes de dejar dinero para hacer nuevos.

Sin crédito, no ha habido nuevos proyectos, y eso ha obligado a los posibles compradores a decantarse por la vivienda usada y por el alquiler, lo que se ve reflejado en los datos de compraventas de los últimos cuatro años.

Pero a ello se ha venido sumando la denuncia desde la citada organización empresarial de un segundo problema, como es la escasez de suelo urbanizable disponible precisamente en los municipios con mayor demanda, un hecho que adquiere una especial relevancia en Palma, dado que se trata de una de las pocas poblaciones de la isla en la que su cifra de residentes sigue evolucionando al alza. Eso explica las constantes peticiones de los promotores para que se modifiquen las directrices de ordenación territorial (DOT) y el Plan Territorial de Mallorca (PTM) con el fin de que se amplíen esas reservas de suelo, especialmente en la capital balear.

Porque los promotores insisten en que esa escasez de suelo está haciendo que una parte del mismo sea adquirido grupos de inversión con fines especulativos, ante la seguridad de que su valor va a evolucionar al alza.

Es por ello que José Luis Guillén da la voz de alarma respecto al riesgo de que esa falta de producto nuevo termine degenerando de nuevo en subidas de precios excesivas, tanto del suelo como de las viviendas.