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Trabajo

Patronal y sindicatos denuncian un alza de la economía sumergida en construcción

Señalan la llegada de empresas desde la península con "precios imposibles si se cumple la ley"

Imagen de archivo de la Platja de Palma, zona en la que se están desarrollando este invierno importantes reformas hoteleras. M. Massutí

Balears huele a dinero para muchas empresas constructoras debido a las cuantiosas inversiones que el sector turístico está ejecutando durante la temporada baja para modernizar sus instalaciones. Y en un momento en el que el trabajo escasea, son muchas las que se han lanzado a la búsqueda de un proyecto a ejecutar. Sin embargo, esta dura competencia está generando daños colaterales: la guerra de precios a la baja para hacerse con alguna obra está potenciando un auge de la economía sumergida en el sector, con reformas que son ejecutadas por grupos que, para abaratar sus costes, no respetan la normativa en materia de seguridad o las condiciones laborales contempladas en el convenio colectivo, según denuncia la secretaria general de la federación de este sector en la UGT, Sonia Saavedra. Una acusación que es respaldada por el director de la asociación de constructores de las islas, Manuel Gómez, que señala que algunos precios que se fijan para hacerse con una reforma son tan bajos que con ellos resulta imposible que se esté respetando la legalidad. Un fenómeno que además se está viendo agravado, según coinciden ambas partes, por la fuerte entrada de empresas procedentes de la península con esta política de tarifas a la baja.

Sonia Saavedra recuerda que los hoteleros mallorquines han estimado que las obras que realizarán durante este invierno se acercarán a los 500 millones de euros. Ciertamente, se da por hecho que puede existir una notable exageración a la hora de 'presumir' del dinero que se va a inyectar en la economía isleña, pero pese a ello la dirigente de UGT afirma que las empresas constructoras isleñas no reciben ni por asomo cantidades de este tipo.

La explicación que se da es bien simple: una parte apreciable de estos proyectos se está ejecutando en el terreno de la economía sumergida, con obras que se ejecutan sin contar con las licencias necesarias (se destaca que es una práctica habitual hacer pasar obras mayores por obras menores), o a través de la contratación de trabajadores que no son dados de alta en la Seguridad Social o con vinculaciones de unas pocas horas al día aunque se ejecute la jornada completa.

Esta última tesis es respaldada además por fuentes de la Inspección de Trabajo, organismo desde el que se señala lo absurdo que resulta encontrarse actualmente con trabajadores de la construcción a los que se ha contratado por solo dos o tres horas al día. Según Saavedra, se está llegando al punto de que algunas empresas exigen al asalariado que pague de su bolsillo los elementos de seguridad, como el casco.

Según la secretaria general de la federación de construcción de UGT en las islas y el director de la patronal de este sector, el problema se está viendo agravado por la llegada de empresas desde otras comunidades autónomas con salarios para sus plantillas muy inferiores a los que se abonan en Balears y unas tasas de incumplimiento de la normativa muy alto.

Rechazo a presentar denuncias

Según señala Saavedra, los trabajadores afectados reconocen el problema ante los sindicatos, pero se niegan a denunciar estos hechos "porque tienen miedo a perder su puesto de trabajo" en un momento en el que hay miles de parados procedentes de la construcción cuando ésta vivia los años del 'boom' inmobiliario.

Manuel Gómez no oculta la existencia de este problema, que achaca al fuerte desequilibrio que sigue existiendo entre la demanda de trabajo y la oferta existente. "No hay obras para todos, y la empresa que contrata al constructor en ocasiones abusa de él exigiendo unos precios muy difíciles de cumplir, lo que lleva a que a su vez éste pueda llegar a abusar de sus empleados para poder cumplir esas condiciones".

En este sentido, afirma que "ni empresas ni empleados son conscientes de los perjuicios que estas prácticas pueden suponer para su futuro, porque a lo que se enfrentan es a un problema de presente. Esto no sirve como justificación, pero explica lo que está pasando".

Sonia Saavedra admite que la contratación de este tipo de empresas no es habitual en los proyectos de grandes reformas hoteleras, debido a que son demasiado visibles y fáciles de detectar, pero apunta que resultan mucho más habituales cuando se trata de pequeños establecimientos de alojamiento y de la oferta complementaria, o actuaciones de escaso calado.

Respecto a estas últimas, se recuerda que otra práctica que se ha vuelto habitual es encargar las obras de pequeñas reformas a personal del propio hotel, dado que son muchos los que durante los años de mayor actividad constructora pasaron por ese sector de la mano de unas retribuciones que en aquella época eran mucho más altas.

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