­El sol del verano calentará el otoño mallorquín. A ello apuntan todas las previsiones y datos de reservas, que hablan de una doble buena noticia para la isla: crece el turismo de septiembre y octubre, y lo hace más que en ningún sitio. Que ya es decir: la costa española se prepara para vivir los mejores meses de septiembre y octubre desde que comenzó la crisis, augurio que comparten tanto los líderes de patronales hoteleras y turísticas como los cargos políticos nacionales y autonómicos que gestionan la política turística. Y esta vez sí hay datos que respaldan la euforia de unos y otros. Los más completos los ofrece quien más información tiene, la empresa Hotelbeds, que desde Mallorca gestiona el mayor banco de camas del mundo, al que acuden los principales touroperadores en busca de plazas de hotel. Pues bien, su previsión es tan contundente como estimulante para Mallorca: las reservas para los meses de septiembre y octubre crecen un 24%, salto cuantitativo de largo alcance, porque el crecimiento se eleva sobre los cimientos del año pasado, el que mejores números había ofrecido jamás a la isla en otoño.

El avance es tal que sitúa a la isla al frente del turismo otoñal español. O mejor dicho: Mallorca liderará las reservas también en otoño. Porque según los datos facilitados por las patronales hoteleras y los patronatos de gestión turística de los principales destinos españoles, solo Eivissa y Benidorm alcanzaron en julio y agosto ocupaciones hoteleras superiores al 90%, aunque con una oferta de habitaciones sensiblemente inferior. Y algo parecido ocurrirá en septiembre y octubre. Según detallan desde Hotelbeds, Mallorca es a día de hoy el destino más demandado para ambos meses, por encima de Tenerife (segundo), Benidorm-Costa Blanca, Lanzarote y la Costa del Sol.

Sorprende menos así que los líderes de asociaciones hoteleras tan dispares como la de Calvià y las de Platja de Palma, Peguera y s´Illot-Cala Moreia coincidan en un pronóstico optimista: "Septiembre tiene buena pinta, y octubre veremos, pero creemos que también". Si se observan los datos de Hotelbeds, todos ellos tienen razones para estar contentos: desde que arrancó la temporada en mayo las reservas en Mallorca han crecido un 16%, que pone a la isla como líder nacional 2014, por delante nuevamente de Tenerife, Costa Blanca, Costa del Sol y Lanzarote. La solidez con la que Mallorca reinó sobre el turismo mediterráneo en los dos últimos veranos se repite así en 2014, cuando ni en otoño, ni en plena temporada alta hay destinos con cifras de ocupación parecidas a las de la isla. Únicamente Benidorm y su escasa oferta hotelera (es una zona muy ligada a los apartamentos), y algunas localidades aisladas del litoral andaluz se han acercado siquiera a la ocupación hotelera superior al 90% que se apuntó Mallorca en julio y agosto, cuando además se batieron récords históricos de viajeros en el aeropuerto, algo que apunta a que los apartamentos vacacionales se llenaron tanto como los hoteles.

El Arenal manda

Con lo que la cosa marcha. Y en todas las zonas. Aunque a los que mejor les va hasta ahora (en reservas) es, por este orden, al Arenal, Calas de Mallorca, Cala d´Or, Port de Alcúdia y Palmanova, concretan en Hotelbeds. Y exactamente ese es el orden en el que se distribuirán las reservas también en septiembre y octubre. ¿Significa eso que los hoteles se animarán a abrir más tiempo? Pues no, ni mucho menos. Al contrario, en destinos como Platja de Palma el cierre será este invierno más duro que nunca, como consecuencia de las obras de reforma que emprenderán cinco de los pocos hoteles que abren todo el año (150 millones de inversión prevista, para subir de categoría).

Se sacrifica así el corto plazo para que Mallorca mantenga su vigor en años venideros, como explica el presidente de la patronal hotelera, Aurelio Vázquez, que apela a los fuertes incrementos de rentabilidad que se están apuntando los hoteles que en los últimos años hicieron reformas. Es una de las claves que explican que Mallorca vaya a liderar la ocupación en septiembre y octubre sin tener que recurrir a rebajas de precios de hasta el 40% respecto a agosto como las que confirman que harán en la costa del Sol (Málaga). Gracias a ellos, dice el líder patronal de la zona, Francisco Moro, esperan elevar su ocupación en septiembre hasta el 70%. "Es un mes que cada vez gana más fuerza", añade. Claro que la fuerza del mes en Málaga aún se queda lejos del poderío mallorquín, que para septiembre está en ocupaciones de entre el 85 y el 90%.

Nadie hace sombra a la isla

Y nadie se acerca a esas cifras del 90%. En el litoral catalán (costas Daurada y Brava) aspiran a alcanzar un 75% de habitaciones vendidas, tasa que creen que les ayudaría a compensar un julio nefasto por la mala climatología. Y aunque van a crecer, tampoco esperan mucho más en Andalucía, donde Sevilla se quedará en un 70% de ocupación pese al tirón del mundial de baloncesto, y Granada, Huelva y Cádiz sueñan con ocupaciones de entre el 70 y el 85%. En toda la costa mediterránea, apenas localidades como Benidorm y Gandía prevén rondar el 90% al que llegará buena parte de Mallorca. Claro que lo harán con menos plazas de hotel. Y con precios más bajos. Aún así están contentos: "Si las reservas siguen como van, haremos un mes parecido a agosto", resume el presidente de la Costa Blanca.

Es la tónica general de un sector que no suele estar satisfecho, pero este verano está batiendo récords de ocupación en todo el país, desde Galicia y Asturias a Murcia, pasando por Barcelona y Extremadura. Mientras tanto, Mallorca se prepara para hacer caja en su mejor otoño, como explican por ejemplo Francisco Marín, líder hotelero de Platja de Palma, Antoni Mayol, el nuevo presidente de la Asociación de Peguera, que coinciden en recordar que septiembre es un mes que cada vez da más alegrías. "Al final es el mes más fuerte, porque viene gente de mayor poder adquisitivo, que hace gasto extra", dice Mayol. En eso piensan también sectores como el náutico y en negocios turísticos más ligados al lujo, dependientes de dos tipos de clientes que a veces son el mismo: los que buscan en otoño un calor más amable y tranquilo que el que les espanta en verano.