El economista Arcadi Oliveres viajó ayer a Palma para pronunciar una conferencia en el Club Diario de Mallorca sobre Acuerdos comerciales que amenazan la democracia: TTIP, CETA, TISA.

- ¿Tan problemática resulta la negociación de acuerdos internacionales para la liberalización del comercio y los servicios?

- El GATT (Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio) desde su nacimiento en 1947 hasta su desaparición en 1995 rebajó muchísimo las aduanas en el mundo, hasta eliminar un 90%. Pero en su lugar se creo la Organización Mundial de Comercio (OMC), no solo para reducir el 10% restante de las aduanas, sino para liberalizar todos los mundos, no solo el del comercio, sino también el de los servicios y el de las inversiones, con el fin de que se pudieran extenderse de un país a otro prácticamente sin control. Esto es lo que se está negociando ahora. Pero cuando se quiso poner en marcha este proceso, hubo un grupo de países que ahora llamamos emergentes, como Brasil, Sudáfrica, India o China que se negaron a aceptar estas normas internacionales que querían proponer Estados Unidos, Japón y la Unión Europea. Eso provocó que los países más ricos comenzarán a negociar al margen de la OMC los tratados que les incumbían,

- Estamos hablando del acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y Estados Unidos (TTIP), entre la UE y Canadá (CETA) y de comercio internacional de servicios (TISA).

- Son los tres tratados que se están negociando y el más peligroso es el tercero. Y también me preocupa el primero. Estados Unidos tiene unas competencias en temas laborales, ambientales o de servicios sociales mucho más limitadas que las que tiene la Unión Europea, de forma que un pacto entre ambos tiene el problema de que los servicos sociales se van a poner a la altura del más bajo, que es Estados Unidos, lo que significa que se va a perder protección social en sanidad, educación, o transportes.

- ¿Eso es una amenaza para la democracia?

- El problema es la manera como se han negociado estos tratados, de una forma muy irregular. Salen del ámbito de la OMC para establecer unas negociaciones entre países. A ello se suma la precariedad de la información, ya que hasta principios de este año no se sabía nada de algo que llevaba dos años negociandose, lo que es una burla a la democracia. Y hay un tercer elemento que es que la OMC tiene tribunales internacionales, pero en este caso se busca que en un conflicto entre una empresa y un país, éste se dirima en una especie de jurado configurado por las partes, donde la más poderosa, como son las transnacionales, impondrá su ley.

- ¿Los Gobiernos que elegimos los ciudadanos se han entregado a las grandes empresas?

- Sin ninguna duda. Este proceso se inició en los años 80, con las famosas liberalizaciones que promovieron Ronald Reagan, Margaret Thatcher y otros por el estilo. El poder de los Estados y su capacidad de poner orden va disminuyendo paulatinamente. Y lo hemos comprobado en el sector bancario y financiero, que ha especulado como ha querido y todos hemos acabado pagando las consecuencias, en la medida en que los bancos han impuesto su ley a los Gobiernos.

- ¿Estamos ante una democrácia controlada, en la que solo se puede votar cuando el resultado de la votación es el que se desea?

- Sí. Hace años que vengo participando en grupos sociales distintos, como el 15-M y otros por el estilo, que precisamente están denunciando la verguenza de la democracia que hoy en día se está sufriendo. Hemos de trabajar para que las cosas cambien. En los últimos meses hemos vivido la coordinación de estas protestas en nuevas propuestas de caracter político, como Podemos.

- Sin embargo, a esas nuevas formaciones se las ataca acusándolas de populistas.

- Que usen los calificativos que quieran. La realidad es que lo que están aplicando los otros, los que ahora gobiernan, es una desgracia para muchísima gente, que se queda sin trabajo, sin pensión, sin casa, o que ha terminado suicidándose, mientras que los que abusaban han acumulado grandes fortunas. No creo que denunciar eso sea hacer demagogia, sino decir la verdad.

- ¿La generación de riqueza debería de ser un medio para dar bienestar a los ciudadanos y sin embargo se ha convertido en el objetivo último?

- Así es, y hay que buscar los orígenes. Yo suelo denunciar las malas lecciones que se dan en las facultades de Economía y escuelas de negocios, donde lo primero que se dice es que el objetivo de la empresa es el lucro y el beneficio, lo que no es verdad. El primer objetivo de una empresa es fabricar productos para que la gente pueda servirse de ellos.

- La afirmación más repetida es que el futuro pasa por la competitividad

- Eso es una imbecilidad. El futuro no pasapor la competitividad, sino por la colaboración y por el buen entendimiento entre las poblaciones. Lo demás son sandeces y va en contra de la idea básica de la economía, que debe de servir para sacar bienes de la tierra y cubrir necesidades humanas, y no para aumentar el beneficio o para pagar impuestos. Y con la economía actual, esas necesidades humanas cada vez quedan menos cubiertas.

- ¿Se está globalizando la pobreza en lugar de la riqueza?

- Sin duda. Se ha globalizado la pobreza y la riqueza queda concentrada en unas pocas manos. El 1% de la población mundial está explotando al 99% restante.

- ¿España está siendo el ejemplo de las reformas estructurales que se deben de realizar?

- En absoluto. Empezó el Gobierno del PSOE, pero muy especialmente las desgracias cometidas por el Ejecutivo del PP son lo peor que se podía haber hecho para dar un vuelco a la economía. Todas las medidas adoptadas han sido un error del principio al final. Y el señor que las ha tomado, que es el responsable de Economía, Luis de Guindos, era uno de los altos directivos de la banca Lehman Brothers, que ha sido una de las grandes culpables de la crisis. Hemos puesto a un pirómano a apagar un fuego, y asi nos va de mal.

- Cruz Roja-Balears afirma que tras la reforma laboral se está generando una nueva clase social de ´trabajadores pobres?

- Los progresos de casi 200 años de sindicalismo han retrocedido durante los últimos meses de una manera desenfrenada y contraria a las normas de la Organización Internacional del Trabajo sobre salarios mínimos, jornada laboral o edad de jubilación.