"Tener a una persona casi tres días en una camilla ubicada en los pasillos de urgencias es una vergüenza. Además, para colmo, he hecho alguna indagación y he averiguado que tienen camas cerradas", se quejaba ayer M. H., un padre que el pasado sábado acompañó a su hijo a urgencias del hospital de Inca, ubicación en la que le mantuvieron en precarias condiciones hasta última hora del lunes, cuando finalmente le hospitalizaron en una habitación más acorde a su estado.

"Se supone que si llegas a urgencias y los médicos deciden que te debes quedar, no te dan el alta y te mandan a casa, es porque estás mal. Y los pasillos de urgencias no son el lugar más adecuado para mantener a un enfermo. Hay un trajín impresionante durante toda la noche y, como le pasó a mi hijo, una paciente empezó a gritar en plena noche montando un escándalo a consecuencia de un ataque de nervios. Desde luego que el pasillo de urgencias no es el lugar adecuado para tener a una persona que no se encuentra bien y necesita descansar y recuperarse", se quejaba ayer el progenitor.

Por debajo de la media

Desde el departamento de comunicación del hospital de la comarca de es Raiguer explicaron que precisamente la actividad que se registró en el servicio de urgencias el pasado fin de semana estuvo por debajo de la media. Así, si un fin de semana normal atienden a unas 144-145 urgencias por jornada, el pasado sábado recibieron a 143 pacientes y el domingo a 140, actividad que generó, respectivamente, seis y doce ingresos hospitalarios, aportaron cifras desde Inca.

"Una persona que se encuentra mal no puede ser instalada en urgencias con todo el ajetreo que hay"

Asimismo, aseguraron que la permanencia de más de dos días precariamente instalado en una camilla del paciente que nos ocupa obedeció a la práctica clínica habitual que se sigue en estos casos, a saber, que el paciente permanece el tiempo necesario en observación de urgencias mientras se le realizan las pruebas complementarias que determinarán si debe ser ingresado o no en una habitación en planta.

Sí admitieron desde Inca que, con motivo del plan de optimización de recursos sanitarios acometido este verano, en estos momentos hay 18 camas y un quirófano cerrados. Aunque recalcaron que la pasada semana, con motivo de una punta asistencial, se reabrieron seis camas temporalmente y que esta situación podría reeditarse en caso de que una nueva afluencia masiva de pacientes obligara a desbloquear más recursos asistenciales. En cualquier caso, el actual plan de verano está previsto que concluya el próximo 30 de septiembre.

Sin embargo, las explicaciones dadas por el departamento de comunicación no convencieron al progenitor del paciente precariamente atendido: "¡Qué pruebas complementarias ni que ocho cuartos! Las pruebas diagnósticas se las están haciendo ahora, desde que ingresó en la habitación. En urgencias se limitaron a hacerle las analíticas de costumbre".

Desde Inca alegan que se le mantuvo allí mientras se le realizaban pruebas, algo que la familia niega

"Probablemente mi hijo tenga una pancreatitis, pero hasta que no le hagan un tac no se sabrá. No obstante ya le han hecho un análisis de orina que parece confirmar este pronóstico", rebatió en parte M.H. las explicaciones dadas desde el hospital de Inca.

Este guipuzcoano que pasa largas temporadas en Mallorca con su hijo, que trabaja y reside en Can Picafort desde hace años, no tiene quejas de la asistencia sanitaria que recibe en la isla. Al menos no en su centro de salud aunque, a tenor de lo vivido estos días, no puede decir lo mismo del servicio de urgencias del hospital de Inca, donde ya ha presentado la pertinente queja por la asistencia sanitaria recibida por su familiar. Una prestación, recuerda, que sufragan con sus impuestos y cotizaciones sin tener en cuenta los planes de verano.