En el Partido Popular son pocos los que se explican la aversión de Bauzá hacia Isern y viceversa. Los verdaderos motivos de este enfrentamiento hay que buscarlos en una rivalidad que se fundamenta en que Bauzá observa a Isern como un rival. El entorno del president no quiere ni pensar que pasaría si el alcalde saca un buen resultado y el jefe del ejecutivo uno malo en 2015.

Ante esta situación, se produjo la famosa reunión del pasado mes de abril donde Bauzá reprochó a Isern su mejor imagen pública y le acusó de financiar a los medios de comunicación para conseguirlo, algo que siempre ha negado el alcalde. También lo responsabilizó de liderar la revolución de los alcaldes y le anunció que no le quería de candidato.

A partir de ese momento, se orquestó la estrategia de conseguir que Isern abandonara por voluntad propia. Las primarias frustradas por Madrid y el proceso de elección de candidato son el ejemplo.