El exministro de Economía, Rodrigo Rato, capitaneó el proceso de salida a Bolsa de la entidad financiera Bankia. Para ello la antigua Caja Madrid absorbió varias cajas de ahorros y bautizó la nueva entidad con el nombre de Bankia. Inició una potente campaña publicitaria ofreciendo a los inversores la posibilidad de colocar sus ahorros en este nuevo proyecto financiero. En la publicidad que se facilitaba se sostenía que la situación financiera era solvente, pero en realidad lo que se estaba haciendo era esconder los balances económicos de Bankia, cuya situación era de quiebra, como más tarde el tiempo demostró. Sin embargo, fueron muchos los inversores que compraron acciones de Bankia, que salieron a la venta con un precio de 3,75 euros cada una. Tras descubrirse el descalabro económico que sufría la entidad financiera las acciones perdieron todo su valor. Pasaron a costar un precio de 0.01 euros por acción, por lo que muchos inversores perdieron su dinero.