La cifra de mujeres que ejercen la prostitución en Mallorca está evolucionando a la baja, y el motivo no se encuentra en una reactivación del mercado de trabajo que permita encontrar otra actividad, sino que la principal causa radica en la marcha de algunas de estas personas a otros países de la Unión Europea debido a la crisis de clientes y a la degradación que está registrando esta profesión, según se subraya desde Médicos del Mundo, organización que se encarga de ayudar y hacer un seguimiento de este colectivo.

Las cifras reflejan este descenso que en estos momentos se mueve en torno a un 10%: durante los seis primeros meses del pasado año Médicos del Mundo atendió a unas 1.100 prostitutas en Mallorca, y este colectivo se ha reducido hasta las 980 durante el mismo periodo de este año. La explicación que se da de este descenso es que las mujeres "más jóvenes y bonitas, y que tienen mayor facilidad de salir adelante en esta profesión están optando por salir de España y ejercerla en otros países europeos", según se destaca desde esta organización. Esta marcha se explica fundamentalmente por la degradación que se registra en sus condiciones de trabajo.

En primer lugar, el alcance de este problema se pone en evidencia por el número de afectadas. A lo largo del pasado año ejercieron la prostitución en Mallorca más de 2.000 mujeres, teniendo en cuenta que en este colectivo también hay una apreciable movilidad y durante los meses de verano llegan muchas chicas desde fuera de la isla para aprovecharse de la temporada turística. Esta cifra se sustenta en el hecho de que Médicos del Mundo atendió durante todo 2013 a 1.847 prostitutas, a las que hay que sumar las de más alta categoría, que no pasan por esta organización, y las asiáticas. Este último caso merece un comentario al margen: Médicos del Mundo ha intentando acceder a las mujeres procedentes de ese continente pero ha sido como toparse contra un muro a causa del hermetismo que existe en torno a las prostitutas llegadas de países como China.

En cambio, esta organización estima que de aquí a final de año la cifra de prostitutas a las que dará servicio en 2014 se moverá en torno a las 1.500 en la isla, lo que supone que el total del colectivo se situará ya por debajo de las 2.000 aunque no necesariamente a mucha distancia de esta cifra.

La descripción que desde Médicos del Mundo se hace de las condiciones en las que estas mujeres se están viendo obligadas a ejercer la prostitución es extremadamente dura. La crisis ha limitado enormemente la cifra de sus clientes y además el poder adquisitivo de los mismos, lo que está haciendo que estas profesionales se hayan visto obligadas a reducir sustancialmente sus tarifas y a multiplicar por dos el número de horas que se ven obligadas a trabajar (si antes de la crisis se hablaba de cinco o seis al día, ahora se pueden superar las diez), y todo ello para conseguir en muchos casos ingresos que no llegan a los 1.000 euros mensuales (desde Médicos del Mundo se asegura que hay mujeres que muchos meses no logran superar los 700 euros).

A ello hay que sumar otro factor: la crisis y los problemas que genera (no solo económicos, sino de presión en los puestos de trabajo o tensiones en el seno de las familias por el descenso de los ingresos) está haciendo que los clientes carguen en ocasiones su frustración sobre estas mujeres, aunque en este punto se advierte que no se trata de comportamientos vinculados a maltratos físicos y que no se aprecia un aumento de este tipo de comportamientos.

Mayor vulnerabilidad

Pero un factor fundamental que explica el empeoramiento en las condiciones laborales de las prostitutas es el fuerte incremento de su vulnerabilidad. Antes de la crisis, muchas de ellas trabajaban en clubes, es decir, en un entorno controlado y protegido, aunque ello supusiera el tener que ceder una parte de sus ingresos.

Pero la caída de la clientela de la mano de la crisis ha provocado el cierre de muchos de estos locales, insostenibles económicamente por los gastos que conllevan y el recorte en su recaudación. Eso ha obligado a que muchas mujeres hayan tenido que pasar a ejercer esta profesión en la calle o en viviendas particulares que alquilan.

El problema radica en que este cambio las hace mucho más visibles y las somete a mayores presiones, no solo de los clientes o de los proxenetas para los que tienen que trabajar en ocasiones, sino también las policiales y de los vecinos de las comunidades en las que alquilan las pisos donde desarrollan su trabajo y que suelen intentar que abandonen el edificio.

En el caso de que la vivienda alquilada sea compartida por más de una mujer se cuenta con la ventaja de que unas ayudan a las otras en el caso de que el comportamiento de algún cliente no sea tolerable y pueda llegar a ser violento, pero esa vulnerabilidad se incrementa cuando se trata de una mujer sola.

Igualmente, su exposición pública se multiplica debido que, ante la necesidad de publicitarse, una gran parte de ellas hacen uso de redes sociales, especialmente con la apertura de perfiles en aquellas páginas web dedicadas a los contactos.

Un aspecto que se pone de relieve que al haber tenido que bajar sus tarifas también han tenido que incrementar los contactos sexuales necesarios para poder salir adelante, y eso eleva igualmente el riesgo de sufrir un incidente con alguno de esos clientes y favorece un mayor deterioro físico.

Todo ello explica que desde Médicos del Mundo se afirme que las prostitutas que atienden no acuden solo en busca de ayuda laboral o sanitaria, sino a "ser escuchadas, a sentir que son tratadas como personas, porque ellas se sienten que las están dejando fuera del sistema social", según se señala desde esta organización.

En este sentido, se insiste en romper el mito de que muchas de estas mujeres se dedican a esta actividad porque consiguen un elevado nivel de vida. "Las prostitutas vocacionales, esas que consiguen una vida con un cierto nivel de lujo, son una minoría que no llega ni a un 5%. El 95% de las mujeres con las que hablamos están deseando encontrar un trabajo alternativo para poder dejar de ejercer esta actividad", se asegura.

Prueba de ello es que una de las principales demanda de ayuda de este colectivo se da en materia laboral, es decir, disponer de información sobre posibles empleos alternativos o sobre cursos de formación que les permitan ampliar sus posibilidades de acceder a un puesto de trabajo fuera de la prostitución.

Porque la inmensa mayoría de estas personas llegan a este oficio por presiones derivadas de sus situaciones familiares, como puede ser el tener a personas que dependen de los ingresos que consiguen. Por ejemplo, hay muchos casos de madres solteras que no reciben ningún tipo de ayuda en el mantenimiento de su hijo.

El efecto es que durante los últimos años se ha registrado un apreciable incremento de las mujeres de nacionalidad española que se ven abocadas a la prostitución para poder salir adelante, cuando antes una de las causas principales en este grupo era el poder costear el consumo de drogas.

Nacionalidades

En estos momentos, alrededor de un 15% de las prostitutas atendidas por Médicos del Mundo son españolas, mientras que las latinoamericanas suponen alrededor de un 37%, con una alta presencia de mujeres llegadas de la República Dominicana. Un 24% proceden de la Europa del Este y un 21% son de origen africano, con un peso muy apreciable de las nigerianas.

Como se ha indicado, la gran incógnita se mueve en torno a las asiáticas, de las que se desconocen sus cifras debido a la impermeabilidad de este colectivo y su rechazo a tratar con el personal de Médicos del Mundo. Este hecho se relaciona a la posible presión que ejercen sobre ellas grupos de delincuencia organizada, aunque se admite que no se ha podido realizar ningún trabajo para determinar estas causas.

Desde Médicos del Mundo no se obvian los problemas que pueden existir en torno a la prostitución masculina, pero se señala que esta es muchísimo menos numerosa que la relacionada con las mujeres.