El mismo Govern que hace una semana anunció una rebaja fiscal para 2015 pretende recaudar ese mismo año 159 millones de euros más con los dos únicos impuestos de los que no escapa nadie: el IVA, que grava el consumo, y el IRPF, que saca tajada de la renta de todo ciudadano. La aparente contradicción queda plasmada en el detalle de los presupuestos de la comunidad para el año 2015, el último de una legislatura bautizada en su día por el president como la de "la austeridad", que acabará con el Ejecutivo ingresando (o planeando ingresar) más que nunca. En total serán 930 millones de euros en impuestos directos como el de la Renta y otros 2.035 millones en tributos indirectos, como el citado IVA (para el que se calculan 1.125 millones, 102 más que este año).

¿Significa eso que el president renuncia a la rebaja fiscal que, según dijo hace unos días, iba a poner 250 millones en el bolsillo de los ciudadanos y empresas de las islas? Pues fuentes del Govern aclaran que no, que en realidad los ingresos responden a un cálculo ajustado de la recaudación que viene, condicionado por las previsiones del Ejecutivo central y por las propias estimaciones de crecimiento que se han cocinado en Balears. Fuentes técnicas ajenas al Govern apuntan a otra explicación: la previsión de ingresos llega del Gobierno central, que no contempló cuando hizo números la rebaja fiscal prometida por el president Bauzá, por lo que todo lo que se deje de recaudar cuando el cálculo incluido en las cuentas no se cumpla repercutirá en los presupuestos de 2017. Ese año se liquida la diferencia entre lo que el Estado entrega con sus previsiones y lo que finalmente recauda. Es decir, se encargará de gestionar el agujero recaudatorio que previsiblemente dejará el error de cálculo al siguiente Govern autonómico, en el que, según las encuestas públicas hasta la fecha, resulta difícil imaginar a José Ramón Bauzá.

Sea como fuere, el caso es que las cuentas presentadas ayer en el Parlament para su debate y aprobación en las próximas semanas nacen marcadas por cuatro hechos. Primero: son las que más gasto público contemplan de toda la legislatura, un total de 4.035 millones de euros. Segundo: son los presupuestos que más recursos destinan a hacer frente a amortizaciones e intereses bancarios. Tercero: estos presupuestos, los últimos de Bauzá (al menos por ahora), los del año electoral, son los que más gasto educativo, inversor, sanitario y social prevén en cuatro años de Govern del PP. Y cuarto: de los cuatro presupuestos que ha elaborado el equipo económico actual, los de 2015 son los que prevén sacar más dinero de los bolsillos de los ciudadanos y empresas, con un objetivo total de recaudación de 3.030 millones.

Y eso que el propio articulado del anteproyecto de Presupuestos para 2015 pone en letra de ley las rebajas fiscales comprometidas por el president, que luego en cambio no se incluyen donde más importa en unas cuentas: en los números oficiales de ingresos y gastos. Por ejemplo, en el articulado de los presupuestos figura la rebaja del 20% en todas las tasas, menos las que afectan a al juego y a los puertos. También se reduce el Impuesto de Patrimonio, reinstaurado por el propio Bauzá en 2012, que ahora solo se lo aplicará a quienes tengan bienes por valor superior a 800.000 euros (antes eran 700.000). Y se retocan a la baja tributos como el que instauró este mismo Govern para la venta de coches de segunda mano. O el canon de agua, igualmente engordado por este Ejecutivo, que lo aligera en 2015 y, pese a ello, prevé obtener con él gravamen 13 millones más.

Sueldos congelados

En el detalle de los presupuestos el Govern confirma que los salarios públicos seguirán congelados, con la excepción de ese 25% de la paga extra retirada en 2013 que ahora se devuelve (será con la paga de diciembre de 2015, cuando la extra será de 44 días, en vez de 30). Igual de congeladas siguen las plantillas públicas, según reflejan unos presupuestos que solo dejan abierta la contratación a casos de extrema necesidad. Como se certifica la suspensión hasta final de año de un complemento, el de carrera profesional, que tiene a los médicos al borde del estallido. El plus se está negociando, pero los presupuestos no incluyen partida para pagarlo. Lo mismo ocurre con otras medidas de austeridad laboral que indignan a la plantilla pública, que deberá aguantar otro año sin cobrar por horas extra o productividad.

Las cuentas apuntan además a un regreso de la inversión, que alcanza su cota máxima en cuatro años de Bauzá. También crece el dinero para educación concertada y sanidad privada, mientras se recorta el dinero asignado a los hospitales de Mallorca y se mantienen intactas partidas tan sensibles para el president y boticario como la de gasto en farmacia. En las cuentas se echa en falta en cambio el dinero para ese plan de empleo que el Govern ha cocinado en sus últimos meses de legislatura, sin que se traduzca en un incremento sensible de las partidas para la conselleria que lo promociona (Economía, cuyo presupuesto pasa de 35 a 39 millones). Tampoco los números del Servei d'Ocupació de Balears (SOIB) experimentan un salto que permita hablar de una apuesta decidida por la creación de puestos de trabajo (la asignación crece de 37,2 a 42 millones).

Sí hay dinero en la legislatura de la austeridad (según Bauzá) para aumentar en el último ejercicio presupuestario las partidas destinadas a financiar la televisión pública, los partidos políticos y la publicidad institucional, como lo hay para financiar un nuevo programa, el 422-H, de "soporte al trilingüísmo", que da respaldo económico (18.000 euros) a algo que ya no existe, el TIL del Govern que rebaja los impuestos pero prevé recaudar más.