José Ramón Bauzá es plenamente consciente de la imagen de frialdad y prepotencia que para muchos desprende. El presidente del Govern se ríe de lo que considera un sambenito sin fundamento colgado por sus rivales, y prácticamente ya no se inmuta por ello. Aunque Bauzá niega ser autoritario, desde luego sus hechos le dejan en entredicho. Sus últimas actuaciones tras quedar el TIL sentenciado hacen que ahora se tenga esta concepción de él no solo fuera del PP, sino también dentro.

Los ‘populares’ que dan el pésame estos días a Juana María Camps han sentido empatía ante los amargos lamentos de la exconsellera, -“está muy afectada, lógico”-, que recuerda que ella solo hacía lo que le mandaban desde el Consolat. En la retina de los asistentes a la última junta directiva regional del PP balear, celebrada el jueves 18, todavía pervive la encendida defensa que el presidente hizo de la extitular de Educación. En esa asamblea interna solo hubo dos ovaciones, ambas para Camps, que salió risueña del acto y sin presagiar la que se le venía encima.

El primer espaldarazo lo recibió de Santiago Tadeo, por haberse implantado el TIL y el inicio de curso menos alterado que el anterior. El presidente del Consell de Menorca y del PP menorquín quiso expresar el apoyo de la isla vecina a la labor de la todavía consellera “en estos tiempos difíciles”. La respuesta del auditorio fue un sonoro aplauso a Camps.

Poco después, el propio Bauzá se deshizo en elogios hacia la consellera: “Me sumo a las palabras de Santi. Estás haciendo muy buen trabajo, pese a las dificultades, porque nosotros tenemos principios y convicciones, y por eso te agradezco tu esfuerzo”, bla, bla, bla. Al disciplinado auditorio le faltó tiempo para batir las palmas. Camps se fundía ante tanto colegueo. Justo nueve días después, Bauzá la decapitaba fulminantemente y se encargaba de dejar claro que no era una dimisión voluntaria.

Bauzá ya calmó a Bosch antes de ‘decapitarle’

El antecesor de Camps en la Conselleria, Rafel Bosch, a buen seguro debe entender mejor que nadie lo ocurrido. En su día, cuando estaba en la cuerda floja y era un secreto a voces su inminente destitución, el veterano profesor no dio rodeos y en un despacho del Parlament cogió por banda a su exalumno Bauzá. Bosch le dejó claro que era potestad suya como presidente mantenerle o cesarle como conseller de Educación, pero que debía entender que él no podía estar más en esa situación de impasse y necesitaba saber a qué atenerse.

Impávido, Bauzá le tranquilizó con un “Rafael, ni se me ha pasado por la cabeza”. A las pocas semanas, Bosch caía. Eso sí, como se encargaban de recordar ayer algunos en el PP, “con la diferencia de que Rafel tenía una red debajo, y Joana Maria se va con una mano delante y la otra detrás”. Bosch sigue recolocado como asesor de otro conseller -una “humillación” que muchos todavía hoy le reprochan-, mientras que Camps se ha tenido que ir “otra vez a vender pisos en Menorca”.

Con estos antecedentes, se entiende mejor que ayer fuera una de esas extrañas e insólitas jornadas en las que en la bancada del PP alguien empatiza en su fuero interno con Francina Armengol en su batalla parlamentaria de cada martes con Bauzá. La secretaria general del PSIB-PSOE le cantaba las cuarenta al presidente del Govern a raíz del TIL y en cierto modo se solidarizaba con su última víctima política -“siempre que ha tenido un fracaso político, ha cortado el cuello a uno de sus leales consellers, usted nunca tiene la culpa”-, la ya exconsellera Camps.

Desde sus escaños, Pere Rotger y María Salom escuchaban atentamente a la socialista, y no precisamente por ser inquera como ellos. Por supuesto, a la hora de la claca se sumaron a los demás compañeros diputados, pero mientras Armengol ‘disparaba’ a Bauzá -“antes pensaba que por soberbia usted no tenía ni cinco minutos para reunirse con los docentes; ahora pienso que es por cobardía”- su seria expresión facial coincidía con la de varios consellers, que no perdieron detalle del rosario de colegas ‘caídos’.

Armengol echó en cara a Bauzá que él ordenó cerrar los hospitales de la Sang y Caubet, pero al desdecirse destituyó a Carmen Castro y le cargó el muerto. También recordó que el fallido impuesto sobre los envases le costó la cabeza al exvicepresidente José Ignacio Aguiló, pese a tratarse de una imposición directa del presidente. En silencio, más de un conseller parecía asentir en sus adentros.

Rodríguez no se altera

La crisis del TIL no quita el sueño a don José María Rodríguez, que disfruta de unas mini vacaciones en su Alicante natal. Eso sí, está informado de todo. Y todo es todo.

Quien también continúa su periplo suramericano es Antonio Gómez, ayer inaugurando el centro de formación turística Santo Socorro en República Dominicana. Desde IB3 aclaran que en esta ocasión no han enviado a un equipo para cubrir el viaje oficial, ya que es directamente el Govern el que con su personal desplazado ex professo se encarga de grabar al vicepresidente y hacer las fotos. La televisión autonómica se ahorra este gasto, aunque no los ciudadanos, que pagan igual el coste del autobombo.