Mientras el Balears deja en un limbo legal el uso turístico de los pisos en edificios residenciales, Cataluña ha muñido un marco legal que permite explotar turísticamente con todas las garantías este tipo de inmuebles. Lo explicaba ayer la directora general de Turismo de la Generalitat, Marian Muro, que recalcaba que el conflicto en torno al alquiler "está abierto en todo el mundo". La opción catalana fue "dar respuesta a un consumidor que se quiere alojar en modalidades diferentes a los hoteles, porque la demanda existe y es grande".

Para ello decidieron hacer aflorar la oferta sumergida, que calcularon en 500.000 plazas. En un año han salido 250.000, que se están usando legalmente. Y pagando impuestos. Ahora Cataluña se plantea ponerles categoría a los apartamentos según su calidad y comercializarlos en ferias turísticas. "No me gusta que se estigmatice el apartamento como oferta de disturbio porque no es así. Ha habido casos como lo ocurrido en la Barcelona, donde los vecinos sentían que se alteraba su vida, pero miramos el total de reclamaciones que había habido en Barcelona con viviendas de uso turístico y eran seis o siete", detallaba la directora general catalana.

¿Es aplicable el modelo catalán en Balears? Pues no. O no con este Govern, a juzgar por lo dicho por el conseller de Turismo, que cree que "si se regularizan [las plazas de alquiler a turistas en edificio residencial] se puede dinamitar el modelo turístico". Jaime Martínez considera que este tipo de oferta es incompatible con la apuesta por la calidad del Govern (Magaluf aparte, denunciaba hace unos días el hotelero Gabriel Escarrer).

La vicepresidenta de la patronal hotelera, Inma de Benito, defendía a su vez que la apuesta por el alquiler conduce a mayor explotación del territorio con menos rentabilidad y peor empleo. "Tenemos más turistas y menos ingresos, un problema que no se soluciona aumentando el número de camas". Cerraba el debate el presidente de la federación española de alquiler turístico, Pablo Zubicaray, que se declaraba "anonadado" por los argumentos del conseller y los hoteleros y recordaba que el "modelo de alojamiento que más crece es el alquiler, que atrae a un tipo de cliente que lo que quiere es mezclarse con quien vive en el destino". "El turismo es de todos, no de los hoteleros", zanjaba Zubicaray, ovacionado por un público formado en gran media por personas que alquilan a turistas.