Ayer se desplazaron a Palma dos miembros de la dirección nacional de Esquerra Republicana de Catalunya para conocer de primera mano la compleja situación que vive su sucursal en Mallorca tras la ruptura entre su líder y la coalición Més, que debía servir a ERC de plataforma política en Balears. El presidente de los republicanos, Oriol Junqueras, envió a dos de sus hombres de confianza, Eduard López e Isaac Peraire, para que le pasen un detallado informe del estado de cosas. Ambos se reunieron a lo largo del día con los críticos con Joan Lladó, empezando por el concejal en Manacor y presidente de ERC-Illes Balears, Joan Llodrà. También se vieron con Agustina Vilaret, edil de ERC en Bunyola que ha salido elegida para ocupar el número 8 de la candidatura de Més al Parlamento. López y Peraire escucharon el sentir de los contrarios a su hombre fuerte en Mallorca. Posteriormente, participaron en la ejecutiva junto a la totalidad del aparato, pero rechazaron dejarse fotografiar por la prensa al inicio de la reunión. Por ello se escondieron de las cámaras, y Lladó llegó incluso a afirmar a los reporteros que ya se habían marchado, algo que era falso.

Los enviados de Junqueras mediaron para que Lladó reconociera los resultados de las primarias del sábado para lograr un acercamiento con la cúpula de Més y poder seguir dentro de la coalición. Con todo, en ningún momento se posicionaron en contra del líder de ERC-Mallorca ni le presionaron cuando éste dejó claro que no pensaba retractarse en sus críticas de pucherazo y otras irregularidades. Los dirigentes catalanes recordaron entonces que ERC-Mallorca tiene autonomía para decidir y que ellos respetarán sus acuerdos sean cuales sean.