En una semana en la que defensores del pueblo de varias comunidades han publicado un informe en el que han concluido que "las repetidas situaciones de saturación de los servicios de urgencias hospitalarias dan lugar a un menoscabo de la dignidad de los pacientes", médicos y agentes sociales alzan la voz para denunciar que, aquí, en las islas, la situación no es sustancialmente mejor pese a que en esta comunidad la incidencia de la gripe es menor y se cuenta con uno de los "parques" hospitalarios públicos más modernos del país.

Así, las urgencias de casi todos estos hospitales, con la honrosa excepción del comarcal de Manacor, se encuentran saturadas, con pacientes hacinados en camillas a la espera de una cama en planta.

Estas escenas se repiten reiteradamente en las últimas semanas pese a que lo peor de la gripe aún está por llegar. Según fuentes del Servei de Salut, este año la gripe ha entrado en el país unas dos semanas más tarde. Y en el caso concreto de Balears, lo hizo en la semana del 15 al 22 de enero. El umbral de contagios para considerar que estamos ante una epidemia está fijado en esta comunidad en los 37,3 casos por cada cien mil habitantes. Pues bien, la pasada semana, del 22 al 29 de enero, se registró una tasa de contagios de 94,7 personas por cada cien mil, casi tres veces por encima del umbral epidémico balear.

Y desde que entra hasta que se produce la punta de contagios suelen pasar en torno a las cuatro semanas, por lo que está previsto que la epidemia alcanzará su punto más álgido en la semana que va del 5 al 12 de febrero.

Dejando las fuentes oficiales, una profesional de Atención Primaria experta en estas cuestiones tiene la percepción de "que hay muchísima gripe este año. Suele ocurrir cíclicamente, es como una serie de oleadas y este año ha llegado una más pronunciada", explica gráficamente.

De los últimos cinco años, la tasa de gripe más alta se produjo en la temporada 2012-13, cuando se alcanzaron 207 contagios por 100.000 habitantes y la más elevada de las registradas en Balears desde que la red centinela recoge estos datos se dio en el ejercicio 2001-02, cuando se alcanzó una tasa de 322 casos por cien mil.

Pero no solo hablamos de gripe. El invierno y las bajas temperaturas traen consigo más patologías respiratorias como neumonías y bronquitis que también contribuyen a colapsar los servicios de urgencias. Un día antes de la entrada de la epidemia estacional en la isla, las urgencias de Son Espases, Son Llàtzer y el hospital de Inca estaban desbordadas por la presión asistencial. Una presión asistencial que provocó que en las urgencias del hospital de referencia hubiese 18 pacientes aguardando cama en la zona de camillas, una zona pensada para 12, y cinco de ellos lo llevaran haciendo desde hacía más de 24 horas, cuando los propios protocolos del hospital marcan una espera máxima en ese área de 6 horas.

Y dos pacientes octogenarios cumplían el pasado día 14 casi 4 días ingresados en la zona de observación, espacio en el que el protocolo de Son Espases aconseja estar no más de 24 horas. Lo dicho por los defensores del Pueblo: un menoscabo de la dignidad de los pacientes.

Consultados varios profesionales y líderes sindicales sobre cómo debería actuar un Servei de Salut que dice y reitera que tiene todos sus recursos asistenciales abiertos para evitar estas situaciones que se repiten cada año, casi todos ellos apuntan que, como solución a medio y largo plazo, habría que convertir el viejo Son Dureta en un centro sociosanitario que absorbiese a los pacientes ancianos con varias patologías que, con la llegada de los primeros fríos, se descompensan y son en buena medida los responsables de los colapsos de los servicios de urgencias.

Casi todos los consultados no quieren ni imaginarse qué habría pasado si este Govern hubiese seguido adelante con su intención de cerrar el Joan March y el General cuando todo apunta a la necesidad de abrir más centros sociosanitarios y residencias para atender a una creciente población envejecida.

Un facultativo que trabaja en urgencias de Son Espases apunta posibles soluciones a este problema que, además, tira por los suelos la buena imagen de la sanidad pública balear. "Un aumento del número de pacientes debería llevar aparejada, de forma casi simultánea, un incremento del personal que los atiende. Quizá también habría que abrir las camas antes y, desde luego, ser más ágiles en la toma de decisiones", propone.

"También habría que reforzar los servicios de medicina interna y de neumología durante estos picos invernales ya que son los que tratan a estos enfermos ancianos pluripatológicos descompensados", sugiere antes de recalcar que, se haga lo que se haga, "la saturación no la podrás evitar".

También apunta al cierre de los centros de salud por las tardes, medida de ahorro implantada esta legislatura -se pasó de cerrar a las 21 horas a hacerlo a las 17.30, cuando entran en funcionamiento los Servicios de Urgencia (SUAP) en Palma y los Puntos de Atención Continuada (PAC) en la part forana-, como otra de las causas de esta saturación de las urgencias hospitalarias ya que, interpreta, "si la gente no puede acceder a su médico de cabecera de confianza, le es igual acudir a un SUAP o a urgencias de Son Espases. Además, en el hospital sabe que se le realizarán más pruebas complementarias, no en vano es el último recurso sanitario".

El doctor Joan Bennàssar es adjunto del servicio de urgencias del hospital de Manacor, centro que brilla con luz propia por su gestión eficiente. Sus urgencias han sido la excepción en estos días de saturación asistencial. Preguntado por la causa de este éxito, matiza en primer lugar que sí que están padeciendo un periodo de mayor trabajo y sobrecarga y que las razones de un mejor dominio de esta situación quizá habría que buscarlas "en una mejor gestión de las altas y en una optimización del tiempo de ingreso".

Como su compañero de Son Espases, también sugiere la conveniencia de reforzar los servicios de medicina interna y neumología en estas coyunturas. "También puede contribuir a una mejor gestión el hecho de que tengamos unas plantillas consolidadas en urgencias, trabajadores que dominan su trabajo y que se preocupan por mejorar las cosas ya que se trata de su empleo", apunta el facultativo, que resalta asimismo dos inconvenientes con los que tiene que lidiar este hospital: actuar como las urgencias de Manacor desde las nueve de la noche, hora en la que cierra su centro de salud que cubre las emergencias, y el hecho de no contar con ningún centro sociosanitario cerca pese a que la población del Llevant es la más envejecida de la isla. "El problema además es que los pacientes que podríamos derivar al Joan March o al General prefieren no tener que desplazarse tan lejos de su lugar de residencia", concluye el doctor Bennàssar. Con posterioridad, el director general del IB-Salut, Miquel Tomàs, reveló que se están ultimando los trámites administrativos para poder derivar pacientes del área de Manacor a un centro sanitario privado.

Isidro Torres, presidente del Sindicato Médico, lo tiene bien claro al proponer abrir todas las camas los meses anteriores a la llegada de la gripe y "reforzar las plantillas en los meses diana. Y hay que ponerse las pilas con Son Dureta. Encontrar el dinero de donde sea o detraerlo de otras partidas para convertirlo en un centro sociosanitario como se ha prometido en varios programas electorales", critica veladamente.

Aurora López, secretaria de Salud de UGT, incide en la necesidad de acondicionar y reabrir Son Dureta para hacer frente a los picos asistenciales tanto de invierno como de verano. "También habría que abrir los centros de salud por la tarde y hacer una campaña de educación entre la ciudadanía para que tenga claro cuándo se ha de acudir a las urgencias hospitalarias. Por último, habría que reforzar la atención domiciliaria y tener las plantillas adecuadas", añade.

García Beneyto, de CC OO, sostiene que hay que hacer todo lo contrario de lo que se está haciendo. Y concreta que se deberían potenciar y reforzar las urgencias de Primaria así como contemplar la posibilidad de alargar los horarios de los centros de salud en estas puntas asistenciales. "Asimismo habría que hacer un protocolo mucho más ágil para la limpieza de las habitaciones tras las altas hospitalarias así como del traslado de los pacientes, agilizando el drenaje de urgencias hacia las plantas", sugiere García Beneyto.

Por último, Jorge Tera, secretario general del sindicato de enfermería (SATSE), reitera que reabrir los centros de salud por las tardes supondría una medida eficiente con la que se ahorraría dinero. "También, si no tuvieran unas listas de espera quirúrgica inabordables, podrían anular las operaciones programadas para desatascar las urgencias. El problema es que estamos en periodo electoral. Hay que atender dignamente a las personas, ya sea concertando camas con la privada o reforzando las plantillas de forma real. No tienen capacidad de anticipación y el resultado es que, con el doble de camas que hace diez años, estamos viviendo las mismas situaciones que cuando solo contábamos con Son Dureta", apuntilla.