En un primer momento, cuando los periodistas le preguntaron si iba a dimitir y antes de que la apartaran de los micrófonos, Joana Maria Camps argumentó que ella no estaba cuando se firmó el decreto TIL; una excusa tan infantil como inconcebible para los ciudadanos, que en España de momento votan a los partidos y no a las personas. Ella tuvo la oportunidad de retirar el decreto ayer anulado, pero optó por derogar únicamente el artículo 20, un punto que en su momento no gustó al Consolat de Mar ya que fue visto como un margen de autonomía para los centros (y eso ni hablar). Aun así, tan mal no lo debió hacer Rafael Bosch ya que fue fulminado como conseller pero a las pocas semanas ya estaba recolocado como asesor en la conselleria de Economía con un sueldo de 46.000 euros anuales. Así, desde su despacho en esta conselleria, Bosch debía estar siguiendo ayer los acontecimientos con alivio, regocijo, malestar, o una mezcla de todos estos sentimientos. Él se comió el trabajo sucio de los recortes y a su sucesora le ha tocado encarnar la política educativa sin concesiones de Bauzá, resistir los envites y burlas de la Assemblea de Docents y, ahora, asumir responsabilidades ante los varapalos judiciales. Ayer la noticia le pilló desprevenida y sin guión en el Parlament y cuando los micrófonos la cercaron, ´desapareció´ (o la hicieron desaparecer) y fue sustituida por la portavoz Núria Riera. Horas después, tras haberse aprendido ya las líneas argumentales marcadas por el equipo de Govern (en realidad, es la misma línea de siempre: ´respetamos las sentencias judiciales, pero nada ni nadie nos desviará de nuestro plan´), Camps ya se animó a hacer un par de tuits. Que para algo es la máxima responsable de la Educación en el archipiélago, ojo. Sin embargo, si alguien tenía que dar la cara ayer era Bauzá: el Govern recibió el mayor varapalo judicial a su proyecto estrella y ni con esas el president consideró oportuno dar una rueda de prensa (o por lo menos hacer una nota) para salir en defensa de su apuesta personal. Y él sí que estaba cuando Bosch firmó el decreto TIL.

El eterno e ignorado recordatorio de la UIB

Desde que empezó la legislatura, la Universitat se ha cansado de recordar que es el órgano oficial de consulta en cuestiones referidas a la lengua catalana, según marca el Estatut d´Autonomia. La institución lo ha repetido una y otra vez (la última vez fue la semana pasada, en la inauguración del curso a la que no asisiteron ni Camps ni Bauzá), y ha sido ignorada una y otra vez. Quizás haberles escuchado (o por lo menos simularlo) hubiera salido a cuenta.