La grabación clandestina de la declaración de la infanta Cristina por el caso Nóos en Palma "responde a un plan complejo, diseñado con bastante anterioridad al día en que se produjo", sostiene el juez Manuel Penalva en el auto donde incrimina a los abogados María del Carmen Jiménez y Francisco CarvajalMaría del Carmen Jiménez Francisco Carvajal por desobediencia. Varios testigos vieron a Jiménez, quien por error se habría grabado su abrigo, manipular, por encima del banco, un reloj de caballero que podría haber ocultado la minicámara con la que se captó a la Infanta declarando.

El auto de Penalva consta de 45 folios y casi constituye una sentencia, porque examina a fondo los indicios a favor y en contra de los dos sospechosos y descarta que ninguno de los funcionarios del juzgado de José Castro hubiese desobedecido la orden de éste de no grabar a la duquesa de Palma.

El juez argumenta que existen dos informes muy fiables de la Policía, uno de la UDEF y otro de la sección de Tecnología de la Imagen de la Comisaría General de Policía Científica que apuntan a los dos letrados como los autores del vídeo clandestino.

Trabajo de filigrana

El auto hace una detalladísima reconstrucción de las posiciones de los imputados en la sala de vistas durante la primera hora de la declaración, período en el que se captaron fragmentos separados del interrogatorio de Cristina de Borbón y las compara con los ángulos de grabación del vídeo.

Este trabajo de filigrana se basa en el análisis del testimonio de los abogados y funcionarios judiciales que asistieron a la prueba, del desarrollo del interrogatorio y de los distintos planos captados por la filmación.

Jiménez, además de llamar la atención de los asistentes al interrogatorio, al exhibir en la mano un reloj de caballero y moverlo de arriba a abajo, habría cometido un segundo error: en un plano se coló la imagen de una prenda de color beige, similar al abrigo que portaba el 8 de febrero del 2014.

Según el instructor, Carvajal habría intentado despistar a los investigadores al cambiarse de asiento poco después del inicio de la declaración, pero los técnicos policiales afirman que él grabó los primeros planos del vídeo.

Cambio de cerraduras

Penalva descarta que alguien hubiese escondido una cámara en la sala de vistas antes de la deposición de la Infanta: la Policía efectuó un barrido a fondo de la estancia y la víspera cambió la cerradura para evitar posibles intrusos. También se usaron inhibidores para neutralizar determinados aparatos.

El magistrado reconoce que se ignora cómo los dos acusados pudieron burlar los estrictos controles de seguridad, pero la Policía ha reconocido que no se revisó a fondo a los asistentes en busca de microcámaras, que podrían haber sido introducidas camufladas en bolígrafos, relojes, pins o alfileres de corbata.

Otro indicio que pesa sobre los dos encausados es que ambos, sabedores de que la prueba iba a durar varias horas, hicieron un viaje relámpago a Palma y volvieron a la península mucho antes de que acabara la declaración.

Penalva comenta que no tiene mucho sentido desplazarse a Mallorca para esa diligencia y no quedarse hasta el final, para ver si tenían que formular preguntas relacionadas con la persona a la que defendían, un presunto testaferrro de Iñaki Urdangarin, que finalmente fue exculpado.

El auto no entra a analizar las circunstancias en que fue difundida la grabación, que fue colgada el día 8 por el portal de vídeos "wouzee", luego retirada y al día siguiente vuelta a exhibir. El diario El Mundo publicó el día 9 fotos del vídeo. Según el juez este periódico es accionista de "wouzee".