Alaró es el municipio con más desigualdad de una isla en la que los vecinos de Bunyola son los más ricos. O eso dicen los datos del análisis de rentas municipales realizado por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), que analiza las declaraciones de IRPF de las 1.109 poblaciones españolas con más de 5.000 habitantes. En Balears hay 37 que superan ese censo, y de ellas en apenas 12 los vecinos obtienen de media más de 20.000 euros al año. Que no es poco, si se compara con las poblaciones más pobres de España (13.000 en algunos pueblos canarios o 15.000 en la murciana Lorca y la alicantina Elche), pero se queda muy lejos de los más de 40.000 que ingresan al año los ciudadanos de la mayoría de las poblaciones de la Comunidad de Madrid y de la provincia de Barcelona.

En Mallorca quienes más tienen, al menos sobre el papel, son los de Bunyola: la renta media asciende a 26.950 euros al año, muy por encima del resto de municipios de las islas (tienen todos los datos en la tabla que acompaña a estas líneas). Y a tiro de piedra de Bunyola aparece la segunda población con rentas más elevadas, Marratxí, con 24.138 euros por vecino y año, cifra a la que solo se acercan Calvià (24.064), Alaró (23.882) y Palma (23.165 euros).

Aunque, ojo, que hay que tener en cuenta dos factores importantes. Primero: Fedea únicamente analiza los núcleos de más de 5.000 habitantes, con lo que queda fuera del escrutinio de los economistas la zona de propiedades más costosas y probablemente vecinos más opulentos, que es toda la Tramontana y poblaciones como Deià, Valldemossa o Esporles. Y segundo: los datos son medios (los más ricos sumados a los más pobres y el total dividido entre todos), pero en algunos de los municipios que lideran el ránking la desigualdad entre quienes más tienen y quienes más sufren para llegar a fin de mes parece ser grande.

Ricos y pobres

Fedea lo refleja con un índice de elaboración propia, en el que miden qué porcentaje de la renta total de cada pueblo acapara el 1% de habitantes más ricos. Y ahí empieza a resquebrajarse la media. Vayan por ejemplo a Alaró. Es la cuarta población de las islas por renta media bruta (esos 23.882 euros que documenta el informe), con lo que los de Alaró estarían entre los mallorquines más pudientes. Y quizá sea así en algunos casos, pero no en todos, porque resulta que en Alaró el 1% de vecinos más ricos aglutina el 18% de la riqueza total del pueblo. Esa tasa hace de la localidad la más marcada por la desigualdad de toda Mallorca, al menos si se atiende al índice de Fedea. Aunque hay otras poblaciones en las que se concentra mucho dinero en pocas manos. Por ejemplo, en Santanyí, Son Servera, Llucmajor, Calviá, Sant Joan y Palma el 1% de habitantes más ricos detentan entre el 12 y el 15% de la renta total anual del municipio.

Destaca el caso de Son Servera, en el que se juntan hambre y ganas de comer: allí tienen la renta media más baja de las islas (es el único pueblo balear con menos de 15.000 euros brutos por habitante de media anual), pero además padecen uno de los índices de desigualdad más elevados, con el 1% de la población disfrutando del 15% de la riqueza del pueblo. Así que los 14.792 euros de media son para la mayoría de vecinos muchos menos. Distinto es en la vecina Capdepera, donde la renta también es baja (15.255 euros brutos por habitante y año), pero los más ricos solo tienen el 5% de la riqueza total. Capdepera es así uno de los municipios más equilibrados, aunque sea a costa de estar igualados en la pobreza de unas rentas que los sitúan entre los españoles más pobres.

En situación parecida vive el municipio con menos desigualdad. Se trata de Muro y tiene una de las rentas medias más bajas (16.817 euros al año), pero al menos la riqueza está más repartida, con el 1% de la población más pudiente acaparando apenas el 4,6% de los recursos totales.

Desigualdad en aumento

Aunque siguen faltando matices. Otro importante: el trabajo de Fedea, aunque corregido con datos de las declaraciones de la Renta de 2010 y 2011, tomo como punto de partida los datos de 2007. Y desde entonces muchas cosas han cambiado. La principal, una crisis que no cesa y que se ha llevado por el camino el trabajo de más de 90.000 baleares, amén de parte del poder adquisitivo de casi todos los demás. De hecho, otros trabajos de economistas y sociólogos documentan cómo se ha agrandado en las islas la brecha entre ricos y pobres. Un ejemplo: según la Encuesta de Condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estadística, entre 2008 y 2013, el número de ciudadanos de las islas que confiesan dificultades para llegar a fin de mes creció en más de 160.000 personas, y al mismo tiempo, la población rica aumentaba un 15%. Así que los datos de Fedea son una referencia que en próximas ediciones del trabajo cambiará sustancialmente, con rentas previsiblemente más bajas y desigualdad al alza.