Las nubes salen muy rentables en verano. Al menos para los comercios, bares y restaurantes del centro de Palma y de otros núcleos urbanos de la isla. Tanto, que durante el pasado martes, día en el que el mal tiempo generó una avalancha de turistas en la capital balear, los citados establecimientos consiguieron ingresos que duplican y, en algún caso, incluso triplican, los de una jornada normal. En palabras de la presidenta de Restauración-Caeb, Pilar Carbonell, muchos de esos negocios "hicimos el agosto" durante ese día, y además con una gran ventaja: había tanta gente en la calle, que a la hora de repartir su gasto "hubo para todos".

Los presidentes de Pimeco y de la asociación de comerciantes de Jaume II, Bernat Coll y Pedro Mesquida respectivamente, coinciden al afirmar que este sector sería feliz si durante el verano "hubiera un día nublado a la semana", dada la reactivación que se registra en las ventas de unos sectores que siguen sin constatar la salida de la crisis económica.

En los días estivales de tiempo inestable, los turistas no pueden ir a la playa y optan por hacer uso de los coches de alquiler para acceder a Palma, al igual que a otras poblaciones que también se benefician de este flujo de clientela. El primer efecto es el colapso de los accesos y de los aparcamientos públicos. Y también la picaresca se aprovecha de eso. Tras unos días en que el fenómeno se estaba manteniendo más controlado por la presión de la policía local, los vendedores ambulantes ilegales volvieron a ocupar sus emplazamientos habituales, como la Plaça Major, conscientes de que los agentes estaban demasiado ocupados intentando poner ordenen el tráfico como para ocuparse de ellos, según lamenta Bernat Coll.

Pero más allá de este fenómeno, ninguna queja entre comerciantes y restauradores. Porque tanto Pilar Carbonell como su homólogo en Restauración-Pimem, Alfonso Robledo, destacan que las cajas se multiplicaron en muchos casos por dos o por tres durante ese día, especialmente en los establecimientos con terraza, ante la enorme cantidad de turistas que accedieron a estos negocios. Tantos, que muchos restaurantes se vieron colapsados por ese enorme flujo de clientela inesperada.

Una anécdota: Bernat Coll, al describir sus experiencias durante el martes, señala que tuvo que comer en Palma y que acudió a dos restaurantes que no pudieron atenderle debido al exceso de demanda. No pudo encontrar mesa hasta llegar al tercero, donde se le indicó que sus ingresos estaban triplicando los de una jornada normal. Al comentarle esta historia, Pilar Carbonell reconoce que su establecimiento era uno de los dos que estaban saturados y lamenta no haber podido atender al presidente de Pimeco porque todas sus mesas estaban ocupadas y además había un enorme volumen de personas esperando. Pero el resultado fue el expuesto: los ingresos se multiplicaron durante ese día.

Pedro Mesquida confirma esos datos: durante el pasado martes, el dinero que entró en sus tiendas del centro de Palma duplicó el de una jornada normal, y pese a ello no oculta que las expectativas eran inicialmente superiores, ya que durante el pasado verano se dieron jornadas nubladas en las que esa recaudación triplicó la normal. Sin embargo, no oculta la alegría que provoca en su sector el ver "las calles llenas de gente y con un alto porcentaje de personas con bolsas en las manos", señal de que además de pasear, se está consumiendo.

Tanto, que hasta los supermercados situados en las zonas visitadas por los turistas notaron ese incremento en las ventas, según apunta el portavoz de Eroski en las islas, Joan Ripoll. Desde las grandes superficies se destaca igualmente este incremento en la demanda, aunque lógicamente con porcentajes de crecimiento más moderados dado su volumen de actividad.

Las empresas de rent a car se suman al grupo de beneficiados. Cuando no se puede ir a la playa, los turistas optan por recorrer la isla, y aunque buena parte de su flota de coches de alquiler ya está comprometida durante estas fechas, se da salida al resto, según apunta el presidente de la patronal Aevab, Ramón Reus.