—Al final han expulsado a Joan Lladó de Més. Con esta decisión ERC está a un paso de salirse de la coalición.

—Le hemos expulsado cautelarmente, ya que esta decisión debe ratificarla la Ejecutiva de Més que se reunirá próximamente. En cuanto a ERC, me gustaría que se quedara siempre que realmente crea en el proyecto de Més. Yo distinguiría entre la Ejecutiva de ERC y su militancia, a la vista de todo lo que ha ocurrido. Las declaraciones de esta semana dejan claro que la Ejecutiva no cree en el proyecto de Més. Lo que no parece muy lógico es que no consulten a su militancia en un congreso respecto a si quieren o no seguir en la coalición.

—No ha tenido tiempo de disfrutar de su triunfo en las primarias, con el reto de gestionar la posibilidad de una ruptura en Més.

—Desde que llegué a la secretaría general del PSM en 2006 mi trayectoria ha sido la de ir unificando espacios. En 2006 empecé con la propuesta del Bloc que, después de distintos intentos, acabó convirtiéndose en Més. El primer planteamiento del Bloc era de suma de siglas, de acuerdo de cúpulas. La diferencia es que Més lo hemos construido abierto y desde abajo, desde las bases, e integrando a todos, superando las siglas. Ahora es el momento de consolidar Més. Ese es el reto. Ante la posibilidad de ruptura con ERC, lo primero es tranquilizar los ánimos de todos. Ha habido mucho ruido después de las primarias, que fueron extraordinarias, un reto que hemos superado con nota y que ha supuesto la participación de mucha gente. Por desgracia, el ruido ha estropeado este éxito.

—El presidente de ERC, Joan Lladó, ha acusado a Fina Santiago y a David Abril de haber roto EU impulsando Iniciativa Verds a cambio de cargos. ¿Teme que la imagen de Més quede tocada?

—Son acusaciones que no se aguantan, que son absurdas y no responden a la realidad. La estrategia de Lladó es que entremos en el fango, con declaraciones que obedecen a una pataleta. Acusar a Santiago y a Abril de eso entra dentro de su manera de hacer política, porque él sí ha trabajado de esa manera y cree que todos funcionan igual. Ha seguido una estrategia de provocaciones.

—¿Se arrepiente de haber defendido la entrada de ERC en Més?

—En su momento defendí que entrara y acepté que lógicamente venía con un líder, que en este caso era Joan Lladó. Lo que ocurre es que, dada la visión incompatible de lo que tiene que ser Més entre Lladó y el resto de la coalición, le pido que de un paso atrás. Més es un proyecto que supera siglas, que quiere que entren independientes y en el que las banderas de los partidos, cuando entras en la coalición, se dejan en el portal de tu sede. Lladó no lo entendió o no quiso entenderlo. Eso ya lo habíamos hecho el PSM e Iniciativa Verds. Desde que entró Lladó, antes de este verano, volvimos a hablar todo el día de siglas, lo cual es un error. Si alguien entra en Més con una bandera de un partido, puede ser legítimo, pero no es lo que estábamos construyendo porque en el momento en el que tú alzas una bandera, los demás se ven obligados a alzar las suyas.

—¿Cree que desde ERC se se ha estirado la cuerda para forzar una ruptura?

—Quiero pensar que no. Otros pueden pensar que hay comportamientos maquiavélicos a la hora de querer romper EU o ERC, lo que no es cierto. Nosotros no hemos querido romper nunca nada. Quiero pensar que la gente de ERC entró en Més con buena voluntad, pero que algunos de la dirección, en concreto Lladó, no ha querido entender lo que significaba la coalición.

—Lladó está teniendo el respaldo de su partido, también desde Cataluña, por lo tanto no es solo una cuestión personal.

—Sí, tiene un respaldo y lo reconozco. Si no es algo tan personal, la estrategia de ERC no es compatible con Més. Esto no son cuotas de partidos como en el Bloc.

—¿El enfrentamiento con ERC ha manchado el mensaje de éxito de las primarias de Més?

—En parte sí ha sido así, pero no lo seguirá siendo porque ya me he propuesto, y estamos trabajando en este sentido, que no perdamos más tiempo del estrictamente necesario en este asunto. Las guerrillas internas entiendo que provoquen cierto divertimento público, sobre todo al PP. Vemos que la derecha es la que más disfruta con esta situación, de modo que nos hemos marcado el empezar a trabajar. Esta semana las distintas listas electorales comenzarán ya a impulsar la elaboración del programa electoral. A finales de enero o principios de febrero como muy tarde se celebrará una asamblea, abierta también a la participación ciudadana, para aprobar el programa.

—Si ERC abandona Més, tras la expulsión de su líder, ¿corre la coalición el riesgo de verse arrastrada al debate soberanista como prioridad para no dejar esta bandera a sus exsocios, quedando la vertiente de izquierdas en un segundo plano?

—No. La estrategia de Més, abierta lógicamente a que todo el mundo haga incorporaciones, pasa por mantener un equilibrio entre ambos polos. No se puede dudar de que el soberanismo está presente en Més, porque ya era un polo que estaba presente cuando nació la coalición con independencia de si ERC se mantiene o no. Ese equilibrio entre esas dos visiones, la de la necesidad de avanzar en la izquierda y la regeneración y calidad democrática por un lado, y el soberanismo y el derecho a decidir que son las dos caras de una misma moneda, tienen que estar equilibradas. Mes representa ese equilibrio y defenderé que siga siendo así, pase lo que pase con ERC. Debemos tener claro que el objetivo es ganar al PP y al bipartidismo para llevar el cambio real en las elecciones de mayo. El ruido y el fango al que algunos nos quieren llevar no nos va a desviar de ese objetivo.

—En las primarias de Més ha sido elegido Joan Font en la lista para el Consell, que está imputado por el caso de la FSM.

—Estoy tranquilo. Estoy convencido de que las imputaciones de Joan Font y Antoni Verger no llegarán a ningún lado. Son dos denuncias que puso José Ramón Orta, del PP, totalmente politizadas. Además quiero recordar que en el tema de las imputaciones nuestra reacción ha sido muy distinta a la de otros partidos. Antoni Verger dio un paso atrás y no se presentó a las primarias a Cort, cuando era candidato natural y ni siquiera estaba imputado. En los casos de Joan Font y Miquel Enseñat decidimos esperar a que se produjeran todas las declaraciones y entonces decidir. Enseñat fue desimputado y en el caso de Font aún no se han producido esas declaraciones.

—¿Si tras esas declaraciones continúa imputado saltará de la lista electoral?

—La lista no se presenta hasta abril. Es una decisión que tendremos que hablar. Aun no esta decidido. Yo defiendo que si ha sido elegido democráticamente en unas primarias tiene derecho a estar. Nosotros no hemos dicho nunca que no llevaríamos imputados en las listas, eso lo dijo el PP porque tenía que lavar su imagen. Nosotros lo que hemos dicho siempre es que en cada imputación esperaríamos a que se produjeran todas las declaraciones. Insisto en que nuestra reacción ante las imputaciones ha sido infinitamente más contundente que la de cualquier otro partido.

„¿Que haya imputados en las candidaturas es algo aceptable para todos los miembros de Més o es su opinión?

„Se que puede haber gente que esto no lo entienda o no lo comparta, pero defiendo que es lo más racional, tanto en el caso de Joan Font como en casos de otros partidos. Yo no he pedido, por ejemplo, dimisiones automáticas por imputaciones. Otros compañeros de mi partido sí lo han hecho, lo sé, pero yo no. Defiendo contundencia y claridad, pero también no dejarnos avasallar por una estrategia del PP de denuncias. Hay gente que nos está diciendo que dimitir ante denuncias del PP no es lo más lógico. Se que compañeros míos no comparten esto, pero yo sigo pensando que con Enseñat esperamos y se le desimputó y que con Joan Font debemos hacer lo mismo.

—¿Han mantenido conversaciones con Podemos para acuerdos en las municipales?

—Al ser un partido que aún no tiene estructura en Balears no ha habido ninguna conversación formal. Sí ha habido contactos informales con gente que pertenece a Podemos, pero al no estar estructurado no hay conversaciones de partido a partido. Hay contactos desde la cordialidad y teniendo en cuenta que compartimos determinados objetivos y políticas que se pueden aplicar. También hay diferencias, lógicamente. Podemos es un partido que tiene su sede central en Madrid y nosotros estamos enraizados en Balears. Por ahora lo que hay es una coincidencia de objetivos y de algunas estrategias que se pueden llevar a cabo, pero con cada uno haciendo su camino. No hay planteamientos de llegar a acuerdos a priori.

Eso no significa que no haya gente de Podemos, que no se presentará a las elecciones municipales, que esté colaborando con Més, por ejemplo acudiendo como independientes a nuestras asambleas, pero nada más. No nos planteamos una coalición preelectoral ni por parte de Podemos ni por parte de Més.

—¿Las batallas internas, como las que se han producido en Més con ERC, al final puede restarles votos potenciales y dárselos a Podemos?

—Probablemente Podemos pueda coger votos de la derecha, de la izquierda, del abstencionismo y de nuevos votantes. Pero eso es compatible con el crecimiento de Més, que se está consolidando y está estructurado en las tres islas, aunque en Eivissa con otro nombre. Las encuestan nos dan el mayor voto fiel, con una potencialidad de crecimiento muy grande. Eso es compatible con un Podemos que aparecerá con fuerza, lo que dibuja un panorama muy interesante y enriquecedor, además de una gran potencialidad de llevar el cambio desde la izquierda, aunque siempre a la espera de ver qué programa presenta Podemos.

—A pesar del crecimiento que pueda tener Més, la alternativa al PP seguiría siendo un Pacto entre partidos de izquierdas.

—En las próximas elecciones será la primera vez que pueda haber una mayoría de izquierdas en el Parlament. A partir de ahí no descarto nada, ni que el crecimiento de Més sea espectacular o incluso que entre Més y Podemos sea suficiente para formar Govern. Es un panorama muy abierto. Lo que sí vemos es una tendencia muy clara de un castigo electoral a un PP que se ha equivocado mucho y ha hecho mucho daño a mucha gente. También creo que habrá un descenso del bipartidismo y que el PSIB también perderá escaños. Eso abre un panorama que nos levaría a un pacto cuyos ejes serán la pluralidad y trabajar de manera coordinada. Será un reto importante.

—¿Cuáles serían las condiciones para un pacto postelectoral con el PSIB?

—Tenemos claro que la hegemonía del PSIB en los Pactos anteriores del PSIB ha lastrado en buena parte el Pacto. Se hicieron cosas muy buenas, pero también se cometieron muchos errores y parte de ellos vinieron por esa hegemonía del PSIB que al final, en determinadas cuestiones económicas y sociales, actúa de manera muy parecida a la derecha. Me refiero a cosas como ese cuidado con los poderosos y con no pisar según qué callos. Lo que ya conocemos y hemos visto en Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero y también aquí. No sé si Francina Armengol será igual, eso es algo que tendrá que demostrar ella. También deberá demostrar si es capaz de gobernar en un pacto plural de igual a igual, sin hegemonía de alguien. Eso no es fácil y menos para un partido como el PSIB que no está acostumbrado a eso. En los Pactos supuso un gran lastre que el PSIB siempre priorizase el entendimiento con la derecha nacionalista de UM.

—Si llegara a ser president en 2015, ¿qué dos cosas aprobaría en el primer Consell de Govern?

—La primera, solucionar que haya una renta básica familiar para los que no tienen. Salvo que se acepte la enmienda que hemos presentado a los presupuestos para 2015, habrá que ponerse a trabajar para eso de inmediato. La otra sería el tema educativo. Ya estamos hablando con la comunidad educativa para tener preparado un consenso educativo y acabar con la crispación de esta legislatura.